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Fiel hasta el final

Mucha gente es superficial y está pendiente más de lo externo, de la belleza física del Templo de Jerusalén o de las profecías de desastres (Lc. 21, 5-19), que de lo que debe preocuparnos de verdad a todos los seres humanos.

Jesús no es un profeta de desastres.  Jesús es realista y va al fondo de la vida y, sobre todo, de quienes le siguen y le seguirán hasta el fin de este mundo. Por eso, Jesús les alerta y nos alerta y seguirá alertando a los futuros cristianos para que se den cuenta de la realidad de este mundo en el que no todo es de color de rosa. “En el escenario de este mundo se dan muchos momentos difíciles: momentos de contradicciones físicas” (Lc. 21, 11) a las que debemos estar dispuestos a dar una respuesta cristiana y, sobre todo, mantenernos firmes en la fe, como se mantuvo Jesús: fiel hasta en la misma cruz. Momentos de pruebas muy difíciles de superar: enfermedades, contradicciones, violencias, enfrentamientos hasta con la propia familia (Lc. 21, 16) que probarán hasta dónde llega nuestra fe y nuestra perseverancia en ella.

Momentos llenos de contratiempos tales que puede que nos lleven a poner en crisis nuestra misma fe.  Es por eso que Jesús nos pone en alerta para que la fe jamás decaiga, como tampoco decayó la fe y confianza de Él en su Padre, que parecía que le había abandonado, precisamente cuando más le necesitaba (Mc. 15, 34).  Ten presente que no hay árbol que el viento no haya sacudido.

Esta es la realidad por la que pasamos en este mundo y para ello Jesús nos alerta.  Es aquí, en medio de la realidad de este mundo en donde el cristiano tiene que mantenerse firme y sin desfallecer.  El optimismo y la confianza empapan las palabras de Jesús: “Yo les daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos sus adversarios… Ni un cabello de su cabeza perecerá” (Lc. 21, 15.18).

Lo importante para Jesús es permanecer fiel hasta lo último, como Él lo fue.  Vivir no es fácil.  Más difícil es todavía vivir cuando nos empeñamos en fastidiarnos mutuamente la vida.  Más difícil es aún, cuando la vida se desarrolla en medio de un ambiente hostil. Más difícil es todavía permanecer firmes en la fe en medio de todos los oleajes y contratiempos.  Es por eso que Jesús no dice: “Manténganse firmes y se salvarán”. (Lc. 21, 19).

Solo quien es fiel hasta el final es capaz de enfrentarse a un mundo en el que el odio y los egoísmos salvajes producen guerras, destrucción, miseria y llanto, y hacer posible una nueva humanidad en la que todos los hombres puedan vivir dignamente en paz.  Vivimos en un mundo muchas veces cruel; pero sin el arma de una profunda fe, seríamos incapaces de convertir nuestros problemas en retos.

 Jesús nos habla claro: las dificultades están ahí todos los días y solo la fe será la fuerza que nos haga echar siempre para adelante: “Con su perseverancia salvarán sus vidas” (Lc. 21, 19).

El autor es sacerdote católico.

Opinión Dios fiel archivo
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