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Violaciones a granel

Las cosas claras. Líos y de los grandes hay en todos lados. Ver españoles y catalanes o árabes y judíos, por ejemplo. Nuestra región  a su vez se ha sumado a ese paisaje con terremotos y erupciones sociales propias e interesantes. ¿Será cuestión de la globalización? No sé, parece una explicación demasiado simple. Por ahora lo dejamos ahí y pasamos a ocuparnos de un caso concreto como el de Bolivia.

La Constitución de Bolivia ha sido violada sin solución de continuidad. El mayor violador ha sido Evo Morales, quien tuvo que rajar del país y se refugió en México, desde donde promete volver; ya sin temblores y bien protegido habla y habla, violando ahora —es un vocacional— las normas básicas que rigen para el asilo político. Evo se pasó y se tuvo que ir. También se tuvieron que ir algunos otros de sus correligionarios, miembros del MAS (Movimiento al Socialismo). Ahora lo sustituye Jeanine Áñez, de la oposición, para lo cual también se desconocieron los preceptos constitucionales pero con la bendición del Tribunal Constitucional. La  presidenta debería haber sido designada por el congreso, donde el MAS tiene mayoría. No hubo quórum, pero la votaron los pocos que estaban. Ello, de todas maneras es peccata minuta al lado de lo de Evo. Él ha sido el mayor violador de las constituciones bolivianas. Una especie de violador serial, ha sido.

 Evo fue electo, la primera vez, bajo una Constitución la cual modificó, previendo la reelección. Evo fue reelecto, pero al finalizar su segundo periodo se quiso postular para un tercer mandato, lo que no estaba permitido constitucionalmente. Fue entonces que surgió  una de las primeras originalidades: el Tribunal Constitucional determinó que el primer periodo correspondía a otro país —la República de Bolivia— y no debía tomarse en cuenta. Evo fue reelecto para un tercer periodo como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Qué gracioso, ¿ no?

No  le bastó con ello y pretendió un cuarto mandato y llamó a un plebiscito para modificar las normas que lo impedían. Fracasó en su intento. Los bolivianos dijeron no va más. Pero Evo no les hizo caso y el Tribunal Constitucional en otra de sus originalidades resolvió con base a una decisión de la Corte Interamericana (cuidado con esta) que Evo tiene el derecho humano de ser elegido, todas las veces que se presente. Y se presentó y como no le iba muy bien, hizo fraude: contó mal a su favor.

Fue cuando la OEA se dio cuenta que se violaba la Constitución. Es curioso, Evo impuso un régimen dictatorial con presos políticos y recortes a la libertad de prensa, sobre todo en época de elecciones, y parece que nadie se había dado cuenta de la violación a los DD. HH. de los bolivianos y de la Constitución que él mismo hizo. Evo tiró demasiado del hilo, perdió el apoyo de militares y policías y los expertos de la OEA dijeron que hubo fraude. Quiso arreglarla pero ya era tarde y se preocupó más de asegurarse la huida, que para eso está México, el que ahora con AMLO ha vuelto al pasado.

La señora presidenta, con todas las salvedades, anuncia un llamado a elecciones. Que lo haga rápido. Seguramente en este caso también el Tribunal Constitucional la ayudará para sortear algunos detallitos, pues no se podrían designar a los nuevos miembros del Tribunal Electoral  con un congreso sin quórum. A partir de todo esto surgen nuevas definiciones para lo que pasa en Bolivia, igual que con lo de Chile o con la libertad de Lula.

La RAE debería hacer un diccionario complementario. Si se les ocurre, les paso un dato: uno de los líderes que pidió la renuncia de Evo fue Luis Fernando Camacho Vaca, conocido como el Macho. Lo llaman también  el Bolsonaro de Bolivia y ahora los “colectivos” y líderes de izquierda lo acusan de ser misógino. Y he aquí otra curiosidad y una dificultad para ese nuevo  diccionario. En su época Evo era recibido y festejado por sus más  fervientes seguidores con cánticos como estos:

“Nuestro presidente mujeriego es, y cambia de chica en un dos por tres”. “Nuestro presidente muy pícaro es, solo quiere una y se come tres”. “Este presidente de buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón”. “Ahora las ministras van por los balcones, pidiendo limosnas para los calzones”. Y estas eran las menos fuertes. ¿Cómo habría que definir a Morales? Dejo la pregunta planteada.

El autor es periodista, fue presidente de la SIP.

Opinión Bolivia violaciones archivo
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