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Armando Goufas tuvo un momento en el primer tiempo ante Surinam. LAPRENSA/ CORTESÍA/ FENIFUT

¿Por qué fracasó la Azul y Blanco en la Liga B de Naciones?

Sin ascenso a Liga A con los mejores de Concacaf y eliminados de la Copa Oro 2021 después de dos clasificaciones consecutivas en cuatro años, ¿quienes son los culpables?

La palabra fracaso incómoda a Henry Duarte. El seleccionador no asimila que ascender a Liga A y no clasificar a Copa Oro se califique de esa manera, pero no tiene otro nombre al quedar abajo de adversarios dominados en el pasado y que no tienen el bagaje de la Azul y Blanco, la favorita en el grupo desde el principio. Las proyecciones inicial eran que superaría a todos porque venía de dos clasificaciones consecutivas a Copa Oro y había enfrentado rivales más fuertes, algo que San Vicente y las Granadinas y Surinam aún no han vivido porque no han alcanzado ese nivel. No conseguirlo es un fracaso, pero no toda la culpa es del entrenador. Aquí todos tienen cuotas de responsabilidades no obstante siempre se señala al técnico porque es más fácil o conveniente culpar a uno y no a todos.

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En el futbol y en la vida existen ciclos y ya se agotó el del seleccionador —él lo sabe y por eso se van en 2020— y la mayoría de los jugadores que dieron muchas alegrías desde el 2015 con el técnico costarricense. Los éxitos o buenos resultados llegan cuando un buen grupo coincide y alcanza el máximo de su nivel futbolístico y los mejores momentos de esta generación parece haber acabado. Las oportunidades de goles que se generaron no se aprovechan como antes y la defensa es más vulnerable porque se cambió para la Liga B de Naciones.

En el 2015, la máxima referencia defensiva no era Manuel Rosas y ahora lo es a sus 35 años, una muestra de los cambios experimentados. Carlos Chavarría alcanzó su mayor nivel junto a Juan Barrera en ese período. El esteliano ha estado lejos de esa consistencia desde hace un par de años, al igual que el ocotaleano, lesionado ahora y cada vez más largo de su mejor versión reflejada en la irregularidad, casi nulidad, en sus últimos tres clubes. Luis Fernando Copete anda en el mejor nivel de esta generación, pero el seleccionador lo mantiene castigado por los errores cometidos en la Copa Oro 2019, algo en lo que probablemente se equivoca.

Jaime Moreno y Byron Bonilla —llegaron a finales de 2016 pero en los últimos años se integrado con fuerza— son de la generación más reciente o segunda etapa. Moreno se exprimió ante Surinam, pero está muy lejos de las condiciones que un día mostró. Bonilla igual. No tiene la chispa de principio de año, le falta rodaje a causa de poca actividad en el Saprissa. Sigue haciendo jugadas para él cuando debe pensar más en el equipo. Él sabe que debe madurar esa parte. El único jugador de los actuales que anda en un alto nivel es Richard Rodríguez. Con tres más en esas condiciones, o que Chavarría, Moreno y Bonilla alcancen su mejor versión, la Azul y Blanco volverá brindar nuevas alegrías. De momento debemos digerir este estancamiento y esperar el momento para levantarse.

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