14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Estado de sitio permanente: Así han transcurrido ocho días de asedio en la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya

Las noches son de tortura psicológica: les golpean las puertas, les suenan el portón de hierro que conduce a la casa cural y les mandan un dron a sobrevolar la zona

Nadie lo imaginaba, ni las mismas víctimas, pese a que estaban conscientes que habría represión. El jueves 14 de noviembre sería su primera noche de las casi ocho que padecerían adentro de la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya, sin luz y sin agua.

Son 14 personas, siete son madres o familiares en huelga de hambre que demandan la libertad de los presos políticos, el sacerdote Edwin Román, la abogada Yonarqui Martínez, y otros ciudadanos que llegaron a solidarizarse con las huelguistas; todos ellos tienen ocho días de estar atrapados en el templo, en cuyo exterior se ha impuesto una especie de estado de sitio.

Lea además: Ocho días de intimidación y asedio policial en la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya1

Los policías se apoderaron, como virus que se expande de forma incontenible, de los exteriores de la iglesia San Miguel Arcángel. Se tomaron el parque, los costados y el parqueo del templo católico. Todos los días desde el pasado jueves forman un cerco humano, inquebrantable en torno a la estructura. De dos a cinco oficiales se mantienen directamente en las puertas.

Masaya
Iglesia San Miguel Arcángel de Masaya se encuentra sitiada por antimotines de la Policía Orteguista. LA PRENSA/Roberto Fonseca

En una de esas escenas insólitas que ha dejado la crisis sociopolítica nicaragüense, las cámaras capturaron el viernes pasado el rostro del sacerdote Román junto a los familiares de los presos políticos sosteniendo las fotos de sus hijos con banderas de Nicaragua, adheridos a las ventanas de la parroquia, sujetándose de los barrotes. Desde hace siete días sus rostros no se han vuelto a ver.

Apresan a miembros de la UNAB

La noche del mismo jueves, un grupo de miembros de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), caminaron hacia el templo en medio de la penumbra, solo alumbrados por las pantallas de sus teléfonos. Como si se tratase de una zona de guerra, llevaban las manos alzadas, mientras gritaban que solo llevaban agua a las madres atrapadas en la Iglesia. La Policía dejó que se acercaran y que se subieran a sus vehículos para después capturar a 13 y acusarlos. Solo llevaron agua.

Lea además: ¿Quiénes son los 13 nuevos presos políticos de la dictadura orteguista?

Con el pasar del tiempo, la fuerza policial empezó a aislar la Iglesia, impuso retenes una cuadra antes de llegar al templo en todos los puntos cardinales. Policías de tránsito acompañados por antimotines vigilan quién va y viene. Ningún civil puede acercarse a los tres accesos que tiene la Iglesia. Las personas solo pueden transitar por el sector caminando. Algunos pobladores, los más valientes, encaran a los policías y les gritan que el sacerdote no les ha hecho nada para que lo tengan así; otros, son más complacientes y les dan los “buenos días”, y los demás, apresuran el paso cuando circulan por la zona.

Masaya, policía, asedio
El padre Edwin Román atrapado en la iglesia San Miguel Arcángel junto a la abogada Yonarqui Martínez. LA PRENSA/Roberto Fonseca

Las noches son de tortura psicológica: les golpean las puertas, les suenan el portón de hierro que conduce a la casa cural y les mandan un dron a sobrevolar la zona. La fuerza de las mujeres en huelga de hambre se ha mantenido por estos ocho días. Mientras el sacerdote Román, que padece diabetes, pide que les permitan entrar agua, colchonetas, suero, alimentos; ninguno de los llamados ha sido respondido. Cualquier intento de llevarle agua ha sido impedido con violencia.

Lea También: Ministerio Público acusa a los presos políticos de la UNAB por «tráfico de armas»

Las madres sabían que ningún lugar es seguro, pero confiaban en que respetarían la casa de Dios. Ellas estarían en huelga de hambre bajo la asistencia de médicos, consumiendo agua y en contacto con sus familiares. Mediante esta forma de protesta buscaban presionar al régimen orteguista para que liberara a los más de 130 presos políticos que tiene en sus mazmorras. Ese jueves, hace ocho días, las mujeres fueron revisadas por miembros de la Unidad Médica Nicaragüense, tomando en cuenta que su huelga sería indefinida, llegarían hasta donde las fuerzas de sus cuerpos lo permitieran.

Impiden entrada de feligreses

En el día uno de la huelga se mantuvieron los tintes de la protesta cívica: entonaron el Himno Nacional, gritaron consignas, como la de “Navidad sin presos políticos”, y se encomendaron a Dios.

El recrudecimiento de la represión no se hizo esperar. El mismo jueves, horas después que las mujeres iniciaran la huelga de hambre, cientos de policías se colocaron como barrera humana entre un grupo de feligreses que iban a escuchar misa, y el padre Román, quien bajó las escaleras de la entrada principal, en medio de Policías para que los fieles entrasen, pero no fue posible. Regresó al templo, en medio de codazos policiales, después que la familia desistiera de ingresar para evitar problemas.

Desde el día de ayer, la Policía asedia la Iglesia San Miguel Arcángel en Masaya. LAPRENSA/ Roberto Fonseca

Puede interesarle: Padre Edwin Román: «No me siento bien físicamente por mi diabetes»

El ambiente que se percibe alrededor de San Miguel es una combinación de miedo, impotencia y enojo. La mayoría de la población condena el asedio a la Iglesia, pero no se puede hacer nada para impedirlo ante las brutales muestras represivas. Ni rezar enfrente del templo es aceptado. Un grupo de mujeres mayores arrodilladas del otro extremo de la Iglesia sobre una manta blanca lo intentó. Querían cantar el Ave María, en seguida, los policías las desalojaron del lugar.

Situación incierta dentro del templo

Lo que pasa a lo interno del templo es incierto. La comunicación con el padre Román y la abogada Martínez es escasa, lo básico, para decir que están bien, y relatar el asedio que padecen.

El padre se alimenta con lo que puede y las madres siguen sobreviviendo. El hambre ya está haciendo mella en sus cuerpos: dolores de cabeza y desvanecimiento. No sabe cuándo ni cómo van a salir, mientras el temor que grupos parapoliciales y de la PO irrumpan en el templo sigue latente cada día que pasa.

Adentro, en huelga de hambre, están Karen Lacayo, hermana del reo político Edward Lacayo; Luisa Guevara y Martha Alvarado; esposa y madre del preso político Melkissedex López; Heysell Palacios, hermana de Denis Javier Palacios; Flor Vargas, esposa de Fausto Ruiz; Suleika Sánchez, esposa de Virgany Zavala y Diana Lacayo; esta última es madre de Scannierth Merlo Lacayo. También está doña Flor Ramírez, reconocida por ser  la señora del huipil.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí