Si efectivamente, la desesperación es la palanca que te impulsa hacia el heroísmo, tal vez sea el momento para apreciar alguna reacción del Bóer, que sumergido en un deprimente inicio de liga, ha espantado las ilusiones.
Hasta hace unos pocos años, el Bóer era una organización seria. Se armaba con jugadores que se ajustaban a una filosofía. Había una idea de beisbol que conectaba a sus equipos, diseñados para ganar y jugar bien. Eso se acabó.
Antes de la jornada del miércoles, el Bóer ha lucido como un equipo que va hacia ningún lado. No solo por su balance de 2-7, sino por su carencia de sangre y espíritu. Y a menos que ocurra un milagro, sus días podrían estar contados.
Desde afuera, parece una entidad manejada con desprecio, sin ningún respeto a los atletas, a quienes se amenaza con despedir cada vez que llega una derrota, como si no fuese suficiente la propia presión de caer a diario.
¿Es un asunto de mánager? En realidad es un asunto de equipo. A nadie le irá bien con un conjunto que batea para .216 de promedio colectivo y lanza para 5.70. Y si se agrega una defensa vacilante, la cuestión se agrava.
Después de los primeros diez campeonatos, el Bóer se había llevado cinco títulos en una llamativa demostración de consistencia. Ahora se ha vuelto un espectador, mientras los demás muestran sus músculos y luchan cada día.
Sobre el manejo de equipos, siempre recuerdo una historia de Neymar. Al llegar al Real Madrid siendo un niño, pidió una casa para su abuela (80 mil dólares). No se la dieron, pero luego estaban dispuestos a darle millones para tenerlo en el equipo.
“Eso sucede cuando las decisiones de carácter técnico las toma la gente de la contabilidad”, afirmó Jorge Valdano. A lo mejor algo de eso pasa en el Bóer. Lo cierto es que además de un salario, los atletas también necesitan buen trato, necesitan ser respetados.
La victoria ante los Gigantes el martes es una señal alentadora, pero falta ver qué tan consistente será este Bóer que hasta ahora ha hecho poco por atraer a los fanáticos al estadio.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR