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El ego de Evo

Evo Morales aún no se ha dado cuenta que quien lo sacó de la Presidencia de Bolivia fue su propio ego, o sea, él mismo se autoliquidó.

Uno de los problemas del ser humano es que no quiere lo que tiene, pero quiere lo que no tiene. ¿Qué no tenía Evo? Tenía absolutamente todo; fue tres veces presidente, fama, éxito económico, una bella familia, pero quería más; un cuarto mandato −ego desmedido−, y lo perdió casi todo. Lo que no tenía era inteligencia emocional, si la hubiese tenido, probablemente estaría viviendo feliz en Bolivia.

Casos similares de líderes abundan en Latinoamérica. ¿Qué no tenía el general y expresidente Anastasio Somoza? Tenía también absolutamente todo, fue dos veces presidente, hijo de expresidente, educación privilegiada, una bella familia, inmensa riqueza, pero quería más −ego desmedido−, y lo perdió absolutamente todo. Lo que tampoco tenía era inteligencia emocional, si la hubiese tenido, probablemente estaría vivo, viviendo en Nicaragua.

¿Es entonces la inteligencia emocional indispensable para el éxito de las personas? Definitivamente sí. Daniel Goleman en su famoso libro La inteligencia emocional IE. Por qué es más importante que el coeficiente intelectual IQ, la explica de una manera magistral, este neurocientífico junto con otros redefinieron el concepto de ser inteligente.

¿Fueron Morales y Somoza personas exitosas? No lo fueron, ni para ellos mismos ni para las sociedades que gobernaron. ¿Pudieron haber sido personas de éxito? Sí, de haber tenido la inteligencia emocional que les faltó. ¿Es la inteligencia emocional indispensable para el desarrollo de sociedades democráticas? Obviamente que sí.

Llegando Evo a México la escritora Elena Poniatowska tuiteó: “¿Por qué los presidentes de la república quieren eternizarse en el poder? ¿Por qué insiste Evo Morales en creer que no hay nadie más que él?”

Todos nacemos con un inmenso ego y necesitamos hacer ajustes para controlarlo. Es como refiere Eckhart Tolle: “No te vuelves bueno tratando de ser bueno, sino encontrando la bondad que está dentro de ti y permitiendo que emerja esa bondad”. Encontrar este balance es destreza y es una cualidad que todo ser humano ya posee, no es algo que tengamos que invocar o suplicar, solo tenemos que aprender cómo acceder a ella. La inteligencia emocional la enseña y el cimiento de esta destreza es la educación mundialmente enseñándose, y conocida como “Mindfulness” o Conciencia Plena.

Los valores de “Mindfulness” son la empatía, la paciencia y la humildad. El amor, la compasión y la sabiduría son el núcleo de vida. El objetivo de vida es vivir feliz y ayudar a los demás. Tiene como principio “dejá de desear y dejarás de sufrir”, −nos guía a poner límites a nuestro ego−. Implementando estos preceptos, se adquiere la inteligencia emocional que erradica el ego destructivo.

Es primordial e imperativo incluir la enseñanza de “Mindfulness” o Conciencia Plena en nuestro sistema educativo; la inteligencia emocional e inteligencia social son prioridad nacional, no dudemos lo que afirman los neurocientíficos: el corazón −amor y compasión−, se puede y se debe educar a través de la mente. Es la educación principal y se debe instruir antes de que nos enseñen a sumar y restar, y la debemos practicar durante toda la vida. Tenemos que invertir en el activo más importante que tenemos; el buen funcionamiento de los seres humanos. Nada sucederá si no hacemos el esfuerzo y huir de un problema solo aumenta la distancia de la solución. O cambiamos o todo se repite.

Los hijos no hacen lo que les dices, hacen lo que te ven hacer a ti. Por eso ten cuidado del ejemplo que les das. “Aquel que sabe cuánto basta, siempre tiene bastante”. Confucio.

El autor es fundador del Instituto Nicaragüense de Mindfulness
www.facebook.com/AlfredoGonzalezH

Opinión Bolivia El ego de Evo Evo Morales archivo
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