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Javier González, el boxeador que le dio vida al apodo “Chocolate”

El sobrenombre nació hace 46 años con la carrera boxística de Javier González, tío de Román "Chocolatito" González.

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En 2008 el apodo “Chocolatito” ganó fama mundial gracias al título que consiguió Román González en las 105 libras contra Yutaka Niida, en Japón. Tres victorias después el sobrenombre consiguió más reconocimiento. Su mérito representó un orgullo para los nicaragüenses y también para su familia, donde el sobrenombre nació hace 43 años, con la carrera boxística de su tío Javier González.

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Román es el cuarto boxeador de su familia paterna que carga con el apodo “Chocolate” y, según su padre Luis González, representa un honor. “Él sabe que lleva ese apodo por su tío (hermano de Luis). Él se siente muy orgulloso, porque no es nadie que se lo puso, sino que es por descendencia familiar. Eso se lleva en la sangre”, dice su padre a LA PRENSA.

En la fotografía aparecen Róger, Román, Rogelio, Javier, Cristofer, Julia González y otros miembros de la familia. LA PRENSA/Cortesía

Javier González inició su carrera en el boxeo en 1970 cuando tenía 14 años, como aficionado, y seis años después conquistó su primer título en la categoría profesional contra Noel Castillo en un ring en Managua. “Me temblaban los pies, sudaba helado y tenía miedo”, es el recuerdo que tiene de su primer combate contra el granadino “Kit” Lanuza, al que le ganó por decisión unánime. En el despegue de su carrera como boxeador, su apoderado Ismael Reyes Mejía sabía que debía tener una identidad y un apodo que lo distinguiera, pues la pelea estaba por iniciar y no sabía cómo presentarlo.

Javier González inició su carrera en el boxeo cuando tenía 14 años, como aficionado y seis años después conquistó su primer título en la categoría profesional. LA PRENSA/Cortesía

Reyes se decidió por “Chocolate”, asegura a LA PRENSA vía telefónica, y aunque fue cuestionado por un espectador que lo escuchó pronunciarlo, éste le argumentó: “no ves que es negro”, en referencia al color de piel de Javier. Desde ese momento “Chocolate” se convirtió en el apodo que distinguiría a una familia de, hasta ahora, 16 boxeadores.

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La llegada de Javier al boxeo no fue planificada, pues él mismo la califica de “tonta”, sin embargo, le permitió pelear 46 veces en la categoría amateur y 33 en la categoría profesional. Perdió diez y ganó la misma cantidad por nocaut. “Llegué al gimnasio que había en el Estadio Nacional Denis Martínez, ahí trabajaba mi tío Cali González. Me vio y me puso a calentar y a pegar golpes. Le gustó mis movimientos y me comenzó a dar para el pasaje del bus que en ese tiempo costaba 50 centavos para que llegara todos los días”, dice.

El original “Chocolate” peleó en las 112, 115 y 126 libras lo que le valió para representar a Nicaragua y ganar medalla de oro en 1976, en Guatemala, como boxeador amateur. Todas estas glorias Javier las recuerda con mucha emoción, pero una en especial le provoca más sentimiento: conocer al tricampeón mundial Alexis Argüello y años más tarde, noquear al que fuera uno de los contrincantes de éste: Emilio “Kid Clay” Buitrago, tío del también boxeador nicaragüense Carlos “Chocorroncito” Buitrago.

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“Chocolate” se retiró del boxeo a los 40 años. Su última pelea fue en 1996 contra el chontaleño Adonis Cruz, quien le ganó en el sexto round. Fue un nocaut técnico, dice. “Ya Adonis venía para arriba y yo para abajo”. Ese mismo día sus promotores le dijeron: “mirá “Chocolate” ya diste lo que tenías que dar”. Días después le quitaron la licencia.

La descendencia de los “Chocolate”

Aunque González se retiró del cuadrilátero, su apodo quedó invicto: sus hermanos Rogelio, Martín, y sus sobrinos Román y José han mantenido el legado en sus carreras boxísticas. El apodo sufrió un cambio en las siguientes generaciones, asegura la familia de Javier. Pasó a “Chocolatito” por las diferencias de pesos y estaturas de los nuevos deportistas.

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Rogelio González, quien falleció el 29 de marzo de 2016, fue el segundo en la familia en utilizar el apodo. Inició su carrera boxística en los años 80, pero desde antes acompañaba a su hermano Javier en las peleas, era quien “me cuidaba mis cosas”, dice el mismo Javier. “Mi hermano nunca peleó en la categoría profesional porque tenía miedo. Aún así obtuvo varias victorias en la categoría amateur”, agrega.

Rogelio “Chocolatito” González en la fotografía (camisa roja). LA PRENSA/Cortesía

Años más tarde, entre 1984 y 1990, el apodo pasaría a Martín “Chocolatito” González, hermano de Javier y Rogelio. En esos años, el tercer “Chocolate” peleó en Nicaragua a nivel amateur en las 105 y 112 libras, y en la profesional en las 115 y 118 respectivamente. Martín fue campeón del antiguo torneo Copa Sandino y además representó al país en torneos centroamericanos.

Este es un recorte de 1988 sobre una pelea que tuvo Martín “Chocolatito” González. LA PRENSA/Cortesía

También conoció a Alexis Argüello en 1992, quien le consiguió las peleas profesionales. Por un accidente que sufrió en motocicleta, Rogelio ya no pudo continuar en el boxeo.

La fama mundial de “Chocolate” en manos de Román González

El excampeón mundial Román González debutó como boxeador en 2005 y se convirtió en el cuarto “Chocolatito” de la familia. “Yo jamás me voy a enojar que Román lleve el (apodo) “Chocolatito”, es mi sangre. Mucha gente me ha dicho que lo demande para que me pase (dinero)”, relata Javier, quien afirma que su sobrino es un orgullo para su familia.

Un quinto “Chocolatito”

A la lista también se suma José “Chocolatito” González, de 22 años, quien busca hacer carrera boxística desde Estados Unidos con ayuda de su papá Martín, quien se aseguró de contarle la historia de los “Chocolate”. “Fue él mismo, José, quien me pidió salir al ring con este sobrenombre”, dice Martín, quien es su entrenador. “Es un gran orgullo llevar ese apodo y es una gran responsabilidad cargarlo”, sostiene el papá.

José “Chocolatito” González, de 22 años. LA PRENSA/Cortesía

Al principio, el joven pensaba que estaba copiando un sobrenombre con historia boxística, pero su papá lo convenció de lo contrario. “Estoy orgulloso de que Román llevara el apodo al cielo”, dice José, quien se encuentra invicto en las 122 libras de la categoría profesional.

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Javier González, de 63 años, se siente orgulloso de la trascendencia que ha tenido su apodo y tiene la esperanza de que el “Chocolate” permanezca en las próximas generaciones. “Ya no voy a conocer a más “Chocolates”, pero estoy seguro de que ese apodo será para la eternidad”, afirma desde su vivienda ubicada en Rubenia, Managua.

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