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Evans Quinn Duncan cuando confesó el asesinato en la audiencia preliminar. HOY/Archivo

Grandes Crímenes | “Si vuelve a nacer lo volvería a matar”: El boxeador Evans Quinn siempre dio de qué hablar arriba y abajo del ring

Quinn era conocido en Nicaragua porque era uno de los pocos pesos pesados que existían en esa categoría en el país. Hizo su carrera entre Nicaragua y Costa Rica

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Este reportaje fue publicado en el diario HOY el 6 de mayo de 2018

Evans Quinn Duncan siempre fue uno de esos boxeadores bocones y polémicos. A veces cumplía con sus profecías de noquear a sus rivales en el primer round, otras veces no acertaba y él era el vencido. Sobre todo en las últimas peleas que hizo en el boxeo rentado.

Cuando estuvo sentado en el banquillo de los acusados, en abril de 2012, su estilo no cambió. Ante un juez admitió haber disparado ocho veces contra Raúl Bennett Sambola y sentenció que si este volviera a nacer, “lo volvería a matar”.

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Quinn era conocido en Nicaragua porque era uno de los pocos pesos pesados que existían en esa categoría en el país. Hizo su carrera entre Nicaragua y Costa Rica, cuando no conseguía rivales aquí. En el 2007, llamó la atención del famoso promotor Don King, quien lo firmó para que peleara en Estados Unidos.

LA PRENSA reportó cuando el boxeador confesó el crimen. HOY/Reproducción La Prensa

El costeño —originario de Bluefields— no desentonó y debutó ganando en los Estados Unidos, con un nocaut a los 49 segundos. La suerte le estaba sonriendo a Quinn.

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Pero luego fue creciendo su reputación de peleador perezoso. Matt Clark, quien lo preparó para las tres últimas peleas, declaró a la revista Vice, que Quinn “podía pelear, pero su corazón no estaba enfocado en la preparación que se necesitaba para convertirse en un boxeador de élite mundial. No se dedicó física ni mentalmente al juego, él lo hacía por dinero”.

Quinn siempre fue polémico. A un pesaje subió con una boa. HOY/Archivo

Mientras crecía esa reputación, también lo hacían sus problemas con la justicia. Había estado preso por alteraciones al orden público y conducta violenta, pero siempre lograba salir. Pero en el 2011, un año antes de que matara, comenzó a gestarse el asesinato por el que ahora paga una condena de 17 años y medio en la cárcel Modelo.

Por gasolina

En Bluefields, Raúl Bennett Sambola, de 31 años, se quedó sin gasolina para su panga. Por lo que Evans Quinn, quien lo conocía desde la niñez, le dio el combustible y Bennett prometió pagarlo. La deuda era como de 100 dólares.

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Pero Bennett nunca pagó y aunque puso una fecha, nunca se presentó. Por lo que el boxeador fue hasta la casa de Bennett, quien no se encontraba, y tomó el motor de la panga. Fue hasta la Policía y anunció que no le devolvería el motor hasta que Raúl le pagara lo que le debía.

Quinn tenía el talento para triunfar en el boxeo rentado, pero se ganó la fama de peleador perezoso. HOY/Archivo

Unas semanas después Bennett vio en una disco de Bluefields a Jorge, el hermano menor de Quinn, y le disparó varias veces. El menor de los Quinn perdió un testículo y tuvo que someterse a una cirugía de colostomía.

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Bennett Sambola fue detenido, pero fue liberado porque prometió pagar los gastos médicos de su víctima. Pero esto nunca sucedió y Evans Quinn enfurecido fue a la Policía de Bluefields y sentenció: “Si ustedes no lo encierran, lo voy a matar”.

Muerte anunciada

El blufileño contó a la revista Vice que estando en Miami, tres meses después, se enteró que Bennett seguía libre, por lo que llamó a una estación de radio de la ciudad y anunció que regresaría en un mes y que si Raúl no se iba de Bluefields, lo mataría. La suerte estaba echada.

Veintiocho días después, Quinn regresó a Bluefields, y aunque se encontró a Bennett Sambola, el boxeador no hizo nada. No se había cumplido el plazo de un mes.

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El domingo 19 de febrero de 2012, se cumplía el plazo que había puesto Quinn. Raúl Bennett Sambola se encontraba almorzando con su esposa y un primo en Luna’s Ranch.

Una familiar de Raúl Bennett Sambola muestra una fotografía del fallecido, quien tenía 31 años cuando fue asesinado por el boxeador. HOY/Archivo

“Ese día parece que Dios quería que ahí estuviera (en el restaurante), él entró con su familia, me vio y no se fue, entonces lo maté, y lo volvería a matar”, dijo el boxeador en juicio.

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Quinn se levantó de la mesa en la que estaba y le disparó ocho veces a Bennett Sambola, quien estaba comiendo pollo, las balas afectaron los pulmones, el corazón y otras arterias. La víctima falleció de camino al hospital. Mientras que Quinn, en un escape de película, se fugó en una moto acuática.

La familia Bennett Sambola culpaba a los hermanos Quinn de haber robado el motor de la panga. “Son ladrones, son delincuentes y por eso mi hermano lo tiró (disparó), ahora lo matan”, dijo en ese momento, Magdalena Bennett, hermana del occiso.

Confiesa asesinato

Un mes después, el boxeador fue capturado en el barrio San Pedro, de Bluefields. Pero antes anduvo ocultándose en la costa Caribe Norte, cerca de la frontera con Honduras, en Laguna de Perlas y el mismo Bluefields. Según sus propias palabras fue capturado tras ser visto por muchos pobladores consumiendo licor en lugares públicos.

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A la audiencia preliminar, celebrada el 25 de abril de 2012, Evans Quinn llegó vestido con una camisa camuflada, la cual estaba manchada de sangre. Denunció que fue golpeado por los policías y así lo evidenciaba un corte en su ceja izquierda.

Quinn dejó su récord en el boxeo en 20 victorias, 6 derrotas y un empate, con 18 nocauts. HOY/Archivo

En esa primera audiencia, Quinn Duncan renunció a ser juzgado y admitió el asesinato.

“Si Raúl vuelve a nacer, lo vuelvo a matar, no estoy arrepentido, está bien muerto, él quiso matar a mi hermano (Joseph) y un año me dediqué pensando en lo que iba a hacer, le mandé a decir que no quería matarlo, que si se iba de Bluefields no lo mataría, le dije que los dos no podíamos vivir en Bluefields y no hizo caso”, declaró Quinn.

Luego de la confesión, un tío de Bennett Sambola, frente a las autoridades y periodistas en la Sala Judicial lo amenazó diciéndole: “Tus días están contados”.

Quinn declaró a Vice que se vio forzado a matar a Bennett Sambola por un asunto moral. “Me siento mal, pero tenía que matarlo. Si este tipo hubiera matado a mi hermano, yo no lo hubiera matado, porque él habría matado a mi hermano y yo le tendría respeto”.

Días después, Quinn fue sentenciado a 17 años y medio de prisión. La condena la cumple en Managua, en la cárcel Modelo.

Trata de personas

La Policía vinculó a Quinn con una banda de trata de personas, crimen organizado, violación, tenencia ilegal de drogas y tenencia ilegal de armas de fuego. Después de ser condenado por el asesinato de Bennett, fue condenado por estos delitos.

Durante el juicio, la acusada Mayerlin Cristian García, dijo que formaba parte de la red liderada por Quinn, eso fue suficiente para condenarlo a él y otros acusados colombianos.

La Fiscalía pidió 38 años de cárcel para el boxeador. Pero nunca se conoció a cuántos años más de cárcel fue condenado. Si esta condena, más la de asesinato suman más de 30 años, Quinn solo cumpliría 30 años, que es la pena máxima que permite la Constitución Política de Nicaragua.

En una de las presentaciones en Nicaragua, Evans Quinn Duncan (izq.) ganó por nocaut. HOY/Archivo

García y otra de las acusadas eran pareja de Quinn, y este se defendió diciendo que García durante el juicio vio “que yo abrazaba a una mujer que será mi futura esposa. Mayerlin lo hace por venganza, ella cuando vio eso me dijo que se las iba a pagar y eso es lo que está haciendo, acordó con la Fiscalía que aceptaría los hechos para hundirme”.

Conducta violenta

Evans Quinn siempre fue un boxeador controversial. A un pesaje y una pelea en el antiguo gimnasio Alexis Argüello llegó con una boa para sorpresa de los fanáticos.

Sus problemas con la justicia databan desde 2008, cuando fue ligado a un grupo narco, pero las autoridades no encontraron pruebas y quedó libre. Aún así, tuvo que pagar porque golpeó a un policía y un civil.

También lo demandaron por pensión alimenticia.

“En dos ocasiones escapó de ser asesinado por elementos vinculados al narcotráfico frente a dos establecimientos públicos de Bluefields, aunque le lanzaron balas ninguna le impactó”, reportó La Prensa.

En otra ocasión fue detenido por la Policía luego que ingresara al hospital de Bluefields vestido de sacerdote y con Biblia en mano, pretendía visitar a un reo capturado con 1,062 kilos de cocaína.

En junio de 2009 se le prohibió la entrada al Instituto Nicaragüense de Deportes (IND), ya que a las 2:55 de la madrugada del 24 de junio de 2009 amenazó con pistola a miembros del seguridad del IND, porque no dejaban entrar a jugadores de baloncesto del equipo Dolphins de la BICU, hospedados en el albergue.

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