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La joven periodista Amalia Del Cid estrena su primer libro “Fabreto. La huella de un santo”. LA PRENSA/JADER FLORES

¿Quién es el padre Rafael María Fabretto? La periodista Amalia del Cid lo cuenta en el perfil “Fabretto. La huella de un santo”

"Sacó de las calles a quince mil niños, hizo carreteras, dirigió un pueblo, fundó oratorios, escuelas, talleres y centros de salud”, dice Del Cid en su primer libro. Pero, ¿quién es Fabretto ahora visto como un santo?

“Me sorprende que no se sepa más sobre el padre Fabretto. Yo misma sabía muy poco de él antes de empezar a recopilar los testimonios de personas que lo conocieron”, confiesa la joven periodista Amalia del Cid en su primer libro “Fabreto. La huella de un santo”.

En San José de Cusmapa “el recuerdo del padre Fabretto está en todas partes”, resalta Del Cid al referirse al sacerdote salesiano Rafael María Fabretto y al selvático municipio situado a 250 kilómetros al norte de Managua, a donde llegó para quedarse.

“Sacó de las calles a quince mil niños, hizo carreteras, dirigió un pueblo, fundó oratorios, escuelas, talleres y centros de salud”, agrega la periodista al destacar las huellas de este místico y extraordinario personaje italiano.

Para Fabián Medina Sánchez, escritor de perfiles y autor del reportaje El santo que transformó a un pueblo, este libro viene a ser un aporte a los textos sobre populares personajes, a como lo fue Fabretto quien ha dejado su sensible memoria en el imaginario colectivo del nicaragüense.

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También asocia de cierta manera a Fabretto, a Melquiades, el personaje del realismo mágico de la novela “Cien Años de Soledad” de García Márquez, que llevó el progreso al abandonado Macondo. En la vida real, Fabretto, hizo lo suyo, “llevó el progreso a San José de Cusmapa”, resalta Medina Sánchez.

Fabretto fundó el primer oratorio festivo Don Bosco, con 250 niños y adolescentes. Se cree atendió a mas de 15 mil, a los largo de su misión salesiana. LA PRENSA/Cortesía

Fabretto: un personaje “mágico de Cusmapa”

En el libro se cuenta que San José de Cusmapa era una comunidad desolada y aislada. Y que la primera vez que el sacerdote llegó a oficiar misa en 1953,  transitó por trochas y parte a pie.

Años después llevó el primer tractor y una pala mecánica que le regaló el presidente Kennedy;  luego llegó a bordo de un Jeep Willy, el primero que conocieron sus pocos habitantes. San José de Cusmapa comenzó a a levantarse de entre la región montañosa y olorosa a pinos.

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Tres años después Fabretto funda el primer oratorio festivo Don Bosco, con los primeros 250 niños y adolescentes. Antonio González, quien fue uno de esos niños, recuerda que durante su vida el padre atendió a unos 15 mil infantes.

Reina Hernández, Aquileo González, Ángela Aldana y Luis Emilio Báez Carazo, entre otros que figuran en este libro, dan testimonios de la vida religiosa del salesiano, de su voto de pobreza, dogma católico, de su labor como maestro, soldador y radioaficionado.

Fundó la Radio Pinares, una radioemisora que transmitía en onda corta; inauguró una laguna artificial, logró que se declarara municipio. En 1980 fue nombrado “coordinador municipal”.

Sobre esta necesaria incursión en la vida pública institucional, Del Cid dice que si Fabretto “hubiera querido, habría podido aprovecharse de la política, porque los gobiernos de turno siempre quisieron estar bien con él”. Pero continuó con su vocación de servicio social y religioso, y manteniendo su voto de pobreza.

Durante su gestión — destaca Del Cid —, el activo y tenaz padre “conectó a Cusmapa con todos los pueblos vecinos, pero a los dos años prefirió abandonar su cargo, porque le quitaba tiempo para ir a visitar los oratorios que tenía en otras ciudades del país”.

Pero no todo fue progreso en este alejado lugar de la capital, las tragedias dolorosas también marcaron su incipiente historia: Fue atacada por la peste, un mes de junio de 1962, unas 50 personas fallecieron de gastritis.

Su astucia lo hizo mantenerse alejado de los conflictos internos del país: Antes de la insurrección de 1979 se marchó a Honduras para salvaguardar la vida de los  niños y niñas que protegía y educaba y disciplinaba en la fe y el bien servir.

1989. El segundo en la foto, de izquierda a derecha. Después de 37 años Fabretto regresó a Italia, para visitar a sus familiares y amigos. Le acompañó Manuel Orozco. LA PRENSA/Cortesía/M.Orozco

Su sentido cristiano lo llevó a dar albergue, tanto a guerrilleros como a miembros de la Guardia Nacional, se cuenta en el libro de 160 páginas ilustrado con algunas fotos que cuentan momentos de su paso por San José de Cusmapa, un región de paisajes  montañas y pinos.

Sus últimos días

37 años después (1989) Fabretto regresa a Italia, su país de origen. Visita a su familia, y al papa Juan Pablo II. Regresa al país y celebra su última misa, un 19 de marzo de 1990. Su muerte fue silenciosa, un infarto y lanzó su último suspiro.

Un 9 de junio de 1989, el padre Rafael María Fabretto visitó al papa Juan Pablo II, en el Vaticano, Roma. LA PRENSA/Cortesía

La luz del día no volvió a sus ojos, pero sí dejó su imborrable huella y frase que aún recuerdan sus seguidores y que resuenan en San José de Cuspama: “Cristo reine, siempre”.

Los restos del sacerdote salesiano Rafael María Fabretto fueron sepultados en el Mirador de Cusmapa. Una lápida anuncia su nacimiento, un 8 de julio de 1920, y su fallecimiento, un 22 de marzo de 1990. Mario Silvio Raffaele Vittorio Favretto Michieli fue su nombre de pila. En Nicaragua se le conoció como Rafael María Fabretto.

Para perennizar su memoria y paso por esta comunidad que floreció a su paso y abrazo de sus pobladores, se ha levantado un monumento.LA PRENSA/Oscar Navarrete

Para sus seguidores el padre Fabretto  en Cusmapa es visto como  “un santo”. En tanto para Del Cid “el padre es el ejemplo perfecto de alguien que no vivió en vano. No importa si sos religioso o no, una vez que sabés quien fue y qué hizo este sacerdote es imposible negar sus méritos como ser humano”.

Para Mirko Pichierri, el prologista de este perfil, “esta obra busca devolver la figura del padre Febretto a su gente,  a través del rescate de los sentimiento de quienes lo han conocido y acompañado en su vida dedicada a apoyar a los niños y niñas vulnerados del municipio de San José de Cusmapa”.

Italia, 1949. El día que ofició su primer misa. El sacerdote salesiano Rafael María Fabretto con su familia: Attilio Favretto y Epifanía Michieli, y su hermanos Bruno(de lentes), Nerina y María.  LA PRENSA/Cortesía/Fania Favretto

Cultura Padre Sacerdote San josé de Cusmapa archivo

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