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Crisis política hace estragos en las microfinancieras: se derrumba el crédito, más de 200 mil sin préstamos, se dispara el riesgo

“Nosotros podemos ver estos números acá, pero al final son vidas, son familias”, afirmó la presidenta de la Cámara de Microfinanzas, Verónica Herrera, quien señaló que es un millón de nicaragüenses afectados por impacto de crisis en el microcrédito

El sector de microfinanzas, que es fundamental para llegar adonde la banca está ausente, ha sido fuertemente golpeado por la crisis política, lo que ha impactado a un millón de nicaragüenses. La cartera de crédito ha perdido 39 por ciento de su tamaño entre diciembre del 2017 y octubre del 2019; mientras que en ese mismo periodo el portafolio de clientes se ha achicado 36 por ciento.

Detrás de esos porcentajes hay una realidad: 220 millones de dólares que antes dinamizaban la economía en forma de microcréditos en la producción, consumo y servicios han salido de circulación desde el estallido de la crisis política, lo que ha provocado que 219,777 personas se queden sin ese servicio financiero, en un país con creciente sed de financiamiento.

“Nosotros podemos ver estos números acá, pero al final son vidas, son familias”, afirmó la presidenta de la Cámara de Microfinanzas, Verónica Herrera, quien señaló que entre las razones del declive de ambas carteras figura la migración de los clientes al exterior “por l razón que todos sabemos, se han ido del país, han abandonado sus casas, sus proyectos de vida”.

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También está incidiendo que la gente ha decidido detener sus negocios o proyectos por prudencia, “porque si no tienen una visión clara del mediano o largo plazo, cuando sos empresario, entonces te detenés y reflexionás de que no podés seguir tomando préstamos… la incertidumbre que tenés en el país les genera a ellos también esa incertidumbre”.

Además debido a que las instituciones de microfinanzas han observado que las ventas de los microempresarios se han deprimido, están siendo prudentes a la hora de aprobar préstamos, cuyos montos son menores que antes del estallido de la crisis. Al respecto, Herrera refiere que incluso son los mismos prestatarios los que disminuyen los montos solicitados.

Piden certidumbres para los inversionistas

Quizás uno de los factores más inquietantes es la decisión de los fondeadores internacionales, algunos de los cuales han decidido reducir sus colocaciones en Nicaragua y otros se han ido.
Herrera admite que estos acreedores internacionales son los que soportan las operaciones del microcrédito en Nicaragua.

“Los acreedores internacionales requieren estabilidad, credibilidad en el país para poder decidir si invierten o no. Si hay estabilidad ellos van a invertir, si no hay certidumbre ellos se van a retirar”, enfatizó.

“Lo que hemos visto es que hay un grupo de ellos que ha decidido reducir significativamente la inversión en el país… otros eliminar su inversión”, dijo Herrera. “Si el país no toma un rumbo de una salida a la crisis política, realmente la trayectoria que lleva la industria va a seguir siendo impactada”.

Y si bien el sector de microfinanzas ha entrado en un proceso de estabilización respecto a los desplomes ocurridos en el 2018 y parte del 2019, lo cierto es que para el 2020 se espera que la crisis siga causando estragos.

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Se espera que la cartera de crédito se achique 38 millones de dólares, para aumentar la reducción a 258 millones de dólares en tres años de recesión. De esta manera la cartera pasará de 558.91 millones de dólares a 300 millones en tres años, es decir, una merma del 46 por ciento.

Eso ocasionará que el número de personas atendidas se ubique el próximo año en 369,783, o sea, muy inferior a las 387,394 en el 2019 y muy debajo de las 607,171 en el 2017.

Al extrapolar esos números, Herrera explica que “es un millón de personas que se han dejado de atender”, lo que incidirá en los niveles de pobreza.

Frenazo a aspiración orteguista

Esto representa un golpe para las aspiraciones del régimen de Daniel Ortega, que espera reactivar la economía el próximo año después de dos años de recesión. En ese proceso, la reactivación del crédito será fundamental.

“El financiamiento aquí es clave, si retorna el financiamiento externo y si retorna el financiamiento bancario la economía sale más rápido. Cuando eso se dificulta, la economía va a ir más lenta”, dijo el presidente del Banco Central de Nicaragua, Ovidio Reyes, en octubre pasado a medios oficialistas.

Herrera admitió que hasta ahora las autoridades económicas no han buscado al sector para analizar los números de cara a ese esfuerzo de reactivación, aunque reconoció que para lograr ese objetivo recobrar la certeza y confianza será imprescindible.

Menos sucursales  y trabajadores

La crisis política también ha arrasado con el empleo y el número de sucursales con las que operan las instituciones de microfinanzas.

Según números de Asomif, la planilla pasó de 4,795 en el 2017 a 3,209 en el 2019 y para el 2020 se espera que caiga a 2,594.

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“De diciembre 2017 a junio 2019, las IMF (Instituciones de Microfinanzas) afiliadas a Asomif han perdido 1,586 colaboradores (-33 por ciento). A 2020 podrían perderse un total de 2,201 colaboradores (-45 por ciento)”, sostuvo Sharon Riguero, directora ejecutiva de Asomif, al presentar los números del sector.

Además mencionó que en el caso de las sucursales, estas pasaron de 279 en el 2017 a 237 en el 2019 y se espera que se reduzca a 225 en el 2020.

Se dispara la cartera en riesgo

Otro de los números alarmantes que maneja la industria de las microfinanzas es el incremento estrepitoso de la cartera en riesgo, un fantasma que parecía que ya había sido enterrado tras superar la crisis de los “No pagos”.

En diciembre del 2017, la cartera en riesgo mayor a 30 días era de 3.1 por ciento, una de las más bajas en Centroamérica. Hasta octubre de este año se disparó a 21.2 por ciento, pero su pico se alcanzó en junio del 2019, cuando se situó en 24.6 por ciento.

Verónica Herrera, presidenta de Asomif, indica que están trabajando caso por caso para ver cómo se puede ayudar a los que están teniendo dificultad para honrar sus deudas. Para Herrera hay voluntad de los clientes de pagar sus deudas, pero las circunstancias económicas no son favorables.

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