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ESTE FUE El altar que las autoridades hallaron en un cuarto de la vivienda donde Francisca Gámez realizaba las sesiones de espiritismo. HOY/Archivo

Grandes crímenes | La historia de la madre que mató a su hija “endemoniada” en 1968

Francisca Gámez mató a su propia hija, Eva Neri. Ocurrió en 1968 en el barrio Santa Ana en Managua. "Satanás quiso llevarse en cuerpo y alma a mi hijita", dijo la mujer

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Este reportaje fue publicado en el Periódico HOY el 7 de julio de 2018. 

Cuando la niña Eva Neri Gámez murió, la noticia se regó como pólvora. Se decía que dos cuernos le habían salido de la frente. Al amanecer del 11 de julio de 1968, ya habían cientos de curiosos agolpados afuera de la casa de la niña de 8 años.  Vecinos del barrio Santa Ana y gente que venía de otros barrios querían ver el cadáver de “la niña endemoniada”.

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Su madre, Francisca Gámez, había dicho que el diablo se había posesionado del cuerpo de su hija y que se la quería llevar, pero ella había impedido que se llevara el cadáver.

En la fiera pelea contra Lucifer, la mujer había sentido un fuego en todo su cuerpo, el olor a azufre y hasta había sido golpeada. Tanto, que la mañana después de la muerte de la niña, la mujer no podía abrir los ojos debido a la fuerte inflamación.

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Un temor colectivo se apoderó del barrio Santa Ana —donde vivía la niña— y los vecinos no se despegaban los rosarios ni escapularios.

La niña Eva Neri Gámez. HOY/Archivo

Aunque los curiosos quisieron ver los cuernos, no pudieron ver nada, solo el rostro inflamado y aruñado de Eva Neri. El cadáver fue cubierto con rosarios y estampas religiosas. La abuela de la menor, Fidelina Orozco, solo decía: “El demonio se la quiso llevar anoche”.

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El reportero de La Prensa entrevistó a Francisca Gámez y la mujer relató: “Hijos míos, el espíritu de Satanás quiso llevarse en cuerpo y alma a mi hijita. Yo luché con él y logré salvar su cuerpo. Yo sabía que mi hijita estaba condenada”.

La mujer contó que la niña había dado la primera comunión días antes. Pero que casi una semana antes de su muerte, Eva Neri había comenzado a “ver al animal”.

Dos días antes de la muerte, la llevó a confesar, pero la niña le decía que había recibido una palmada en la espalda y hasta un golpe en la nuca.

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“Invoqué a la Sangre de Cristo. Nos acostamos”. Pero antes de la medianoche, Eva Neri la despertó y le dijo que allí estaba el animal. “Yo la trompié para que el espíritu la abandonara. Entonces ocurrió lo más horrible. Ella me quedó viendo con los ojos abiertos, los dedos agarratados. Se me lanzó encima. Por medio de ella el animal dijo: ‘Déjemela, me la voy a llevar’”.

Al día siguiente del crimen, los niños y curiosos querían ver el cadáver de la niña Eva Neri Gámez, a quien supuestamente le habían brotado dos cuernos. HOY/Archivo

Ella la tomó de mano, pero la niña se comenzó a inflar horriblemente y “después estalló”. “Sus menudencias salieron por el estómago, que se le rompió”.

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Este fantástico relato fue el que dio Gámez a las autoridades, quienes mandaron el cadáver de la menor al forense para determinar las causas de la muerte.

Vio por agujero

Cuando todo el barrio estaba en histeria colectiva por la “visita” de Luzbel, un testigo clave desmintió a Francisca Gámez. Era el esposo de una de las cuñadas de Gámez, Orlando Zepeda Ruiz, quien vio cómo Francisca y Olga Rojas (otra cuñada de Gámez) mataban a la niña.

“La niña lloraba, se resistía, pero ellas no escuchaban su llanto”, dijo Zepeda Ruiz, quien vivía en la misma casa, pero vio todo a través de un agujero. El hombre estaba acostado, pero los gritos lo despertaron.

“Los gritos resonaban dentro de la casa, en el dormitorio de Francisca. Me asomé por un agujero en la tabla del cuarto y entonces tuve ocasión de presenciar la más espantosa escena que he visto en mi vida”, declaró Zepeda en el juzgado.

Fidelina Orozco, abuela de la niña, creía que el demonio se había introducido en el cuerpo de su nieta. HOY/Archivo

La niña estaba acostada en la tijera y su madre le jalaba el pelo, mientras que Olga Rojas la tenía sujeta de las piernas. “Suéltenme, me van a quebrar los dedos”, gritaba desesperadamente Eva Neri.

Pero Francisca decía: “Ese es el ‘burlón’ que está hablando por medio de ella y se la quiere llevar en cuerpo y alma”. Gámez tomó un garrote y comenzó a golpear a la niña. Le daba en la cabeza y vientre mientras gritaba: “¡Salí espíritu maligno, salí!”.

Los golpes continuaron hasta que del abdomen de la menor salieron las vísceras. La madre se detuvo y le dijo a Olga: “Golpeame a mí. El espíritu se me metió”.

Francisca Gámez muestra su rostro deformado. Se cree que la mujer se frotó algunas hierbas en los ojos y también por los golpes recibidos. HOY/Archivo

Zepeda se fue a dormir y las mujeres envolvieron el cadáver en una sábana.

La médium

“No parecían estar furiosas, simplemente la golpeaban como si estuviesen apaleando la tijera”, declaró el testigo Orlando Zepeda Ruiz.

Cuando la Policía allanó la casa, halló en un cuarto una especie de altar con decenas de imágenes religiosas. Crucifijos, vasos con agua y al fondo piezas de oro. Además, velas de cera por todos lados.

Se decía que Francisca Gámez practicaba sesiones de espiritismo, que ella era la médium y su ayudante era Olga Rojas.

Junto al crucifijo se halló un vaso de cristal lleno de agua y en su fondo varias piezas de oro. HOY/Archivo

Las dos acusadas, Francisca Gámez y Olga Rojas, “fueron enviadas al Hospital Psiquiátrico donde recibieron tratamiento por algún tiempo. Después del terremoto del 72 se perdió su pista”, escribió Anuar Hassan en La Prensa.

En el año 2000, el periodista visitó el barrio Santa Ana, donde le dijeron que Francisca Gámez había muerto hacía varios años en una casa en Acahualinca. Después del crimen, la iglesia Católica comenzó una campaña contra los espiritistas.

El caso tuvo gran cobertura mediática y varios psiquiatras declararon que Gámez pudo haber padecido de esquizofrenia paranoide, y que en realidad la mujer creía haber visto al demonio en sus alucinaciones.

Forense: “Aquello era algo horrible”

El médico forense que revisó el cadáver de la niña Eva Neri Gámez fue Fernando Valle López, quien declaró a periodistas: “Jamás imaginé que me iba a encontrar con aquello, era sencillamente horrible”.

El doctor Fernando Valle López fue quien hizo la autopsia. “Aquello era algo horrible”, declaró. HOY/Archivo

Valle declaró a los periodistas que los intestinos de la menor estaban de fuera a causa de dos cortaduras con cuchillo que cruzaban en forma de X toda la región abdominal.

Pero el forense también descubrió que las partes íntimas de la niña estaban desgarradas con el cuchillo, “y peor aún, le habían introducido el arma en ese lugar y la desgarraron completamente por dentro hasta tocarle el conducto digestivo. Le rompieron la gran arteria abdominal, lo que le provocó una hemorragia violenta. Toda la coagulación de la sangre estaba detrás del peritoneo”, describió el médico.

Los curiosos afuera de la casa donde murió la niña Eva Neri. HOY/Archivo

Mentalidad diabólica

“Francamente aquello solo podía ser obra de un experto matarife, destazador de carne o un estudiante de Medicina, en cualquiera de los casos con mentalidad diabólica”, manifestó Valle, quien no salía de su asombro.

“Los oídos los tenía reventados a causa de los golpes que le dieron en la cabeza hasta provocarle una hemorragia extradural. Debajo de la capa de cabello tenía todo negro a causa de la sangre coagulada”, agregó.

Los brazos de Eva Neri los tenía quebrados debido a los jalones que le dieron estando ya muerta.

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