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¡Muchas gracias, Costa Rica!

El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, consiguió el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), para que los más de 70 mil nicaragüenses que se han refugiado en ese país huyendo de la represión de la dictadura de Daniel Ortega, puedan ser beneficiados con un seguro médico durante un año.

El presidente costarricense participó a principios de esta semana en el primer Foro Mundial sobre Migrantes, que se celebró en Ginebra, Suiza, y consiguió allí el respaldo indispensable para financiar el programa de salud en beneficio de los miles de migrantes nicaragüenses que han llegado a Costa Rica desde abril del año pasado, huyendo de la sangrienta represión orteguista.

Es necesario reconocer que Costa Rica siempre ha acogido a los nicaragüenses que escapan de las feroces dictaduras que han azotado —y siguen azotando— a Nicaragua.

Nosotros, la familia de LA PRENSA, no podemos olvidar la acogida de las autoridades y pueblo costarricense a nuestro histórico director mártir, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien en compañía de su esposa, doña Violeta, se refugió en Costa Rica en 1957, para eludir la represión somocista.

Pero no es solo a los nicaragüenses perseguidos por las dictaduras, somocista antes, sandinista después y orteguista ahora, a quienes ha acogido Costa Rica. También ha ayudado al pueblo nicaragüense recibiendo a los compatriotas que emigran al vecino país en busca de oportunidades de sobrevivencia y mejoramiento económico y social, que en su propia patria no pueden encontrar.

Además, Costa Rica le ha dado a Nicaragua grandes lecciones de lo que es necesario hacer para vivir y progresar en paz, libertad y democracia, y construir la prosperidad a base de sus esfuerzos y de sus propias decisiones.

Costa Rica abolió el Ejército el primero de diciembre de 1948, al finalizar su última guerra civil, y nos enseñó que esa decisión y privilegiar la educación es condición indispensable para vivir en paz y construir la prosperidad. Pero en vez de aprender tan importante lección, las mayorías de nicaragüenses prefirieron ir detrás de caudillos rústicos y brutales, de derecha y de izquierda, que arrojaron a la nación a la lamentable situación en la que se encuentra hasta ahora.

Costa Rica también prestó su territorio para que sirviera de retaguardia estratégica y trasiego de armas a los guerrilleros sandinistas, ayudándoles de esa manera a derrocar a la dictadura de los Somoza. Lamentablemente el derrocamiento armado del somocismo no produjo la democracia y la paz duradera con justicia, que es la verdadera paz, sino el establecimiento de otra dictadura que ahora se ha reciclado y es peor que todos los regímenes dictatoriales que ha padecido este país a lo largo de su historia.

Sin embargo, al parecer ahora la mayoría de los nicaragüenses ha adquirido la convicción de que, de la dictadura de Ortega hay que salir por medio de una vía cívica y pacífica para garantizar una sucesión democrática.

Pero en cualquier caso hay que darle gracias al pueblo y gobierno de Costa Rica.

Editorial Carlos Alvarado Costa Rica Crisis en Nicaragua archivo
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