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CONTENIDO EXCLUSIVO.Diez años después, Cheslor Cuthbert está intentando darle forma a una carrera que agrietada por lesiones y atenazada por inconsistencias, no termina de alcanzar el nivel que se anticipó cuando fue firmado.
Cuthbert se incorporó a la organización de los Royals en el 2009 y luego de un paso sin prisa pero sin pausa por las Ligas Menores, aterrizó en el big show en el 2015 en medio de llamativas expectativas.
Y cuando en el 2016 dijo presente ante una lesión de Mike Moustakas con .274 de promedio, 12 jonrones y 46 remolques, se pensó que eso era solo el inicio de lo mejor de su trayectoria en las Grandes Ligas.
En lugar de eso, vinieron bajones serios provocados en gran parte por lesiones y salió del ritmo: bateó .231 en el 2017, .194 en el 2018 y .246 este año. Eso no es lo que se vaticinó y los Royals no le ofrecieron contrato.
El problema para Cheslor se agudiza cuando comprobamos que su habilidad a la defensiva no es de lo mejor y que la posición que juega, la tercera base, es de mucha exigencia al bate, sobre todo desde la perspectiva del poder.
Ahora pasa a los Medias Blancas de Chicago y de entrada su futuro no luce prometedor. En las posiciones que juega: tercera y primera, ellos tienen piezas esenciales: José Abreu y Yoán Moncada.
Abreu, el inicialista, es el bateador de más peso: cinco campañas de 100 remolques y cuatro con más de 30 jonrones en seis años como big leaguer. Y Moncada bateó .315 con 25 tablazos este año, demostrando que tiene calidad para tronar al máximo nivel.
¿Y en segunda base? Chicago no le dio contrato a Yolmer Sánchez, su camarero titular, pero Danny Mendick es la opción más cercana. Bateó .308 con dos jonrones en 16 partidos en la campaña.
Pero el intermedista del futuro se llama Nick Madrigal y se espera que suba en la temporada del 2020. Este año bateó .311 desde clase A hasta AAA y dispone de una defensa segura en segunda.
De manera que el rol del nica podría estar reducido al de jugador suplente si llega a hacer el equipo, no obstante, la última palabra la tiene el bate de Cheslor. Si él truena, como se le proyectó desde que era un niño, entonces le tendrán que abrir un lugar, de lo contrario irá al banco.
En teoría no se ve tan halagador el futuro para el nica, pero solo el tiempo tiene la última palabra.
Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR