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El Ministerio de Energía y Minas (MEM) es el encargado de delegar qué empresa tomará el inventario de reserva de la sancionada DNP. LA PRENSA/R. FONSECA

Régimen de Ortega guarda “silencio total” sobre administración de DNP, mientras en la Costa Caribe hay zozobra por abastecimiento

El régimen de Ortega mantiene con férreo sigilo el nombre de quiénes finalmente se habrían quedado con la administración de las operaciones de la empresa sancionada o si estos bienes retornaron al Estado.

A nueve días de que se nacionalizaran los inventarios de la Distribuidora Nicaragüense de Petróleos (DNP), luego que esta fuera sancionada el 12 de diciembre por Estados Unidos, las estaciones siguen operando con relativa normalidad.

El régimen de Ortega mantiene con férreo sigilo el nombre de quiénes finalmente se habrían quedado con la administración de las operaciones de la empresa sancionada o si estos bienes retornaron al Estado.

La DNP era hasta el 12 de diciembre la principal importadora de productos terminados de petróleo (diesel, gasolina súper y regular terminados), pero ahora, al quedar “muerta financiera y operativamente”, existe la interrogante de quién podría sostener los volúmenes de importación y suministro de combustibles.

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En un recorrido que realizó ayer LA PRENSA se constató que cinco de las estaciones de gasolinas de DNP, ubicadas en Managua, siguen operando. Algunas de esas, trabajando con la mitad de las bombas.

Pero la situación más preocupante la viven los pobladores de la Costa Caribe del país, donde DNP es la principal proveedora de combustible. La gente de la zona se encuentra en zozobra ante la amenaza de un desabastecimiento y llegan a las estaciones hasta con bidones para almacenar combustible, reportó el periodista Sergio León, director de la radio La Costeñísima.

El sábado pasado el régimen de Daniel Ortega ordenó la nacionalización de los inventarios de DNP, aduciendo que era para evitar un desabastecimiento. La ley, que endosó al Estado esos inventarios contaminados con sanciones de Estados Unidos, fue aprobada de urgencia por los diputados orteguistas, dejando una serie de interrogantes.

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En la misma se ordenó al Ministerio de Energía y Minas (MEM) delegar a una empresa para que administre dichos inventarios, pero no aclaró cómo quedaría la red de estaciones y almacenamiento de DNP.

César Arévalo, especialista en mercado de hidrocarburos, señaló que a DNP le quedan treinta días de inventario a partir de las sanciones. A nueve días que ocurrió esta turbia operación en la Asamblea, se desconoce quiénes están administrando las estaciones, luego que la familia Ortega Murillo habría salido del negocio.

Petroleras siguen captando altas ganancias

Pero pese a la nacionalización de inventarios, Arévalo señala que las petroleras siguen abusando con los ajustes que hacen a los combustibles, según su análisis correspondiente a las semanas del 15 y el 22 de diciembre.

Arévalo agregó que a partir de la nacionalización de DNP —en estas dos últimas semanas— las dos principales petroleras que siguen en el negocio se embolsaron unos 700 mil dólares de sobreprecios, los que pasaron a engrosar lo que ya ganó todo el sector desde inicios de este año por esa razón y otros factores.

El especialista indicó que de enero al 22 diciembre de este año, “los consumidores han pagado de más 1.9 millones dólares respecto al 2018, con el sobreprecio de venta promedio de 15 centavos dólar por galón, lo que hace que Nicaragua tenga los precios de ventas más altos de Centroamérica”.

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Esa ganancia extra para las petroleras, según Arévalo, se origina del margen de diez centavos dólar por galón que se aplicaba a los precios al consumidor por comprar a Alba de Nicaragua SA (Albanisa) el crudo. Esas compras cesaron en 2017 y ahora se trae desde Estados Unidos por lo que no habría razón para mantenerlo.

“El mercado de combustibles en Nicaragua es de precios no regulados a falta de competencia real, los consumidores están en desventaja en la que puede haber situaciones de congelar o ajustar los precios de ventas para compensar gastos extraordinarios y baja en el volumen”, cree Arévalo.

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