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La Policía permaneció hermética sobre las razones del crimen pero desde un primer momento dejaron claro que se trataba de “una venganza”. LA PRENSA

La Policía permaneció hermética sobre las razones del crimen pero desde un primer momento dejaron claro que se trataba de “una venganza”. LA PRENSA

El atroz asesinato de una joven por 500 córdobas en 1999

Un grupo de muchachas que se dedicaban a la prostitución fue testigo del asesinato de una de ellas. Luego el cuerpo de la joven fue tirado desnudo en mitad de un barrio capitalino.

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El cuerpo de Claudia Ivette Alemán Martínez, de 19 años, apareció tirado la madrugada del 15 de septiembre de 1999, en una calle de Linda Vista Norte en Managua. Estaba completamente desnuda y con una bolsa plástica transparente en la cabeza.

Al retirar la bolsa del cadáver, los investigadores de la Policía Nacional descubrieron que la joven presentaba varios golpes en la base del cráneo, un moretón en el pómulo izquierdo y varias puñaladas detrás de ambas orejas.

Los testimonios de los vecinos que a eso de las 1:30 de la madrugada escucharon cómo desde un vehículo lanzaban el cadáver, fueron determinantes para dar con el asesino de Claudia Ivette.

Prostitución y drogas

Doña Rosa Julia Martínez Arteaga vio a su hija Claudia Ivette irse de la casa al cumplir los 15 años. La muchacha dejó su hogar en Ciudad Sandino para caer en el mundo de la prostitución y las drogas. A veces su madre la perdía de vista hasta por 15 días, y tenía que salir a buscarla en el sector del Novillo o cerca del Hotel Managua.

Intentó que saliera de ese mundo metiéndola en un centro de rehabilitación pero fue imposible. A los pocos días Claudia Ivette se fugó.

Luego del asesinato de la joven, su padre, Donald Alemán, con ayuda de un policía comenzó una investigación privada porque no confiaba en la Policía.

“Yo presentía este final trágico”, aseguró Alemán en aquel tiempo al diario LA PRENSA. Sus investigaciones nunca dieron fruto.

Por el abuso del crack, Claudia Ivette estaba delgada y había perdido un diente. Tenía el pelo corto y sufría de una enfermedad sexual producto de ejercer la prostitución sin protegerse. La joven se prostituía con otras muchachas de entre 15 y 20 años de edad.

En su mayoría trabajaban para pagarse la droga que consumían. Alternaban en las noches de Managua entre montarse a los vehículos de sus clientes y entrar a los expendios de cocaína y crack.

El misterioso carro

Un estudiante hacía tareas a medianoche cuando escuchó cómo un vehículo que pasaba casi frente a su casa bajaba la velocidad y lanzaba un bulto al pavimento. Se asustó y se asomó por una pequeña ventana. En septiembre de 1999 en el sector del parque de Linda Vista, en Managua, varias luminarias estaban rotas por lo que le fue imposible ver el cuerpo de Claudia que, todavía caliente, acaba de ser lanzado a la calle.

“El carro era blanco y dentro iba un hombre de patillas gruesas”, declaró el muchacho a los periodistas. Y su testimonio fue reafirmado por otros vecinos y varios vigilantes del sector.

A los pocos días la Policía capturó a dos jóvenes que también se dedicaban a la prostitución y que aseguraron que conocían al hombre que asesinó a Claudia Ivette.

La Policía permaneció hermética sobre las razones del crimen pero desde un primer momento dejó claro que se trataba de “una venganza”.

Al parecer, un sospechoso cliente había acusado a Claudia Ivette de robarle 500 córdobas, según el testimonio de una de las prostitutas. Mientras que otra de las trabajadoras sexuales señaló como coautora del crimen a Carmen Mercedes Chavarría, que era una especie de intermediaria entre los clientes y las prostitutas y además les facilitaba las drogas que consumían.

El miércoles 22 de septiembre la Policía remitió al Juzgado Segundo del Distrito del Crimen en Managua a Chavarría. La joven que testificó contra ella fue identificada como Guadalupe Narváez y dijo que el 14 de septiembre un hombre desconocido llegó a la casa de la intermediaria en busca de sexo. El hombre entró a uno de los cuartos de la casa con Claudia Ivette, donde sostuvieron relaciones sexuales y consumieron crack. Minutos después salió diciendo que ella le había robado 500 córdobas y le dijo a Chavarría que no la dejara salir de la casa, ubicada en el barrio Santo Domingo.

“El desconocido se introdujo junto a Chavarría en el cuarto donde estaba Claudia y con un punzón la asesinaron”, detalló LA PRENSA en aquel momento, en una nota basada en el testimonio de Narváez.

“El Gallinón”

Otra de las trabajadoras sexuales, una muchacha menor de edad, también señaló como coautores del crimen a Carmen Chavarría y al “hombre misterioso”, a quien solo conocían como “El Gallinón”.

El relato de la adolescente coincidió con los detalles expuestos por las otras jóvenes. El robo de los 500 córdobas, la muerte a manos de un hombre con la complicidad de Chavarría y el abandono del cadáver en la zona de Linda Vista.

La menor también dijo que fue amenazada de muerte por los dos implicados, que le dijeron que si se atrevía a hablar la iban a matar.

El nombre de El Gallinón resultó ser José Antonio Acevedo. El hombre tenía una pulpería en el mismo barrio Santo Domingo, donde según el testimonio de varias prostitutas fue perpetrado el asesinato. El 25 de septiembre de 1999, Acevedo fue capturado y puesto a la orden del  Juzgado Segundo del Crimen.

En la audiencia lloró y juró que lo habían torturado en las celdas preventivas de la Policía para que se hiciera responsable de la muerte de la joven. Además, invitó a la jueza que llevaba su caso a que realizara una segunda inspección en su casa para que se asegurara de que él no vendía drogas.

El primero de octubre la jueza Orietta Benavidez realizó una segunda inspección, pero no en la casa del Gallinón, sino en la casa de Chavarría donde lograron determinar que esa era la escena del crimen contra Claudia Ivette. Mes y medio después del asesinato, todavía encontraron sábanas con sangre y otras pruebas.

Al siguiente día, José Antonio Acevedo y Carmen Chavarría fueron “fulminados con auto de segura y formal prisión por el delito de asesinato en perjuicio de Claudia Ivette Alemán Martínez de 19 años”.

Varios testigos afirmaron ver al Gallinón en su auto blanco, primero en la zona donde se perpetró el crimen y luego donde fue arrojado el cuerpo la madrugada del 15 de septiembre de 1999.

La Prensa Domingo crimen archivo

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