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Las tres fantasías económicas que Daniel Ortega prometió con el Gran Canal y que cinco años después son un desastre

En el quinquenio que recién finaliza el régimen había asegurado que el Producto Interno Bruto se iba a duplicar, el empleo formal triplicar y miles escaparían de la miseria.

Lejos del desastre económico de lo que hoy es Nicaragua, hace cinco años de Daniel Ortega prometió a los nicaragüenses transformar la economía en una de las más ricas de Centroamérica. En el quinquenio que recién finaliza el régimen había asegurado que el Producto Interno Bruto se iba a duplicar, el empleo formal triplicar y miles escaparían de la miseria.

Una obra faraónica que si bien dividiría a Nicaragua en dos pedazos catapultaría a la segunda economía más empobrecida de América Latina, con una inyección de capital calculada en más de 40 mil millones de dólares, 7.6 veces mayor que los 5,250 millones de dólares que la Autoridad del Canal de Panamá había planificado invertir para ampliar su capacidad y que generaría a esa economía 250 mil empleos hasta 2025.

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De esta manera el régimen de Ortega pretendía que la mega obra del Gran Canal convirtiera la economía de Nicaragua en una competencia para Panamá, con la creación masiva de empleos, transformación del mercado laboral y captación de gran parte del comercio mundial.

El economista Róger Arteaga, dijo sobre el proyecto canalero que le parecía “un fracaso” y señaló que desde su momento de creación este proyecto fue inviable debido a su costo y la cercanía del canal de Panamá.

“Cuando comenzaron con esta ley canalera ya estaba programada una ampliación del canal de Panamá. Nunca íbamos a poder contra un proyecto así”, señaló Arteaga.

Para el economista este proyecto y sus proyecciones económicas no era otra cosa que una cortina de humo para que el régimen de Daniel Ortega se hiciera con las tierras de miles de campesinos.

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Para el economista este proyecto y sus proyecciones económicas no era otra cosa que una cortina de humo para que el régimen de Daniel Ortega se hiciera con las tierras de miles de campesinos.

Las falacias con el INSS

Entre 2014 y 2018, según había prometido el régimen, el empleo formal pasaría de 623,458 afiliados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), en 2012 a 1,927,527 afiliados en 2018 al finalizar las obras del Gran Canal Interoceánico y otros subproyectos que se desarrollarían a lo largo y ancho de la ruta comercial.

“En ausencia del canal se espera que la economía nicaragüense llegue a los 955,357 asegurados en 2018, por lo que el efecto del Gran Canal Interoceánico sobre la creación de empleos formales será de 972,170 empleos”, según las estimaciones del régimen de Ortega, que estaban recogidas en un documento que hizo circular el 9 de julio del 2013, un año y medio antes de que se diera el banderillazo oficial del inicio de la obra.

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Cinco años después, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social lejos de estar robustecido con más contribuyentes como lo había prometido Ortega, este se encuentra al borde la quiebra, golpeado por casi siete años de crisis financiera que se ha agravado por los dos años recesión  que acumula la economía.

Al término de 2019 se espera que el INSS tenga a 735,564 trabajadores, ligeramente superior a los 710,071 hasta el 2014, el año que supuestamente la obra del Canal estaría arrancando y que en su inicio iba a generar 185,638 puestos de trabajos formales.

“La inversión del Gran Canal interoceánico de Nicaragua, tendrá un impacto trasformador en la estructura del mercado laboral en Nicaragua, permitiendo que la cobertura de los empleos formales se incrementen del 20.79 por ciento en 2012 al 51.10 por ciento del total de ocupados en 2018”, afirmó el régimen en el 2013.

Informalidad y desempleo creciente

Dicha transformación, sin embargo, no ocurrió. La informalidad se ha ensanchado en los últimos dos años debido a la masiva pérdida de empleo como consecuencia de la recesión económica, que ocasionado que el desempleo abierto se ensanche significativamente.

Según proyecciones de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), en los dos últimos años la tasa de desempleo se ha disparado hasta el siete por ciento, ocasionado que 227 mil nicaragüenses estén buscando un trabajo, cuando en el 2017 eran 178 mil.

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El Gran Canal, según el Gobierno, iba a venir a resolver el grave problema de subempleo y la subutilización de la fuerza laboral. Según la promesa orteguista, ante el incremento de la demanda de trabajo por parte de la megaobra habría un desplazamiento de “trabajadores del sector informal, en el subempleo visible (trabajando menos de 40 horas a la semana) e invisible (ganan menos del salario mínimo) hacia el sector formal de la economía”.

Más subempleo

Hasta el tercer trimestre del año pasado, según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), el subempleo se ha disparado fuertemente, alcanzando incluso casi los mismos niveles de 2014, cuando la tasa se situó en 51.2 por ciento.

Según los resultados de la Encuesta Continua de Hogares al cuarto trimestre de 2018, el empleo precarios hasta ese periodo se ubicó en 50.1 por ciento superior al 42.7 por ciento al finalizar el 2017. Es decir que hasta el año pasado, cinco de cada diez nicaragüenses en el mercado del trabajo, tenía un empleo mal remunerado y precario.

Los números oficiales revelan que el subempleo en Managua golpea con más fuerza que la media a nivel nacional. Al finalizar el año pasado este tipo de empleo era refugio del 53 por ciento de los trabajadores en la capital, superior al 42.3 por ciento al término del año anterior.

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El Gobierno había asegurado a los nicaragüenses que esa realidad iba a ser transformada y que para ello había ordenado incorporar en la  Ley del Régimen Jurídico de el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua y de Creación de la Autoridad de el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, Ley 800, que en el marco de este proyecto se iba a impulsar una masiva formación técnica de la mano de obra.

“Crear las condiciones requeridas para la preparación técnica y profesional del personal necesario para la construcción y operación de El Gran Canal de Nicaragua, en coordinación con las universidades y el Ministerio de Educación”, según el artículo 9, numeral J de dicha ley.

La pobreza, cinco años después

Quizás una de las promesas más alentadoras con la construcción del Canal Interoceánico era el impacto que este iba a tener en la pobreza: 403,583 personas huirían de este flagelo al finalizar el 2018, que lejos de reducirse ha echado raíces y miles han caído en esa situación en los últimos dos años.

“Con el Canal de Nicaragua se espera que la pobreza general caiga a 31.35 por ciento en 2018 mientras que la pobreza general caerá a la mitad, llegando a 7.46 por ciento. Es así que al año 2018, 403,583 personas saldrán de la pobreza general, mientras que 353,935 saldrán de la pobreza extrema”, según afirmaba el Gobierno en el 2013.

El régimen hacía ese cálculo luego que la tasa de pobreza general había pasado de 48.3 por ciento en el 2005 a 42.5 por ciento en el 2009,  mientras que la pobreza extrema pasó de 17.2 por ciento a 14.6 por ciento.

Desde entonces la calidad de los nuevos no pobres han estado bajo cuestionamiento, precisamente por la fragilidad de estos a retroceder a sus condiciones de miseria. La crisis económica de los últimos dos años han dejado en evidencia esos temores.

Funides estima que al término del próximo año como consecuencia de la crisis política y económica, más de dos millones de nicaragüenses sobrevivan en pobreza y los esfuerzos que en los últimos cinco años se han hecho para acabar con esta enfermedad social se habrán esfumado.

“Hay un 21 por ciento de la población que está cerca de la línea (de la pobreza), cualquier cambio que exista en sus ingresos, una recesión más profunda, los puede llevar fácilmente a ser pobres”, advirtió Funides en su reporte de Coyuntura Económica el año pasado y alertó que el país está cerca de volver a los niveles de pobreza de la década de los noventa.

Bosco Matamoros, exdiplomático y analista político,  dijo que la presunción de que el proyecto de que un canal interoceánico podría sacar a Nicaragua de la pobreza fue “incorrecto”.

“Egipto tiene un canal y sus niveles de pobreza son altos. El canal fue solo un espejismo y además es difícil competir con el de Panamá que es más corto”, afirmó Matamoros.

El exdiplomático aseguró que a nivel internacional la supuesta construcción de un canal en Nicaragua no fue tomada en serio y que más bien dio una mala imagen a Nicaragua.

“Como marca país quedamos mal. Esto es una derrota no solo para Ortega sino para toda Nicaragua. Este fue un proyecto que nació muerto”.

Para salir de la pobreza Matamoros señaló que se debe invertir en el desarrollo de capital humano y dejar de creer en proyectos faraónicos que se basan en especulaciones.

Economía en retroceso

Otras de las promesas económicas de Ortega con el Gran Canal, y que confirmarían que sus números no eran más que “un cuento chino”, es que al finalizar el 2018 el Producto Interno Bruto de Nicaragua se duplicaría.

Según las proyecciones con el inicio del Canal en el 2014, para el 2018 el Producto Interno Bruto del país debería ascender a 24,797 millones de dólares, superior a los 10,506 millones de dólares en el 2012.

Esto la convertiría en una de las economías con mayor crecimiento en los últimos cinco años a nivel mundial: “Con una tasa de crecimiento del 11.67 por ciento Nicaragua solamente sería superado por Santo Tomé y Príncipe con una tasa del 20.73 por ciento  y Sudán del Sur con una tasa del 18.97 por ciento”, según dijo el Gobierno de Ortega.

“Sin el canal Nicaragua crecería entre el 4 por ciento y 5 por ciento en el período 2014-2018, pero con el canal el crecimiento promedio sería de 11.67 por ciento”, afirmó.

En el 2018, no obstante, el PIB admitido por el Banco Central de Nicaragua es que este ascendió a 13,117.9 millones de dólares, ligeramente superior a los 11,880.4 millones de dólares en el 2014. Pero además,  el Producto Interno Bruto lleva dos años en picada y sumergida en una profunda recesión que amenaza con extenderse el próximo año.

“En presencia del Gran Canal Interoceánico, Nicaragua pasaría a ser la tercera economía en el mundo con mayor tasa de crecimiento promedio en los próximos cinco años”, afirmó el régimen.

Nicaragua es hoy  la segunda economía de mayor contracción en América Latina, solo superando a Venezuela, mientras que Panamá inauguró en el 2016 la ampliación de su canal interoceánico, fortaleciendo el liderazgo de su robusta economía en el hemisferio y el mundo.

Economía Empleo Gran Canal Nicaragua proyecciones archivo

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