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Esperando la venida de la libertad

Navidad es la magna fiesta de los católicos y de todos los cristianos, pero también de aquellos que profesan otras religiones o ninguna pero igualmente desean y necesitan la libertad.

Es que la Navidad celebra el nacimiento o venida de Jesús al mundo, cuya misión es liberar a la humanidad del pecado, simbolizado por la esclavitud, por la falta de libertad.

El teólogo católico laico español José Manuel Vidal, director del sitio web Religión Digital, escribe que “el Adviento (la venida de Jesús) se entiende hoy como libertad de los oprimidos… el sueño y tarea de la libertad, entendida en forma de esperanza y compromiso a favor de la justicia…”.

Por su parte, el eminente predicador evangélico estadounidense-puertorriqueño Pablo A. Jiménez explica que el Adviento “es la esperanza que surge de la promesa de liberación; liberación del pecado, de la muerte y del error; liberación del miedo y con él de todo lo negativo de la naturaleza humana; liberación de la obediencia a las fuerzas de la muerte que matan y destruyen a la humanidad”.

Esta significación de la Navidad cobra un mayor sentido en una situación de persecución, dolor y muerte, como la que hay en Nicaragua desde enero de 2007 pero agravada espantosamente a partir de abril de 2018, cuando la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo desencadenó la feroz represión para ahogar en sangre la demanda de libertad de los nicaragüenses, y para encerrar y torturar en las cárceles a quienes valerosamente sigan protestando en las calles.

Por eso en estos días de Navidad ha resonado con más fuerza el clamor de libertad para los presos políticos; pero también de libertad para todos los nicaragüenses que sufren el yugo de una tiranía despiadada que se asemeja las de Egipto y Babilonia en el Antiguo Testamento, y a las horrorosas dictaduras totalitarias del siglo pasado: nazi, fascista y comunista.

Pero también en estos días, ante el sufrimiento de muchos nicaragüenses que están en la cárcel y en el exilio, de sus familiares que los extrañan y lloran su ausencia, y de todos los que de manera directa e indirecta soportan la represión de la dictadura, se oyen voces diciendo que en estas sombrías condiciones no puede haber alegría ni nada que festejar.

Sin embargo, sí hay razón para celebrar. Los cristianos tienen que celebrar porque la Navidad representa la venida del mesías liberador. Y todas las personas de cualquier creencia religiosa, o de ninguna, deben celebrar porque la Navidad es esperanza en la libertad y una fuerza espiritual y moral indispensable para resistir y vencer a la tiranía.

En Nicaragua la lucha contra la opresión y por la libertad tiene una larga y dolorosa pero también gloriosa historia. Igual que en la historia nacional ha habido personas y grupos criminales que asaltaron el poder por la fuerza o lo usurparon con mañas, para oprimir a los nicaragüenses, también hubo y hay quienes nunca se sometieron a la tiranía y siempre han luchado por la libertad.
A ellos precisamente, y a todas las personas de buena voluntad, les deseamos una Navidad plena de fe y esperanza en que la libertad y un futuro mejor advendrán pronto para bien de Nicaragua y de todos los nicaragüenses.

Editorial Iglesia Católica Navidad archivo
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