El color azul destacó en la galería 16-1, de la cárcel La Modelo, donde doscientos reos entonaron con fuerza el himno nacional cuando el reloj marcó las doce de la noche del 25 de diciembre de 2018. Hace un año el líder estudiantil Byron Estrada estaba encerrado y vivió su Navidad más triste, junto a más de 600 presos políticos en Nicaragua.
Hubo llantos entre los presentes. Estrada vivía su primera Navidad fuera de su casa. Recordaba el brindis que hace su familia a la medianoche, los regalos y ese sentimiento de anhelar estar en un lugar cuando se está en otro indebido invadió la galería de reos. Todos compartieron el relleno navideño o los alimentos que sus familiares les habían llevado más temprano. Esperaron que fuese la medianoche, a lo lejos, las canciones navideñas y la pólvora anunciaban una fiesta feliz que para ellos era tristeza.
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Hubo abrazos, oraciones, consignas de la lucha cívica, un sentimiento de dolor que también se manifestó en la cárcel de mujeres.
A unos kilómetros del Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, conocida como La Modelo, en Tipitapa; en la cárcel de Mujeres La Esperanza, las presas políticas se habían resistido entonces a estar en Navidad encerradas.
No se lo creían, pensaron que serían libres antes de esa fecha especial, que se caracteriza por la unión familiar. Lo más doloroso para la mayoría fue estar lejos de sus hijos, relata Nelly Roque, que ha decidido compartir aquellos recuerdos con la esperanza de recordar que aún el gobierno de Daniel Ortega mantiene a 161 presos políticos, según la Alianza Cívica.
Otra Navidad en la cárcel
De ese total, al menos 25 personas vivirán una segunda Navidad tras las rejas como el caso de la líder estudiantil Amaya Coppens, quien junto a otras 12 personas están siendo acusadas de supuesto tráfico de armas, cuando en realidad llevaron botellas de agua a los familiares de presos políticos en huelga de hambre en Masaya.
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Roque cuenta que hubo una visita especial el 24 de diciembre de 2018. Ellas trataron de mostrar un rostro que no dejara entrever el sufrimiento que llevaban por dentro. “Luego de la visita nos llevaron nuevamente al encierro, había muchos rostros llorando, nostálgicas, tristes… Por la noche, en lo oscuro decidimos decirnos algo bonito entre nosotras para darnos fuerzas en esa oscuridad y encierro”, relató.
Levi Artola, también líder estudiantil, recuerda que estar en prisión en diciembre es doloroso. Yaritza Rostrán también vivió momentos como estos. Recuerda que la represión es la que nunca falta en los sistemas penitenciarios, y eso no cambió, ni siquiera para estas fiestas.
Al igual que Artola, sabe lo que se siente en el encierro, en la oscuridad. Sabe lo que pasan los presos políticos en esos momentos que ella recuerda ahora en libertad.
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Ese 24 de diciembre de 2018 todas las presas políticas que estaban con Rostrán se reunieron en el centro de la celda, compartieron lo que cada una tenía, oraron y se dieron apoyo. Todas se acompañaron, esa era su fortaleza. Pese a que las madres de presos han mantenido la campaña una Navidad sin Presos Políticos, el régimen no los ha dejado libre. Muchos escucharán desde sus galerías los cánticos y el sonido imperdible de la pólvora.