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Confesar su fe

La confesión es un acto del ser humano que pone en juego su cerebro consciente, con su cerebro emocional, valga decir su corazón

Frase esta llena de vigor y sinceridad, muy probablemente como ninguna otra. Frase que ha recorrido los siglos desde el Coliseo y las catacumbas romanas, hasta nuestros días.

La confesión es un acto del ser humano que pone en juego su cerebro consciente, con su cerebro emocional, valga decir su corazón, y el alma propulsora invisible de la vida la hace realidad. La verdadera confesión debe contar con la conjugación de estos elementos.

Si hay algo por lo que gusta Cristo es por la consistencia de sus palabras, que inconmovibles han aguantado el paso de los siglos y generaciones. Recuerdo las Coplas de Jorge Manrique: “¿Qué fue de tanto galán?… ¿Qué fue de tanta invención?… ¿cómo trujeron las justas y los torneos, qué fueron sino verduras de las eras?”. Más Cristo y su Palabra, permanece. ¿Y qué de la Iglesia, pueblo del Señor? Pues, allí está incólume.

La razón se encuentra en la piedra angular de su construcción: Cristo Jesús. Nuestra Iglesia católica es sanpedrana, fiel a la cabeza visible, San Pedro y sucesores. Sin esa fidelidad, no hay catolicismo. ¿Qué más de nuestra Iglesia? Perseguida, ultrajada como un signo indeleble que no podemos rehuir, antes bien abrazarlo, que legitima nuestra identidad. Los católicos nicaragüenses debemos responder ante la situación actual con la alegría de la verdad, que se manifiesta en la persecución anunciada por Jesús y da oportunidad de confesarlo a Él.

Hay que confesar al Señor que ha sido vilmente ultrajado, profanando el Santísimo y sus templos, con la presencia viva del pueblo en las eucaristías. La Iglesia católica nicaragüense actual es fiel a lo que ha practicado en el pasado, acogiendo al perseguido, intercediendo por rehenes, excarcelando a los presos, garantizando sus vidas sin distingos de ideologías, Iglesia discipulada en la cultura de la vida.

Los enemigos amnésicos de la Iglesia acusan: “curas pederastas, pedófilos”; sí, ¿y quién te ha dicho que la componen ángeles? La componemos hombres pecadores, Iglesia santa y pecadora. Oigamos a Cristo: “lance la primera piedra…”. Lo que no significa que se acepte la perversión… el papa está trabajando decididamente en la sanidad del clero.

La santidad, lo mismo que la invencibilidad, proviene de Jesús y ciertamente la maldad, el odio y el infierno no prevalecerán contra ella. No se puede decir ser católico e integrarse a un grupo que lesiona a sus hermanos, tampoco se puede decir que lo somos si ultrajamos a nuestros pastores y participamos en la destrucción y profanación del sagrario y sus templos.

A través de la historia, la Iglesia y sus templos han acogido a perseguidos y sufrientes. La angustia, el dolor vivido y la sangre derramada en los templos fecundarán una Nicaragua libre y reconciliada.

El autor es médico.

Columna del día Confesar su fe archivo

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