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La vicepresidente designada por el Consejo Supremo Electoral, Rosario Murillo EFE/Jorge Torres

Rosario Murillo y su “diccionario de odio” lanzados contra opositores desde abril del 2018 hasta el final del 2019

En su furibunda descarga de más de 40 insultos en casi dos años, propio para un Guinness World Records, la vicepresidente ha llamado a sus opositores desde “minúsculos”, “terroristas”, “golpistas”, "traidores" "vendepatrias", hasta "satánicos" y “bacterias”

“Minúsculos”, “mediocres”, “pequeñitos” o “vampiros que reclaman sangre” fueron las primeras palabras de odio con las cuales la vice presidenta designada Rosario Murillo comenzó a descalificar un 19 de abril del 2018, las protestas estudiantiles y de autoconvocados que levantaron su voz contra de las agresivas reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

Ahora suman más de 40 palabras y expresiones lo que podría ser el “diccionario político” de Murillo, retomado por Ortega y sus fanáticos para descalificar a sus oponentes, que demandan cambio, libertad de los presos políticos, el retorno de exiliados, y una nueva Nicaragua en democracia, justicia y paz verdadera.

Casi dos años después del estallido social de abril Murillo, continúa con su agresión verbal y psicológica. Recientemente tildó a sus opositores de “vendepatrias”, “cobardes”, “puchos”, “traidores” que “vendieron el Alma al Diablo”, entre otros.

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Su diatriba de odio fue lanzada el pasado viernes 27 de diciembre en su tradicional locución del mediodía en ocasión del 45 aniversario de la toma de la casa de Chema Castillo. Previo a sus ráfagas de insultos, Murillo contradictoriamente reiteró su retórica de familia con “valores cristianos, de amor y paz”.

Recordó al fallecido Tomás Borge y sus diatribas encendidas del ex ministro del interior que calificaba a sus adversarios de “traidores, cobardes y vendidos”. Ahora Murillo las usa contra sus opositores porque éstos “entregaron el Alma al diablo, vendieron el Alma al diablo”.

Luego se preguntó:  ¿ Cómo pueden verse en el espejo, cómo pueden verse en el espejo cuando se levantan esos puchos, esos traidores, esos cobardes, esos que vendieron el Alma al diablo, los vendepatrias, que se suman a los vendepatrias de siempre, pero con más deshonra, con más deshonor, porque venían de otros orígenes”.

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A lo largo del año pasado y este, Murillo ha lanzado estos adjetivos y expresiones de odio: “Chingastes” “tóxicos”, “rastreros”, “vampiros chupasangre”, “vandálicos”, “terroristas”, “golpistas”, “lenguas afiladas”, “seres pequeños”, “ perversos”, “destructores”, “envenenados”, “sádicos”, “satánicos”, “diabólicos”, “puchitos”, “delincuentes”, “criminales”, “mareros”, “miembros del crimen organizado y la narcoactividad”, “aliados del imperialismo”, “anticristos” y “enviados de la oscuridad”.

En noviembre pasado, durante un homenaje al Héroe Nacional Benjamín Zeledón, Murillo calificó a los opositores de “criminales” y les advirtió a los opositores que estaban documentando sus acciones.

Ante los medios oficialistas ese día volvió a lanzar nuevos insultos: “Repito, reitero, los traidores… son plagas que ahí están; son comejenes que se reproducen, hongos, bacterias”, dijo Murillo, sumando nuevas palabras a su “glosario oral y escrito”, propio de su crisis de odio viral nunca visto en la historia política y cultural de Nicaragua.

Que una Primera Dama, o vicepresidenta ataque con tanto odio verbal y durante casi dos años a sus opositores no tiene antecedentes históricos en nuestro país; por lo que sus más de 40 insultos pueden ser propio de un Guinness World Records.

Otro caso es el del presidente Manuel López Obrador, pero no tiene comparación con Murillo. Éste se había ganado el mote despectivo de “El Ganso”, y que había quienes hasta hablaban de sus “políticas ganso”, refiere en una nota la BBC.

Por ejemplo comentan que durante la crisis de desabastecimiento de gasolina, abundaron los memes que referían a la “gansolina”. Asimismo ha usado palabras como:“Pirruris”  “Machuchón” “Señoritingo”, “Camaján” “Piquete de ojo”  “Moche” “Mañanera”, pero de ninguna manera son palabras que tienen que ver como las que usa Murillo en su desenfrenado ataque de crimen de odio.

Por otro lado organizaciones de derechos humanos del país e internacionales han señalado y denunciado que el régimen familiar Ortega-Murillo en su obsesión de permanecer en el poder ha hecho uso de la fuerza militar; asimismo ha reprimido las protestas, perseguido, acosado, asediado y violentado los derechos humanos.

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Desde las protestas de abril del 2018 más de 300 personas han sido asesinadas, se encuentran en el exilio más de 70 mil nicaragüenses, y en las cárceles del país , cerca de 150 presos políticos.  Como una contradicción el régimen difunde leyes y propaganda de reconciliación, consenso y paz, y la imagen de un “país lindo, feliz y en normalidad”.

Esta ira de Murillo y del régimen dictatorial de Ortega, ha sido extendido también a  la comunidad internacional al atacarla, tanto ella como sus emisarios diplomáticos  de “injerencistas” y “enemigos la paz” de Nicaragua y del proyecto “socialista, cristiano y solidario”.

Rosario Murillo. LA PRENSA/Archivo

“¡Ya dejen de joder, decimos todos! ¡Déjennos en paz!”

Este pasado 12 de diciembre Murillo dijo en una nueva lluvia de insultos y expresiones de odio: “¡Ya dejen de joder, decimos todos! ¡Déjennos en paz!”, mientras los opositores demandaban la libertad de los presos políticos, justicia y democracia.

Y en su desprecio agregó que “no merecen ser considerados nicaragüenses porque ni piensan ni actúan como nicaragüenses, piensan y actúan con botas imperiales”, mientras la Policía Orteguista y sus fanáticos reprimían y golpeaban a los madres de presos políticos y miembros de la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) en Metrocentro.

“¡Vomitan fuego y se ven tan ridículos esos personajes, pero ni figura tienen, porque ni dragones son. Son como los pobres traga fuegos que en algunos lugares se paran en algunas esquinas a tragar gasolina”, en referencia a los opositores, entre ellos Sebastián Chamorro.

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Ante estos furibundos ataques de ira de Murillo, el pueblo ha respondido con humor y con la creación de grupos musicales. Otros han realizado memes, frases y hasta poemas.

Un mes después que Murillo comenzó su descarga de palabras de odio, un 19 de mayo del 2018 se anunció la aparición del grupo Los Minúsculos, en un concierto en Niquinohomo, cuna de Augusto C. Sandino, en honor a los mártires de abril, para ese mes se registraban cerca de 60 nicaragüenses asesinados.

Este discurso de odio de Murillo, repetido en menor dosis como caja de resonancia por Daniel Ortega ha pretendido descalificar las acciones de libertad de expresión, protesta social,  y construir “un enemigo” con una imagen negativa y forma de criminalizarlos, señaló el año pasado un informe final del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Para el sicólogo, escritor y excarcelado político Roger Alfredo Martínez en una reciente entrevista a LA PRENSA dijo que la conducta de Murillo en contra de los opositores, “denota su contingencia emocional para poder refrenar esos impulsos”.

Asimismo verbalizarlo es su forma de liberarlos, pero en el contexto en el que se encuentra no lo tiene delimitado; tampoco cuenta con “barreras fuertes que le permitan evitar expresarse de la manera como lo hizo, a consecuencia de una inmadurez emocional”, valoró el sicólogo.

En tanto para José Pallais, miembro del Consejo Consultivo de la de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, la actitud de violencia verbal de Murillo, solo puede ser “parte de su frustración, porque su mentalidad dictatorial, lo lleva controlar todo, y que todo mundo acepte su visión y forma de hacer las cosas, y cuando no lo logra… lo lleva a cargarse de odio y resentimiento contra la población”.

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