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La paz, responsabilidad de los gobiernos

En la década de los ochenta, durante el primer gobierno del Frente Sandinista (FSLN) mientras propiciaban la guerra, pregonaban a los cuatro vientos que querían la paz. Recordemos que esa consigna fue coreada en la visita que hiciera a nuestro país su santidad el papa Juan Pablo II, que tuvo que alzar su voz para recordarles que la primera que quería la paz era la Iglesia. En esa guerra se mandó a morir a los jóvenes amparados en un servicio militar supuestamente patriótico, pero la realidad era que fueron usados como carne de cañón para defender un sistema de gobierno que los nicaragüenses jamás aceptamos. Esa guerra impuesta por los mismos que nos desgobiernan hoy, dejó como saldo más de cincuenta mil muertos, más de cien mil heridos y cerca de treinta mil discapacitados.

Hoy su consigna vuelve a ser: Queremos la paz, la paz se respeta, no jueguen con la paz, etcétera. Pero mientras repiten esa consigna, vuelven a violentar nuestros derechos humanos en todas las formas posibles, se han robado cuanta elección han querido, manejan a su antojo el sistema judicial, a la Policía la convirtieron en una fuerza armada genocida al servicio de la familia, la confusión entre Estado y partido involucionó a Estado-familia. La cuota de sangre de nuestra juventud crece día a día. A la fecha se contabilizan más de 450 asesinatos, cerca de cinco mil heridos, han sido arrestados injustamente más de mil nicaragüenses y actualmente guardan prisión cerca de ciento ochenta.

Todo por un afán de volver a implementar un socialismo que no aceptamos en el siglo XX y no aceptaremos en el siglo XXI. Si bien es cierto que en esta ocasión nuestro pueblo ha escogido la lucha cívica y no violenta para expresar su descontento, la familia gobernante está en guerra contra el pueblo desde el diecinueve de abril del dos mil dieciocho, demostrando la misma testarudez y soberbia que tuvo Somoza cuando el pueblo le dijo basta ya.

En los últimos días del dos mil diecinueve proliferaron los discursos y las marchas con la consigna de queremos la paz, pretendiendo olvidar que: La paz social definida por Alfonso Banda es la aspiración humana de vivir la propia vida y la de las comunidades en una atmósfera de tranquilidad y bienestar razonables, que permitan el libre desarrollo de las capacidades de las personas de toda índole. Continúa: Un Estado puede garantizar la paz social a través de medidas que tengan como objetivo final prevenir los conflictos. En el siglo XIX, se fundamentó que la razón de la existencia del Estado es concretar la paz social como objetivo supremo. Así que hablar de paz mientras se intenta gobernar para el beneficio particular del gobernante, es una farsa que la comunidad internacional y nuestro pueblo no aceptaremos jamás.

El autor es analista político.

Opinión FSLN Nicaragua paz archivo
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