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La situación de las mujeres en las maquilas

Durante la existencia de la industria de la maquila en Nicaragua, en las empresas textiles y vestuario de zonas franca se han originado alarmantes y serias consecuencias en la salud de los trabajadores y las trabajadoras, siendo estas últimas las más afectadas.

La maquila llegó a Nicaragua como una opción de mano de obra ante el creciente desempleo y la débil recuperación económica después del conflicto armado contra Somoza. En la actualidad, en este rubro los empresarios prefieren contratar mujeres de edades entre los 18 y 35 años, para evitar el ingreso de mujeres que supuestamente arrastran secuelas laborales que día a día minan su salud. Alrededor del 30 por ciento de las obreras de las zonas francas experimentan una serie de males derivados de las condicione en las que desarrollan su trabajo, principalmente por ser este de movimientos repetitivos y con ritmos acelerados por los plazos y metas que se deben cumplir.

Durante la jornada laboral las mujeres trabajan en condiciones ergonómicas inadecuadas, con pésimas y prolongadas posturas al estar sentadas, malas posiciones de cuello y espalda y por los prolongados tiempos de pie, entre otras, que aumentan los riesgos de padecer de enfermedades o trastornos musculares esqueléticos. El incremento de las enfermedades producidas por el trabajo en las 192 empresas textil vestuario que funcionan en el país, son en su mayoría irreversibles, progresivas y degenerativas.

Muchas obreras a pesar de ser jóvenes aún sufren intensos dolores ocasionados por la tendonitis, síndrome del túnel carpiano, radiculopatía, artrosis y otras producidas por los factores de riesgos que enfrentan provocándoles envejecimiento prematuro de huesos y músculos convirtiéndose en enfermedades crónicas.

Por otra parte, además de trabajar en condiciones infrahumanas las mujeres se encuentran en total indefensión sindical, sindicatos existen en las empresas pero se parcializan a favor del empleador. De manera que ellas están organizadas sobre la base de la feminización de la precariedad y la vulnerabilidad de las trabajadoras. Asimismo, la situación laboral y sindical en las empresas maquiladoras de Nicaragua ha sido precaria, y por el no dominio de mujeres de la actividad sindical, resulta extraño que líderes sindicalistas oficialistas que antes defendían a las trabajadoras de la maquila, ahora callan.

¿Por qué si los sindicalistas están enterados de las difíciles condiciones laborales de las mujeres en las maquilas, pretenden ignorar la situación y engavetan los casos que llegan a sus manos?
¿Cómo darle esperanzas de salud y vida a este sector vulnerable y tan valioso productor de riquezas, para otros bolsillos?

El autor es periodista, vicepresidente de APN.

Opinión maquilas mujeres archivo
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