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Elección crucial en Venezuela

Este domingo 5 de enero de 2020, la Asamblea Nacional de Venezuela debe elegir a su presidente y demás miembros de la Junta Directiva, que según el Reglamento se renuevan cada año.

Esta elección es crucial, porque se trata de mantener o sustituir como presidente de la Asamblea Nacional a Juan Guaidó, quien por mandato constitucional es también el presidente encargado de Venezuela, reconocido por unos 60 países, incluyendo a las democracias más grandes del mundo.

La Asamblea Nacional es el único poder del Estado de Venezuela que no está dominado por la dictadura de Nicolás Maduro. En las elecciones de diputados de 2016, que asombrosamente fueron limpias, competitivas y el régimen madurista respetó sus resultados, la oposición consiguió una abrumadora mayoría de 112 diputados sobre un total de 167. A partir de entonces la resistencia democrática del pueblo venezolano se ha venido ejerciendo no solo en las calles, sino también de manera institucional, desde el poder legislativo representado por la Asamblea Nacional.

En cumplimiento de la Constitución, el 23 de enero del año pasado el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, asumió el cargo de “presidente encargado” de Venezuela, al quedar constitucionalmente vacante el poder presidencial porque Nicolás Maduro se había impuesto, el 20 de mayo del año anterior, en una elección claramente fraudulenta.

Juan Guaidó asumió como presidente encargado de la República de Venezuela por acuerdo de la Asamblea Nacional, después que la OEA declaró ilegítima la presidencia de Nicolás Maduro y demandó la celebración de nuevas elecciones. Con base en esa resolución de la OEA Guaidó obtuvo el reconocimiento internacional que tiene hasta ahora.

La dictadura chavista trató a lo largo de todo el año pasado de romper la singular dualidad de poder en Venezuela, mediante el desconocimiento de la autoridad de la Asamblea Nacional. Lo hizo también mediante sentencias judiciales espurias, retirando a sus diputados de las sesiones parlamentarias y creando de manera fraudulenta una ilegítima Asamblea Constituyente para que asumiera todas las atribuciones legislativas. Pero todo fue en vano.

El régimen de Maduro también ha tratado de diezmar a la mayoría opositora en el Poder Legislativo, mediante la persecución política, policial y judicial. Por eso más de 30 diputados opositores se encuentran actualmente exiliados, encarcelados o en la clandestinidad.

Últimamente, para tratar de impedir que Juan Guaidó sea reelegido como presidente de la Asamblea Nacional, y que siga siendo presidente encargado de Venezuela, Maduro puso en marcha la “operación alacrán”, la cual consiste en atizar las discrepancias en la oposición, sobornar con altas sumas de dinero a algunos diputados e intensificar la persecución política y judicial a otros.

Es obvio que si Juan Guaidó deja de ser presidente de la Asamblea Nacional, es muy difícil que la comunidad democrática internacional reconozca a otra persona como nuevo presidente encargado de Venezuela. De modo que la reelección de Guaidó es vital, tanto para la democracia como para la dictadura. Y por eso mismo es crucial la elección de este domingo en el poder legislativo venezolano.

Editorial Juan Guaidó Venezuela archivo
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