14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
BBC News Mundo

Al inicio, Khobe Clarke se resistió a la idea de viajar un mes, desconectado de su celular, con su padre. LA PRENSA/Jamie Clarke

El padre que llevó a su hijo a Mongolia para desconectarlo de su celular

Clarke, esquiador, montañista y excursionista de toda la vida, sentía que estaba perdiendo contacto con su hijo Khobe, quien siempre estaba hablando por teléfono en su casa en Calgary, Alberta, en el suroeste de Canadá.

¿Cómo logras que un adolescente suelte su teléfono y te hable? Jamie Clarke fue hasta Mongolia con su hijo para averiguarlo.

Mientras recorría un valle remoto del país asiático en su motocicleta, el aventurero Jamie Clarke dejaba que el zumbido del motor y el viento resonaran en su mente al mismo tiempo que sus pensamientos vagaban.

Después de varias horas, se detuvo para quitarse el casco y mirar el mapa.

Esto era lo que le gustaba de las aventuras: la soledad, el paisaje y la sensación de estar a cargo de su propio destino.

Pero cuando su hijo de 18 años se detuvo justo detrás de él en su propia motocicleta, tenía una visión diferente del largo viaje que acababan de terminar.

Para él, estar solo con sus pensamientos era novedoso e inquietante.“¡Oh, dios mío, fue terrible! ¡No puedo quedarme así con mi cerebro!”, exclamó.

Pero precisamente por eso los dos habían decidido embarcarse juntos en esta aventura.

Enojado y triste

Clarke, esquiador, montañista y excursionista de toda la vida, sentía que estaba perdiendo contacto con su hijo Khobe, quien siempre estaba hablando por teléfono en su casa en Calgary, Alberta, en el suroeste de Canadá.

Jamie Clarke y su hijo Khobe en Mongolia.

Khobe Clarke tuvo que prepararse para escalar montañas. LA PRENSA/Jamie Clarke
Montañas de Mongolia.

¿Hay que ir al otro lado del mundo para despegar a tus hijos del celular? LA PRENSA/Jamie Clarke
El padre, en parte, se culpaba a sí mismo. Como todo el mundo, él también tiene un teléfono inteligente y disfrutaba jugando con su hijo en su Blackberry cuando era pequeño.

“Si alguna adicción tenemos hoy como individuos y como familia, nosotros (los padres) la perpetuamos”, dice Clarke a la BBC. “Los teléfonos son dispositivos geniales, pero comenzamos a sentir que nos están controlando y no al revés”.

El problema había llegado a un punto crítico unos años antes, cuando Clarke fue con su familia a un refugio de esquí remoto durante un fin de semana para celebrar su cincuenta cumpleaños.

El área no tenía wifi y no había señal de celular.

“Nunca antes había experimentado un fin de semana sin mi teléfono”, dijo el hijo de Clarke, Khobe, a la BBC. “Fue muy raro para mí”.

El joven admite que en ese momento estaba enojado por tener que viajar, y triste porque sin Snapchat o Instagram no tenía idea de lo que estaban haciendo sus amigos en casa.

Eso hizo que su padre pensara sobre el papel que la tecnología había desempeñado en su vida familiar, y sobre cómo solucionarlo.

La preparación

Durante mucho tiempo, había soñado con viajar a través de Mongolia en bicicleta. Ahora que su hijo era mayor, ¿por qué no hacerlo con él?

Hace aproximadamente un año, se lo propuso a Khobe. En un primer momento, el joven rechazó la idea. “Dije que no con bastante rapidez”, recuerda.

Jamie Clarke y su hijo en Mongolia

Padre e hijo pudieron conocerse en distintas facetas. LA PRENSA/Jamie Clarke

 

“Pero se convirtió en una idea divertida… la preparación hizo que fuera emocionante ir y hacerlo”, rememora.

Khobe obtuvo su licencia de motociclista y los dos practicaron viajes más largos.

Pese a que su padre había subido el Everest dos veces, Khobe nunca había escalado una montaña, por lo que también tuvo que adentrarse en el montañismo.

“¿Ver las estrellas?”

Los Clarke partieron el 28 de julio y, en el transcurso del mes siguiente, viajaron más de 2.200 kilómetros a través de Mongolia en moto, caballo y camello.

Aunque el viaje era totalmente material de Instagram, se abstuvieron de publicar sus fotos en internet hasta que regresaron.

Khobe reconoce que estar lejos de su teléfono fue un desafío.

“Creo que todo el tiempo estuve bastante consumido por extrañar mi teléfono”, cuenta. “Te das cuenta de lo aburrido que se vuelve todo. Cuando estoy aburrido puedo simplemente abrir YouTube o Netflix. Pero sin teléfono, ¿qué voy a hacer, mirar las estrellas?”, señala.

Pero también dice que conocer más a su padre valió la pena, especialmente durante el tiempo que pasaron en sus carpas o simplemente cocinando.

“Me sorprendió que cuando está lejos del trabajo y la familia, actúa como una persona más cercana a mi edad”, dice.

Jamie Clarke y su hijo Khobe en Mongolia.

Jamie y su hijo recorrieron Mongolia en moto, caballo y camello. LA PRENSA/Jamie Clarke

 

Del mismo modo, Clarke se sorprendió al ver cuán maduro era su hijo cuando no estaban confinados a su típica dinámica de crianza padre-hijo.

“Me ayudó a ver a Khobe de una manera diferente. Lo veía como un niño que seguía dejando su chaqueta sobre la mesa, sin lavar los platos”, dice. “Y pude verlo como un hombre joven, y me impresionó lo bien que pudo actuar bajo presión”.

Horario sin pantalla

No tienes que ir al otro lado del mundo solo para relacionarte con tus hijos, dice Caroline Knorr, editora de Paternidad de Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que educa a los padres sobre los medios y la tecnología.

“Los padres pueden establecer horarios sin pantalla en casa durante todo el año, pero especialmente durante las vacaciones”, opina.

Knorr recomienda hacer cosas divertidas durante el tiempo sin pantallas, como jugar, salir a caminar o incluso ver una película.

“Lo realmente importante es que los padres comuniquen por qué es valioso pasar tiempo desconectados”, indica.

“Di explícitamente ‘estoy apagando mi teléfono para que podamos tener tiempo en familia'”, sugiere.

Khobe Clarke en Mongolia.

El joven se dio cuenta de que nunca había pasado tanto tiempo solo con sus pensamientos. LA PRENSA/Jamie Clarke

 

Knorr cree que también es importante no demonizar la tecnología, ni a sus hijos por usarla.

“Creo que muchas veces los padres se preocupan porque creen que ‘los medios están cambiando el comportamiento de sus hijos'”, apunta.

“Pero en realidad es normal y natural en el desarrollo de los adolescentes que se interesen en la cultura pop y no en el tiempo en familia”, aclara.

Sin embargo, esta parte natural de la adolescencia se ve potenciada por redes sociales como Tik Tok o Snapchat, que están diseñadas para mantener la atención de los usuarios durante el mayor tiempo posible para ganar dinero con publicidad.

Lecciones

Clarke dice que ahora que su viaje ha terminado, él y su hijo están tratando de aplicar en su vida cotidiana algunas de las lecciones que aprendieron.

Jamie Clarke y su hijo Khobe en Mongolia.

Khobe dice que la vida en carpa fue su parte favorita del viaje. LA PRENSA/Jamie Clarke

 

“Tengo que darme cuenta de que la tecnología es valiosa y usarla, mientras él se está dando cuenta de lo consumidora que es. Quizás ambos necesitemos recordar quién tiene el control: tú o la aplicación”, sostiene.

Khobe asegura que está tratando de ver la tecnología como algo que “quiere usar, no que tiene que usar”.

“Estoy tratando de cambiar mis hábitos cuando estoy con un grupo de personas y se supone que es tiempo de interacción social, no de que todos estén con su teléfono”, dice.

“Es grosero no darle toda tu atención a la gente”.

BBC News Mundo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí