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Nicaragua en el conflicto Irán-EE.UU.

El régimen de Daniel Ortega calificó como “acto terrorista” el operativo militar de los Estados Unidos (EE.UU.) en Irak, que puso fin a la vida del general Qasem Soleimani, uno de los más importantes jefes militares de Irán y encargado de sus operaciones estratégicas en el extranjero.

Sin embargo, aunque la dictadura orteguista calificó como terrorista dicho operativo militar, se abstuvo de acusar directamente a EE.UU., lo que ha sido interpretado por analistas nicaragüenses como prudencia y una estratagema para condenar el atentado y solidarizarse con su aliado iraní, sin enfrentarse directamente con el poder estadounidense.

De todas maneras, este conflicto repercute directamente en Nicaragua porque el régimen de Daniel Ortega es uno de los pocos puntos de apoyo que tiene Irán en América Latina; y su involucramiento lo podría enfrentar a graves consecuencias que inevitablemente causarían daño a todo el pueblo de Nicaragua.

Ese conflicto internacional viene desde el año 1979, cuando los ayatolas o clérigos fanáticos islámicos tomaron el poder en Irán y sus partidarios asaltaron la Embajada de EE.UU., manteniendo a su personal como rehén durante casi dos años y humillando así a la gran potencia democrática de las Américas.

El conflicto ha persistido hasta ahora con altibajos y su episodio más reciente comenzó a fines de diciembre pasado, cuando un ciudadano civil estadounidense, contratista del Ejército de los EE.UU., murió en un ataque con misiles de las milicias terroristas iraquíes que ejecutan las estrategias de Irán.

Las fuerzas militares estadunidenses respondieron con un bombardeo que mató a 25 miembros de las milicias terroristas, las cuales reaccionaron con un ataque de masas fanatizadas contra la Embajada de EE.UU. en Irak. Las turbas incendiaron el exterior de la Embajada y trataron en vano de tomarse el edificio, como era su intención al parecer para asesinar al personal estadounidense o tomarlo como rehén. Ante esa agresión extrema el presidente Donald Trump ordenó el ataque con drones que mató al general Soleiman.

Nicaragua no tiene nada que ver en ese pleito planteado en el lejano escenario geopolítico del Oriente Medio, pero la parcialidad de Ortega a favor de una de las partes, Irán en este caso, coloca al país en el ojo del huracán.

La dictadura de Irán asegura que tiene localizados 35 lugares en el mundo, incluyendo a Tel Aviv, la capital de Israel, en los que podría descargar terribles golpes de represalia contra intereses de los EE.UU. A su vez el gobierno estadounidense dice tener en la mira 42 puntos estratégicos en Irán, donde podría contragolpear con toda su fuerza.

Por su alianza con la dictadura de Ortega existe la posibilidad de que Irán quiera utilizar el territorio de Nicaragua, como base para un ataque de venganza contra los EE.UU. De manera que hay justificada razón para preocuparse por esa relación tan peligrosa.

Editorial Daniel Ortega Estados Unidos Irán archivo
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