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Anno Domini 2020

“A partir de cierto punto [de la rebeldía] no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar” (Franz Kafka).

Qué van a seguir diciendo los acólitos del régimen cuando saben que se acabó su tiempo. Están al borde del colapso por las sanciones internacionales y la presión interna. Se les acabó el dinero y se les escapa el control del aparato del Estado y del paraestatal, que no es más que una pantomima macabra que desertará, se camuflará y se negará a sí misma cuando la familia haya sido desalojada del poder, e incluso antes.

Se llama disgregación, aunque algunos la llamarán traición, aún a sabiendas que nos exprimen para obtener dineros que ya no tienen.

Me gustaría conocer la lista de los textos socialistas que leen los del régimen. De los hijos me intereso poco. Dudo que sepan leer, y si leen no comprenden lo que leen. Si así fuese ya se habrían ido a radicar a Cuba o a Venezuela con sus baúles llenos de los odiados dólares de sus padres.

La dirección de la policía y del ejército son cómplices del todo. Lo saben bien, y cuando el régimen colapse van a decir que son los salvadores de la patria. Nadie les va a creer por supuesto. Ni los suyos de base. El tiempo ya pasó. Cuando los administradores de sus inversiones dentro y fuera del país les digan a los del IPSM y del ISSDHU que deben liquidar sus activos e irse a otro lado, será divertido. Seguramente van a pretender nacionalizar tanto activos como dividendos e intereses en el INSS, y desde ahí pagar sus pensiones (eufemismo). O ya fueron a Qatar para ese propósito, el de las pensiones digo. Están dando saltos de anfibios porque no hay árabe que no negocie hacia arriba el costo del riesgo.

Un fantasma recorre el régimen, el del pánico. Más de alguno ya está en contacto con “agentes del imperialismo” para salvarse con su familia. El conspicuo magistrado judicial que les dio la espalda gritando, ya se calló y no se sabe de él. Cumplió su cometido para salvar su patrimonio y el de sus herederos.

Es lo que viene en el 2020. Desertar sin hacerlo evidente, porque la traición se paga con PLOMO. Se seguirán convirtiendo en informantes clandestinos para tratar de salvarse de la paranoia de la pareja. Y no hablo de los pequeños empleados públicos, a quienes un próximo gobierno les debe dar seguridad y estabilidad laboral para romper el ciclo malvado de los despidos. Esta es una aspiración porque conozco gente buena en la administración pública.

“Las puertas del castillo se están abriendo, las paredes se derrumban, el momento está a la mano… ¿Alguien está escuchando?” (Roger Waters, Pink Floyd).

El autor es doctor en Derecho.

Opinión 2020 Anno Domini archivo
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