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Ante la muerte del obispo Zywiec

El cuerpo de monseñor David Albin Zywiec Sidor, fallecido el pasado domingo 5 de enero, será sepultado hoy en la catedral —todavía en construcción— de la Diócesis de Siuna, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, de la que fue su primero y hasta ahora único obispo.

En su comunicado de duelo por la muerte de monseñor Zywiec, quien era de origen estadounidense, pertenecía a la orden capuchina y hablaba tanto en el idioma inglés como en el español y el miskito, la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) dio a conocer los datos de que llegó al país el 3 de enero de 1975 y desde entonces desempeñó distintos cargos eclesiales, hasta ser nombrado (en enero de 2018) obispo de la Diócesis de Siuna creada en noviembre de 2017.

Como miembro de la Conferencia Episcopal, monseñor Zywiec presidió las comisiones de misiones, ecumenismo, comunicaciones, laicos y pastoral juvenil, y fue tesorero de la CEN. Pero sobre todo se arraigó en las comunidades indígenas del Caribe con las que estableció una estrecha relación y donde, según indica la Conferencia Episcopal, “es muy recordado por su carácter suave y su semblante amigable, (como) un hombre de corazón noble, muy humano, inspirador de vocaciones y de servicio a las comunidades en donde sirvió su trabajo santo”.

Es comprensible, pues, que la muerte de monseñor David, como le llamaban de manera familiar sus amigos obispos, sacerdotes y feligreses, haya causado mucho pesar en la población del Caribe, en todo el pueblo católico y la sociedad nicaragüense en general.

No podía ser de otra manera, ante todo porque la mayoría de la población nicaragüense es católica y siente un gran afecto por sus obispos y sacerdotes. Además, el obispo Zywiec era parte de la Conferencia de obispos de la Iglesia católica de Nicaragua, que se han ganado un inmenso cariño de la gente por el valiente ejercicio de su misión pastoral y servicio humanitario, durante la sangrienta represión desatada por la dictadura para aplastar la rebelión cívica de los ciudadanos.

Monseñor Pablo Schmitz, obispo de la Diócesis de Bluefields y también de origen estadounidense, quien compartió con el fallecido obispo Zywiec más de 40 años de labores pastorales en la Costa Caribe de Nicaragua, dijo a LA PRENSA que “monseñor David fue un pastor de montaña. Un hombre de diálogo y muy tolerante. Una persona que le gustaba ir al encuentro con las ovejas”. O sea, una persona “con olor a oveja” como dice el papa Francisco que deben ser los obispos y sacerdotes.

Cuando fue nombrado obispo de la recién creada Diócesis de Siuna, monseñor David Zywiec habló con LA PRENSA y dijo sentirse emocionado con el nombramiento. Y aseguró que seguiría “sirviendo a nuestros comunitarios” como siempre lo había hecho.

Así lo siguió haciendo y aumentando el afecto que sentían por él los comunitarios caribeños, que hoy lloran por la partida de su buen pastor acompañados en este sentimiento por todo el pueblo de Nicaragua al que sirvió.

Monseñor David vivirá siempre en el recuerdo de los nicaragüenses y donde está ahora seguirá intercediendo por su gente, que sufre tanto por la opresión y merece una vida mejor.

Editorial obispo Zywiec archivo
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