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Nicaragua, vacuna, pandemia, coronavirus

La política y la impaciencia

Se encuentran generalmente rostros compungidos, muchos impacientes, otros temerosos, algunos desilusionados y uno que otro optimista y lleno de esperanza en el futuro

Cartas de amor a Nicaragua

Querida Nicaragua: Por todas partes hay pequeñas reuniones familiares donde se habla de la política nacional. Se encuentran generalmente rostros compungidos, muchos impacientes, otros temerosos, algunos desilusionados y uno que otro optimista y lleno de esperanza en el futuro, argumentando que nuestro Dios tiene su día y su hora señalado para cada acontecimiento y para cada persona.

Sin embargo, hay hombres superiores que confían en este pueblo bendecido por los Papas, los señores obispos que han demostrado fortaleza espiritual cuando han sido atacados por las turbas y los sacerdotes en general que han resistido el asedio de los malvados. Es por todo esto que en las conversaciones familiares se nota más pesimismo que optimismo, más desesperanza que ilusión. Pero tenemos una juventud vigorosa que ha derramado su sangre en lucha por la libertad.

Debemos buscar lecturas que nos edifiquen. Dos grandes hombres contemporáneos, escritores de fama mundial nacidos uno en Colombia y otro en la Argentina, nos legaron unos hermosos pensamientos edificantes. Gabriel García Márquez, el autor de Cien años de soledad, escribió casi a punto de morir: “Si se me concedieran unos años más de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva, pensaría todo lo que digo. Y daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Caminaría cuando los demás se detienen y despertaría cuando los demás duermen. A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A los viejos les señalaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido. He aprendido que un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Siempre di lo que sientas y haz lo que piensas. Si supiera que estos son los últimos momentos que te veo te diría ‘te quiero’ y no asumiría tontamente que ya lo sabes”. García Márquez.

Y este otro genio, Jorge Luis Borges, de la Argentina, nos dejó este legado: “Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa acostarse, y una compañía no significa seguridad, y uno aprende que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los brazos abiertos. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace pero perdonar es solo de almas grandes. Con el tiempo, aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar, o decir que amas, que necesitas decir que quieres ser amigo, decir esto ante una tumba, no tiene ningún sentido. Uno aprende, desafortunadamente, solo con el tiempo”. Jorge Luis Borges.

El autor es empresario radial, excandidato presidencial de Nicaragua.

Columna del día impaciencia política archivo

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