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El costo de la crisis política: bancos de Nicaragua pierden 112 sucursales y ventanillas en dos años de crisis. Más de 2,000 personas sin trabajo

En este nuevo contexto la banca se sitúa por debajo de los mismos niveles de sucursales y ventanillas que tenía en 2016, lo que refleja un grave retroceso en un país con bajo nivel de bancarización y de acceso al crédito

El sistema financiero nacional ha pagado un elevado costo económico en dos años de crisis política. El mismo Banco Central de Nicaragua lo admite en sus estadísticas,  aunque las vaya publicando a cuenta gota. Entre 2018 y 2019, la banca ha tenido que cerrar 112 sucursales y ventanillas,  lo que ha dejado sin trabajado al menos 2,251 personas sin trabajo, según cifras oficiales.

Hasta abril del 2018 funcionaban 612 sucursales y ventanillas bancarias en todo el país,  que empleaban a 11,484 trabajadores. De estas, 267 estaban ubicadas en Managua y 345 en los departamentos,  lo que estaba ayudando a Nicaragua a reducir su brecha en cuanto a bancarización, una de las más bajas en América Latina.

Sin embargo, 18 meses después desde estallido de la crisis política en abril de 2018, esa capacidad de atención a la población hasta noviembre del año pasado se redujo a 500 sucursales y ventanillas, de las cuales 213 están en Managua (54 menos) y 287 en los departamentos (58 menos).

La mayor mortandad de sucursales y ventanillas ocurrió en el 2019, en plena profundización de la recesión. Solo en ese año se cerraron 63 sucursales, mientras que en el 2018 la banca clausuró 49 en todo el país.

De las 63 cerradas en el 2019, un total de 32 estaban en Managua y 31 en los departamentos, según cifras del BCN.

De esta manera la banca nacional retrocedió a niveles inferior de 2016, cuando habían 589 locales de atención financiera,  lo que refleja un grave retroceso en un país con bajo nivel de bancarización y de acceso al crédito.

Menor actividad crediticia

El economista Néstor Avendaño manifestó que la salida de los depósitos y la contracción del crédito, ahora se comienza a manifestar en el cierre de sucursales y ventanillas.

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“Los depósitos son los pasivos de los bancos, al caerse los pasivos se caen los activos y los activos son los préstamos, por consiguiente eso se refleja en el cierre de las ventanillas y sucursales de la banca comercial del país, lo que implica menos acceso al público o sea que no puede realizar transacciones en nivel de profundidad de la intermediación financiera y por supuesto no se facilitan las transacciones económicas y financieras del país tanto a nivel interno como a nivel externo, esa es la repercusión, asimismo en los lugares donde se han cerrado se dificulta al usuario tener acceso a la banca”, sostuvo Avendaño.

 

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) coincide con Avendaño, al manifestar que el cierre de sucursales y ventanillas sucede porque el sistema financiero tiene una menor actividad crediticia.

“Esto es adicionalmente una muestra de la contracción del sector financiero como tal. El sector financiero se ha visto en la necesidad de contraerse físicamente dado a que hay menor actividad crediticia”, detalla.

Funides señala que aunque los depósitos en el sistema financiero se han ido recuperando, no ha sucedido lo mismo con el crédito, ni tampoco con su inventario de sucursales y ventanillas.

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“Sí bien es cierto los depósitos han visto un cambio de tendencia en los últimos meses hay algunas señales importante que hay que ver como son los depósitos a plazo que no están mostrando una recuperación sostenida, por otra parte vemos que el crédito no ha logrado levantar cabeza, en noviembre (2019) el crédito solo aumentó 3 millones y en octubre había aumentado 14 millones (dólares). La recuperación del crédito tiene una barrera importante en este momento y es que los bancos están tendiendo dificultades para encontrar sujetos de crédito en la economía, personas a quien se le pueda dar financiamiento”, señala.

Utilidades se reducen

Detrás del cierre de ventanillas y sucursales bancarias también está la reducción del crecimiento de las utilidades del sector, que hasta noviembre del año pasado se había reducido 39.4 por ciento con respecto  a antes de la crisis económica en abril del 2018. Es decir que a medida de los bancos ganen menos, la posibilidad de mantener operando sus locales es más complicado.

“Las utilidades son otro problema, las utilidades han venido cayendo porque no se otorga préstamos, el principal componente de las utilidades de un banco son las utilidades financieras, entiéndase los intereses por los préstamos otorgados, por lo tanto la tasa de rentabilidad de los bancos ha disminuido, hay una reducción drástica de la tasa de rentabilidad y capital de todo el sistema bancario y comercial (…) y si la economía sigue decayendo van a seguir cerrando más sucursales”, dijo Avendaño.

Los primeros números del Banco Atlántida

En medio de este coletazo de la crisis política en la banca  nacional, la banca apenas logró incorporar a una competencia en el mercado, el Banco Atlántida, con efectos en el sistema financiero aún muy bajos en medio de la creciente necesidad de financiamiento.

La Superintendencia de Bancos y otras entidades Financieras (Siboif) publicó ya los primeros números de Atlántida, que arrancó con un patrimonio de 389.78 millones de córdobas;  en pasivos 18.04 millones de córdobas; y 407.82 millones de córdobas en activos.

A inicios de octubre del año pasado, el superintendente Luis Ángel Montenegro, informó que la entidad ya está en el país y que tiene planes de invertir 231 millones de dólares en los próximos cuatro años. Según el funcionario público en el primer año de funcionamiento Atlántida invertirá 13 millones de dólares; en el siguiente año 53 millones de dólares; en el tercer año 73 millones ; y en cuarto año otros 92 millones de dólares.

El Atlántida, es uno de los bancos más importantes de Honduras con 189 agencias, 24 autobancos y más de 900 agentes con presencia en 18 departamentos hondureños.

También las microfinancieras

El cierre de sucursales y ventanillas de los bancos no es una excepción dentro de todo el entramado financiero nacional. También las entidades de microfinanzas, que son claves en el campo, han sido arrasadas por el efecto del huracán político.

Según números de Asomif, las sucursales pasaron de 279 en el 2017 a 237 en el 2019, es decir que cerraron 42  en los dos años de crisis y se espera que este año se reduzca a 225, lo que implica el cierre de otras 12 sucursales más.

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Además Asomif mencionó que la planilla pasó de 4,795 en el 2017 a 3,209 en el 2019 y para el 2020 se espera que caiga a 2,594.

«De diciembre 2017 a junio 2019, las IMF (Instituciones de Microfinanzas) afiliadas a Asomif han perdido 1,586 colaboradores (-33 por ciento). A 2020 podrían perderse un total de 2,201 colaboradores (-45 por ciento)”, sostuvo Sharon Riguero, directora ejecutiva de Asomif, al presentar los números del sector en diciembre del año pasado.

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