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cañaveral de Villa el Carmen

Según la Policía, en las uñas de la víctima se encontró tejido perteneciente a la víctima. LA PRENSA

Asesinato y violación en el cañaveral de Villa el Carmen

La Policía pareció resolver pronto el crimen. Después de varios días en prisión, el exnovio de la joven asesinada supuestamente había confesado. Sin embargo era inocente y el caso tomó un rumbo inesperado

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El miércoles 6 de julio de 2016, Pablo Enrique Gómez, de 23 años, metió en una bolsa plástica de gabacha un mecate color naranja y una botella de vidrio. Salió a las calles del municipio de Villa El Carmen con intenciones de asaltar a cualquiera, al menor descuido.

No sé sabe cuánto tiempo deambuló Gómez hasta identificar a la que sería su víctima. Cerca de las 12:30 del mediodía observó a la joven Anielka Raquel Espinoza Escobar. La muchacha conducía una mototaxi (caponera), ya que desde hace varios meses se dedicaba a prestar el servicio de transporte en este municipio.

Gómez le hizo parada y preguntó precio. “La vio sola y vulnerable, por eso le pidió que lo llevara a la comarca Buenos Aires, ubicada en el kilómetro 39 de la carretera a Montelimar, cerca de la finca Waterloo”, detalla la acusación de la Fiscalía y que luego durante el juicio corroboraría Gómez.

Al llegar cerca de uno de los cañaverales, siempre según la Fiscalía, Gómez le dijo a la joven que entrara en un callejón de uno de los potreros para irle a dejar comida a un familiar. Cuando la joven entró con la caponera unos metros, Gómez sacó el mecate, se lo puso en el cuello y la intentó ahorcar. La muchacha reaccionó y lo aruñó fuertemente, pero no logró escapar.

La arrastró hasta el cañaveral, la intentó estrangular, la golpeó con los puños en la cara y luego le quebró la botella de vidrio en la cabeza y con el pico le provocó una herida en el pecho y luego en el cuello.

La violó y la dejó desangrarse en el potrero. Le robó 200 córdobas y tres celulares.

El sueño roto

Anielka Espinoza tenía 21 años cuando la asesinaron. Estudiaba la carrera de Administración Turística y Hotelera en la Universidad de Managua (UdeM). Es común que en los pueblos cercanos al Hotel Barceló Montelimar los jóvenes estudien Turismo para luego buscar empleo en este centro turístico.

Anielka con lo que ganaba manejando su caponera se pagaba sus estudios y le ayudaba a su familia. Hasta hace pocos meses había sostenido una relación amorosa con el joven Edwin Antonio Chavarría Ramírez, de 19 años.

Anielka Espinoza tenía 21 años cuando la asesinaron. Estudiaba la carrera de Administración Turística y Hotelera en la Universidad de Managua (UdeM)

Amigos de universidad la describen como trabajadora, servicial y la recuerdan alegre porque pronto terminaría sus estudios.

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Por otro lado Pablo Enrique Gómez, a quien llamaban “el Zurdo” tenía una vida errática. Según las publicaciones de esas fechas, es originario de Chinandega, razón por la que había trabajado cortando caña en varias fincas. Así un día llegó a la finca Waterloo donde laboró durante un tiempo hasta que lo despidieron por mal trabajador.

En la finca Waterloo trabajan muchos jornaleros originarios de occidente, entre ellos el Zurdo y también el exnovio de Anielka.

Tortura y dudas

La familia de Anielka comenzó a buscarla pasadas las dos de la tarde. La Policía encontró el cuerpo cerca de las 8:00 de la noche.

La técnica canina marcó esa misma noche a varios trabajadores del cañaveral, entre ellos al exnovio Edwin Chavarría, Daniel Santos Aragón y Manuel Salvador Marenco. Incluso varios jornaleros fueron bajados de un bus al día siguiente y llevados a la estación policial para ser interrogados.

Chavarría y los otros sospechosos fueron trasladados a las antiguas celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (el Chipote).

Edwin Chavarría, al salir de la cárcel tras una semana preso en El Chipote.

Ahí Chavarría permaneció una semana incomunicado y según su testimonio lo torturaron psicológicamente.

“Te hacen preguntas, ellos (los policías) me decían: ‘Hablá, tus amigos ya confesaron que vos sos culpable, tu familia va a sufrir’. Y yo les decía que no creía que mis amigos me dieran la espalda, soy inocente”, dijo el joven a este periódico.

Estando el joven incomunicado en el Chipote, el comisionado Alejandro Picón, jefe del Distrito Nueve de Managua, dijo en un medio local que Chavarría se había declarado culpable. Esta noticia se regó en pocos minutos en Villa El Carmen.

Juan Ramón Chavarría y Marlene Ramírez, padres del muchacho, llegaron a temer por la vida se su hijo, ya que luego de cuatro días detenido no los dejaban verlo. El abogado de la familia interpuso un recurso de exhibición personal, pero fue hasta que pasó una semana que el joven fue puesto en libertad.

Además, Chavarría manifestó que lo tuvieron sin comer y beber durante tres días.

La experta en seguridad, Elvira Cuadra, dijo que si bien la Policía podía detener a una persona para realizar una investigación, en este caso se violó el tiempo límite para presentar pruebas y acusaciones en contra del joven.

La arrastró hasta el cañaveral, la intentó estrangular, la golpeó con los puños en la cara y luego le quebró la botella de vidrio en la cabeza y con el pico le provocó una herida en el pecho y luego en el cuello.

Sobre la práctica de torturas psicológicas y físicas, Cuadra refirió que según las denuncias ante organismos de derechos humanos, en los últimos años se han venido produciendo estas violaciones.

“La Policía desde antes de abril de 2018 venía experimentando un proceso de disminución de la confianza ciudadana por diversas actuaciones al margen de la ley”, aseguró Cuadra.

Según la experta en el proceso de cooptación y subordinación del gobierno hacia la institución policial, “se violentaron e hicieron a un lado todos los principios, normativas y procedimientos establecidos, de tal manera que prevalecían las actuaciones discrecionales”, por lo que el caso de Chavarría podría ser un ejemplo de torturas para inducir a una persona a aceptar un crimen que no cometió.

El Zurdo y su confesión

El 13 de julio fue capturado Pablo Gómez y presentado como el principal sospechoso del crimen.

Según la Policía, en las uñas de la víctima se encontró tejido perteneciente a Gómez. Días después se presentarían informes que tras pruebas forenses señalaron que la sangre y el semen encontrados en la víctima pertenecían al Zurdo.

Asimismo la Fiscalía presentó a tres testigos que fueron claves. Dos hombres que aseguraron ver a Pablo en la zona del asesinato.

Rolando Rodríguez, uno de los testigos, declaró que cuando iba a traer su caballo, observó en uno de los callejones del cañaveral “al acusado, quien simulaba hablar por teléfono. Momentos antes aseguró que había escuchado gritos desgarradores de una mujer”, dijo la fiscal Eyra Jirón.

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La otra testigo de nombre Geylin Martínez compró los celulares que el Zurdo había robado a la víctima.

“Cuando el acusado le mostró el celular vio en la pantalla la foto de la joven fallecida y esta le preguntó quién era, porque se parecía mucho a la muchacha que estaba saliendo en la televisión, pero el acusado respondió que era una prima y que se apurara a darle el dinero porque lo quería para irse a Honduras”, dijo la fiscal.

El 13 de julio fue capturado Pablo Gómez y presentado como el principal sospechoso del crimen.

Otros testigos ubicaron al procesado en la misma zona desde el 4 de julio e indicaron que andaba sin dinero porque lo habían corrido del ingenio.

En septiembre de 2016, Pablo Gómez fue condenado a 49 años de cárcel por robo y violación agravada.

El juez Edén Aguilar detalló que la condena fue de 30 años por el asesinato, 12 por la violación y 7 por robo. Las leyes en Nicaragua contemplan un máximo de 30 años como pena máxima.

Un año después en julio de 2017 la familia de Anielka realizó un plantón en los juzgados de Managua exigiendo justicia por el crimen de su hija.

“Queremos que ellos nos expliquen qué pasó con el resto de pruebas”, demandó la madre de la joven, María José Escobar.

“¿Qué pasó con el resto que estaba escrito y después dieron otra versión? ¿Qué fue lo que pasó? No sabemos, eso es lo que estamos pidiendo: una explicación completa, no a medias, que la investigación siga y que no se quede así este caso”, dijo Danilo Espinoza, padre de Anielka.

La familia de la víctima recuerda que la Policía primero capturó a una serie de sospechosos y luego los dejó en libertad, y que finalmente presentaron al Zurdo como el culpable.

Hasta día de hoy los padres siguen pidiendo explicaciones a la Policía.

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