Este sábado 25 de enero llega oficialmente a Nicaragua la Virgen Peregrina. El mensaje de Fátima tardó varios años en venir a Nicaragua. Tantos años como tardara una paloma mensajera en volar a través de los océanos. El canto se oyó en todos los rincones de nuestra patria en el año de 1950, en que vino por primera vez la Imagen Peregrina de la Santísima Virgen de Fátima, blanca, hermosa, como Bandera de Paz que parte el azul del cielo, rodeada de palomas que hicieron llegar lejos, más lejos su mensaje de fe, de amor y de esperanza.
Este mensaje de paz se ha venido repitiendo en varias ciudades y pueblos: Medjugorie (Yugoslavia), Cuapa (Nicaragua), en algún lugar de Venezuela y en Atlanta (EE.UU.), mostrando los mismos fenómenos en el cielo en que el sol gira, se acerca y se aleja despidiendo una gama de colores que pintan con un encanto de misterio y de piedad, todo alrededor, llovizna tenue y delicada señala a la hora de las 3:00 de la tarde. Siendo también el centro del significado del mensaje el mismo en todos y cada uno de ellos, ¡La paz! “No pidan la paz, ámense”. Ella también nos dice: “Yo soy tu Madre, la Madre de todos los pecadores”.
En Fátima nos muestra su gran preocupación por los pobres pecadores para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón: “Si hacen lo que yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz”.
Ella advierte en 1917: “La Guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor, cuando veáis una noche iluminada por la luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre, persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.
La recomendación de nuestra Virgen Santísima en Fátima pide consagrar a Rusia y al mundo a su Inmaculado Corazón y con la devoción a los primeros sábados dedicados en su honor se terminaría la persecución a la Iglesia, a los que divulgaran y profesan la fe cristiana y se terminaría la opresión del comunismo.
El papa Pío XII consagró a Rusia y al mundo al Inmaculado Corazón de María en el año de 1942 y la guerra mundial llego a su término en 1945. A esta consagración le precedieron otros actos de consagración como la que convocó el cardenal Miguel Obando y Bravo a toda Nicaragua en los campos de Don Bosco el 31 de octubre de 1982. Sin embargo, posteriormente se irrespetó al papa Juan Pablo II en su visita a nuestro país el 6 de marzo 1983.
Pero el fruto de esos ruegos y plegarias de pueblos y naciones a su Madre y de la Madre al Hijo comenzó a ser realidad y los muros cayeron borrando el odio entre hermanos, cayeron las “Estrellas Rojas” y desde lo alto está la estrella luminosa, promesa de la profecía de Fátima y brilla en Nicaragua la estrella primera la Niztayolera (del náhuatl), disipando la noche oscura, como bien la llamó Juan Pablo II en su segunda visita a nuestro suelo patrio, quien vino a confirmar la liberación de nuestro pobre, angustiado y oprimido pueblo.
Es por la alegría de la claridad y de la luz que goza hoy nuestro cielo que Ella no derramará una sola lágrima, mientras su pie pise este suelo. Ella muestra una amplia sonrisa en su faz nacarada que hasta Dios complacido se ve, al mismo tiempo que su pueblo le reza, le canta y le grita desde, montos y montañas, caminos y cañadas, cerros y volcanes, pueblos y comarcas, poblados y ciudades se oye un solo eco. ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!