14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Monumento de Rubén Darío, Managua, Nicaragua. LA PRENSA/Arnulfo Agüero/Archivo

Rubén Darío traducido al rumano por Elena Liliana Popescu: ¡Torres de Dios! ¡Poetas!, Ama tu ritmo…

El legado que no ha dejado Rubén Darío es inmenso. "Logró en su vida asimilar diferentes culturas e integrarse de forma natural en la sociedad literaria elevada de distintos países", valora la poeta y traductora rumana Elena Liliana Popescu

Para la poeta y traductora Elena Liliana Popescu, el legado que ha dejado Rubén Darío es inmenso, y le sorprende que el Padre del Modernismo a como se le reconoce en Iberoamericana al poeta nicaragüense “logró en su vida asimilar diferentes culturas e integrarse de forma natural en la sociedad literaria elevada de distintos países”.

Darío nace un 18 de enero de 1867. Este próximo 6 de febrero se conmemorará en Nicaragua y otros países el 104 años de su fallecimiento en León.

Lea: 10 palabras del español que cambiaron de significado con el tiempo

Popescu, autora del ensayo ¿Dónde encontrarás al verbo que exprese la verdad?, nos ha enviado a  Cultura de LA PRENSA, su texto Rubén Darío, poeta nicaragüense y universal, y dos poemas de Darío traducidos al rumano: ¡Torres de Dios! ¡Poetas! (Turnuri ale lui Dumnezeu! Poeţi!), y Ama tu ritmo… (Iubeşte-ţi ritmul…).

Doctora en Matemáticas y profesora de la Universidad de Bucarest, Popescu  pertenece a la Unión de Escritores de Rumania y del Centro PEN Rumania.  Autora de 60 libros de poesía traducidos y publicados en Brasil, Canadá, España, Italia, México, Pakistán, Taiwán, USA.

Popescu ha estado en Nicaragua en varias ocasiones. Ha sido invitada a impartir talleres de poesía y conferencias, en el Festival Internacional de Poesía de Granada y el Simposio Internacional Rubén Darío, en León.


Rubén Darío, poeta nicaragüense y universal

Nicaragua es un país bendito de Dios, aun cuando nos refiriésemos solo a la presencia de una única alma elegida encarnada de su suelo: el poeta Rubén Darío.

Alma vigilada en la formación de su destacada personalidad por los dioses conocidos y desconocidos de este lugar tan querido a su corazón que, como un hijo amante, volvió desde lugares lejanos, “con el pie en el estribo”, para dejar su cuerpo “en casa”.

Lea además: Duolingo: Luis von Ahn, el latinoamericano que le enseña un nuevo idioma a 300 millones de personas

El legado que no ha dejado es inmenso. Y al igual que en su vida logró asimilar diferentes culturas e integrarse de forma natural en la sociedad literaria elevada de distintos países, donde vivió durante periodos más o menos largos durante su vida azarosa, compleja y densa a la vez, la herencia que nos dejó al marcharse es tanto de Nicaragua como de los otros países.

La fuerza y belleza de su poesía se desgajan casi de cada verso. La musicalidad absolutamente singular de su poesía reviste en formas inexistentes antes de él y expresan la armonía.

La poesía de Rubén Darío es visual y visualizadora: nos transporta en el acto a un mundo desbordante de imágenes no solo físicas, sino que expresan sentimientos humanos fuertes y variados, al igual que imágenes mentales, pero, al propio tiempo, nos ayudan a ver más allá de todas estas imágenes.

Un mundo creado con minuciosidad, con la ciencia de las técnicas poéticas y con visión para crear originales modalidades de expresión, un mundo en el que su creador no dejaba nada al azar.

A medida que el lector penetra en su mundo poético se le ayuda a conocerlo, probando y saboreando la deliciosa miel de los poemas que contienen en sí mismos los aromas escogidos cuidadosamente del néctar de tantas flores de luz, ya desde los tiempos bíblicos, pertenecientes a las grandes culturas del mundo, y sobre todo se le ayuda a seguir siendo lúcido, y a separar de todo ello cómo seguir siendo él mismo.

No hay rastro de ostentación ni de pedantería en este mundo poético en el que toda la experiencia de una vida se ha sublimado en una poesía auténtica y poderosa, y en la que lo natural se expresa mediante formas de gran belleza pero, por encima de ello, una poesía que nos predispone a meditar sobre la vida para conocer su esencia.

Lea también: Así fueron los funerales de Rubén Darío


Monumento a la memoria de Rubén Darío, en Ciudad Darío, cuna de nacimiento del bardo. LA PRENSA/Archivo/Arnulfo Agüero

¡Torres de Dios! ¡Poetas!

¡Torres de Dios! ¡Poetas!
¡Pararrayos celestes
que resistís las duras tempestades,
como crestas escuetas,
como picos agrestes,
rompeolas de las eternidades!

La mágica esperanza anuncia un día
en que sobre la roca de armonía
expirará la pérfida sirena.
¡Esperad, esperemos todavía!

Esperad todavía.
El bestial elemento se solaza
en el odio a la sacra poesía
y se arroja baldón de raza a raza.

La insurrección de abajo
tiende a los Excelentes.
El caníbal codicia su tasajo
con roja encía y afilados dientes.

Torres, poned al pabellón sonrisa.
Poned, ante ese mal y ese recelo,
una soberbia insinuación de brisa
y una tranquilidad de mar y cielo…


 

Turnuri ale lui Dumnezeu! Poeţi!

Turnuri ale lui Dumnezeu! Poeți!
Paratrăsnete cereşti
ce rezistă furtunilor grele,
precum crestele golaşe,
precum vârfurile abrupte,
diguri ale eternităţii!

Speranţa magică anunţă o zi
în care pe stânca armoniei
va sfârşi perfida sirenă.
Așteptaţi, să mai aşteptăm!

Mai așteptaţi.
Elementul feroce se bucură
în ura faţă de poezia sacră
şi împrăştie oprobiu de la o rasă la alta.

Insurecţia de jos
se extinde spre Culmi.
Canibalul jinduieşte după ciozvârtă
cu roșii gingii şi dinți ascuțiți.

Turnuri, puneţi surâsul pe pavilion.
Puneţi, în faţa acelui rău și acelei suspiciuni,
o superbă insinuare de briză
şi o liniște de mare și cer …


 

Ama tu ritmo… 

Ama tu ritmo y ritma tus acciones,
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro, del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

 

Iubeşte-ţi ritmul…

Iubeşte-ţi ritmul şi ritmează-ţi fapta,
asemeni versurilor, sub guvernarea lui;
Un univers de universuri eşti
şi sufletul, izvor de cânturi.

Cereasca unitate ce-o recunoşti
va face să ţâşnească-n tine lumi diverse,
şi-armonizează numerele dispersate
precum Pitagora, în constelaţiile tale.

Ascultă elocvenţa divină
a păsării văzduhului, şi intuieşte
nocturna strălucire geometrică;

ucide indiferenţa tăcută;
şi perlă după perlă, cristaline, înşiră-le
acolo unde adevărul îşi răstoarnă urna.

(Traducere de Elena Liliana Popescu)


Elena Liliana Popescu (1948, Rumania)

Poeta, traductora, ensayista, editora. Doctora en Matemáticas y profesora de la Universidad de Bucarest. Pertenece a la Unión de Escritores de Rumania y el Centro PEN Romania.

Tiene 60 libros de poesía y traducciones publicados en Rumania y en Brasil, Canadá, España, Italia, México, Pakistán, Taiwán, USA).

Sus poemas han sido traducidos a más de veinte idiomas, publicado en varias antologías y más de 120 revistas literarias en 30 países. Tradujo al rumano de la obra de más de 120 autores.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí