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La unión que necesitamos

Necesitamos unirnos para enfrentar a Daniel Ortega, haya o no haya elecciones. Ortega diseñó la presente Constitución para quedarse indefinidamente en el poder, no para reformarla y perder el poder. Sin embargo, las propuestas para reformas electorales que se han publicado a la fecha incluyen elegir al presidente con más de la mitad de los votos, lo que requiere reforma Constitucional.

No creo que una reforma constitucional previa a las elecciones sea realista. Si vamos a elecciones, tendremos que enfrentarlo con las vigentes reglas del juego. Esto significa que para tomar el poder, por lo menos un partido de la oposición necesitará obtener más votos que Daniel. Si la oposición no se une, las probabilidades de que la oposición gane se reducirán sustancialmente.

Además, no podemos arriesgarnos a tener solamente una pluralidad de votos y esperar que Daniel la respete. Él ya ha demostrado que está dispuesto a mantenerse en el poder a toda costa. La división nos expone al fraccionamiento del voto y aumenta las probabilidades no solamente de una pérdida, sino que también de un fraude. El futuro de Nicaragua es más importante que unos cuantos curules y puestos gubernamentales.

Para atraer votos y mantener al pueblo unido después de las elecciones, la unión debe darse alrededor de un programa. A Nicaragua no le conviene que varios grupos unidos lleguen al poder sin programa que los una más allá de las elecciones. En ese caso cambiaríamos de gobernantes, pero no de gobierno. Ya hemos pasado por eso y no ha dado buenos resultados. La unión debe comprometerse a un cambio radical —prácticamente fundamental— en la manera en que nos gobernamos.

El plan debe incluir tanto tareas urgentes de corto plazo, como tareas de mediano y largo plazo. Las tareas urgentes son evidentes: restaurar nuestras libertades y la paz social, estimular el crecimiento económico, reducir el desempleo y la pobreza. A mediano plazo el plan debe sentar las bases para eliminar la autocracia de una vez por todas y consolidar la democracia. Por consiguiente, el plan debe incluir los siguientes elementos:

1. Reforma constitucional para fortalecer la democracia con un gobierno civil y una Constitución política que incorpore una separación efectiva de los poderes ejecutivo, judicial y legislativo; 2. Leyes para facilitarle al pueblo su participación directa en las principales decisiones políticas; 3. Subordinar las fuerzas armadas al poder civil y restringir las funciones del Ejército a atender las catástrofes nacionales y a la defensa nacional contra amenazas externas; 4. Subordinar la Policía al poder civil y restringir sus funciones a la protección de la seguridad ciudadana; 5. Fortalecer un marco legal adecuado para el desarrollo de las asociaciones civiles, de la empresa privada, y de la ciudadanía en general; 6. Respetar absolutamente la propiedad privada, la cual es absolutamente esencial para propiciar la prosperidad económica y mantener el orden democrático; 7. Respetar absolutamente las libertades públicas, incluidas la libertad de prensa, de expresión, de movilización, reunión y asociación; 8. Empezar a mejorar la educación pública para proveer a todo ciudadano de educación de calidad que le permita obtener trabajo honesto y bien remunerado; 9. Empezar a mejorar los servicios de salud para proveer a todo ciudadano acceso a servicios de salud excelentes; 10. Restringir la participación del Estado en la actividad económica a aquellas actividades que el sector privado no pueda desempeñar; 11. Fortalecer la autonomía regional del Caribe nicaragüense; 12. Proteger el medioambiente mediante leyes y vigilancia; 13. Servir al pueblo y responder de su gestión ante el pueblo.

Una unión o coalición que se comprometa a realizar estas 13 tareas y reconozca a la familia como núcleo de la sociedad; prometa aplicar la ley por igual a todas las personas, sin distingo de ninguna especie, y se comprometa a respetar los derechos estipulados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estoy seguro de que atraería el apoyo mayoritario del pueblo.

El autor es economista.

Opinión Crisis en Nicaragua Unión archivo
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