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Julio Icaza: “De joven quería ser poeta”

Abogado y exembajador de Nicaragua en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 66 años.

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Ha dedicado gran parte de su vida profesional a la diplomacia, aunque de joven quería ser poeta. Estudió Derecho Privado en España y Relaciones Internacionales en México. Hace cinco años venció al cáncer y empezó a vivir cada día como si fuera el último.

¿Cómo se describiría en tres adjetivos?
Irónico, realista y soñador.

Refrán favorito.
No hay mal que por bien no venga.

¿Qué comida no puede rechazar?
Una jugosa carne en vaho.

¿Cuál fue su juguete preferido cuando era pequeño?
Un avión caza biplano, de color rojo. Y un barquito de hojalata a vapor, cuya caldera se calentaba con un cabo de vela.

¿Qué olor le traslada a su infancia?
El olor del pinolillo, cuando de madrugada, todavía a oscuras, íbamos al ordeño para tomar leche al pie de la vaca.

¿Qué quería ser de adulto cuando era niño?
De joven quería ser poeta.

Si fuese capaz de cambiar algo en el mundo, ¿qué cambiaría?
El crimen familiar. Es el síntoma más horrendo que delata lo enfermas que están nuestras sociedades.

Si pudiese saber sola una cosa del futuro, ¿qué preguntaría?
¿Ya acabaron con la naturaleza?

¿Sin qué invento no concibe el mundo?
Sin el lenguaje, una maravillosa invención colectiva cuya creación sigue siendo un misterio.

¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Fumar.

¿Ha estado a punto de morir?
Dos o tres días después de la laringectomía que me practicaron a consecuencia de un cáncer de garganta, se me congestionaron los pulmones y no podía respirar. Me despedí de mi mujer, porque realmente pensé que era el final.

Si le concedieran tres deseos, ¿qué pediría?
Que Nicaragua fuese una democracia en la que pudiésemos vivir y trabajar en paz, con justicia y libertad. Que desaparezcan los dictadores de nuestra historia. Que seamos un país de leyes, donde la prioridad sea la educación.

Si supiera que mañana es su último día, ¿qué haría hoy?
El cáncer me ha enseñado que todos los días pueden ser el último día y que la vida es ahora y nada más.

Un mensaje para los nicaragüenses.
No desfallecer. Resistir. No dar tregua a la tiranía. Tengamos la seguridad de que vamos a vencer.

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