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La reactivación de la economía nicaragüense es incierta auguran economistas. LA PRENSA/ARCHIVO

¿Por qué el ajuste de 2.63% del salario mínimo dejará un sabor agridulce a los trabajadores?

Los trabajadores que reciban el ajuste del 2.63 por ciento en marzo podrán recuperar hasta el 34% del aumento de la canasta básica en 2019 y la gran mayoría afrontará el riesgo de perder su trabajo. Esto dicen los analistas.

A partir del 1 de marzo todos los salarios mínimos se moverán al alza y detrás de ellos habrán dos realidades que no se deben obviar: el ajuste será insuficiente para aliviar, por ejemplo, el excesivo incremento de la canasta básica en el 2019, que trepó 722.9 córdobas; y además las empresas sumarán a sus costos de operación otra carga económica, lo que tendría un efecto en el empleo que aún sobrevive a la recesión.

El Ministerio del Trabajo (Mitrab) acordó ayer con aliados del Gobierno ajustar el salario mínimo para nueve actividades económicas, con excepción de zona franca, en 2.63 por ciento anual, luego de un año de mantenerlo congelado. Con ello, todos los trabajadores sujetos a este salario en marzo observarán un aumento mensual de entre 109.84 córdobas y 245.81 córdobas, según el sector económico en el que se desempeñe.

El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) el miércoles ya había informado que acataría la decisión que adoptara el Gobierno, aunque instó a proteger el empleo que aún no ha sucumbido a los embates de la crisis económica, que se originó de una inestabilidad política aún sin resolver.

Tres sesiones y la aplicación de una operación aritmética básica hizo concluir al Gobierno que el ajuste debía ser 2.63 por ciento, sin tomar en cuenta la realidad de las empresas tras un paquetazo fiscal en 2019 y el efecto que la variante salarial tendrá en el mercado del trabajo, donde se habrían destruido en dos años de recesión 106 mil puestos de trabajo, según estimaciones de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

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En concreto y sin análisis técnico, la mesa negociadora restó de la inflación 6.13 por ciento en el 2019 un estimado de caída de 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto, lo que dio como resultado una tasa aplicable a la paga mínima de 2.63 por ciento.

De esta manera los trabajadores que reciban este ajuste no solo podrán recuperar hasta el 34 por ciento del aumento de la canasta básica en el 2019 sino también que afrontarán el riesgo de que su empleo sea removido de la planilla y en el caso de los nicaragüenses que están en la búsqueda de un trabajo la probabilidad se redujo aún más.

Gobierno con doble castigo a empresas

El problema, según explica Funides, es que si bien en el 2019 las empresas incrementaron en 6.13 por ciento los precios finales, al menos la mitad de ese dinero que se extrajo a los consumidores tuvo como destino final las arcas del Gobierno, luego que este aplicara una reforma tributaria para obtener en impuestos vía precios y otros canales un poco más de 200 millones de dólares de los hogares.

Este decir no fue una riqueza que pasó a engrosar las utilidades de las empresas y que por un principio de justicia social debe ser compartida con los trabajadores. Su destino final fue el Gobierno para mantener operando su aparato burocrático.

Lea además: Trabajadores del salario mínimo recibirán, a partir de marzo, un ajuste del 2.63 %

A criterio de técnicos de Funides en ausencia de una reforma tributaria, en el 2020 la operación matemática aplicada por el Gobierno hubiese significado un año más de congelamiento del salario mínimo para afrontar los embates de la recesión y no poner mayor presión a los empleos sobrevivientes.

Además las empresas el año pasado debieron hacer frente al encarecimiento de varios servicios del Estado, el alza disfrazada de la tarifa eléctrica que rondó el 20 por ciento, así como un aumento de hasta 3.5 puntos porcentuales en la obligación con el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

En paralelo a esos encarecimientos las empresas debieron hacer frente a la caída del consumo de los hogares, azotados por el desempleo y el deterioro del poder adquisitivo.

El efecto en el mercado del trabajo

De ahí, ¿de dónde sacarán ahora las empresas sujetas a cumplir la nueva tabla salarial recursos para cumplirle a los trabajadores en este 2020?

“Es cierto, por un lado tenés el aumento de la canasta básica y la inflación, pero este aumento del salario mínimo va a tener doble efecto los cuales no necesariamente van a ser beneficioso para el trabajador o potencial trabajador, por un lado aumenta la probabilidad de que perdás tu empleo, porque el principal costo de las empresas es el de los salarios de los empleados; y por otro lado, reduce en este caso de que vos como persona buscando empleo, lo encontrés y te contraten”, explica el técnico de Funides.

Incluso otro riesgo que cierne sobre los resultados de la operación aritmética que el Gobierno aplicó para determinar el ajuste del salario mínimo es que este puede ser impreciso, tomando en cuenta que el BCN no ha dicho de manera conclusiva si el PIB en el 2019 retrocedió 3.5 por ciento o si transitó por el escenario más pesimista estimado por Funides de un 5.4 y el Fondo Monetario Internacional lo sitúa en – 5.7 por ciento.

Es decir que en caso que la caída económica sea mayor que el 3.5 por ciento las empresas estarán en una posición más negativa de la que se tomó como referencia en la negociación del salario mínimo para hacer frente a esta nueva obligación en sus costos de operación.

“Pensamos hay consecuencias de este tipo de decisiones de política económico y tal vez no se están tomando hechos importantes que se debieron tomar en cuenta y que probablemente hubiesen conducido a la decisión de que probablemente no era el mejor momento para aumentar el salario mínimo y dado a que se va aumentar va haber consecuencias en términos de mayor despidos y de conseguir un empleo formal”, dijo.

El deterioro del poder de compra es una realidad

Pero hay una realidad irrefutable: la carestía de vida ha deteriorado el poder adquisitivo de los nicaragüenses. El economista Néstor Avendaño dice que aunque el ajuste es insuficiente y no recupera el poder adquisitivo perdido como consecuencia de dos años de recesión, al menos 160 mil trabajadores formales podrán gozar de una ligera mejora de un mercado de tres millones de personas trabajando, la mayoría en la informalidad.

“Ha habido deterioro del poder adquisitivo, de los salarios, y no solo mínimo, sino de todos los salarios en general, estos han permanecido congelados ante la situación crítica que tiene la economía desde el mes de octubre del año 2018 (en ese mes la economía cayó en recesión), esto implica un deterioro que se manifiesta junto con el desempleo y subempleo creciente en una menor demanda de bienes de consumo, y esa menor demanda de bienes de consumo empuja a las empresas a disminuir sus programas de producción”, explica Avendaño.

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“Es bastante probable que el resto de trabajadores en la escala salarial superior al mínimo real no vaya a recibir ajustes, recordemos que el Presupuesto General de la República tiene cero ajuste al personal este año, por lo tanto creo que ese cero por ciento seguirá en vigor para quienes ganan más del salario mínimo”, advierte.

Para el catedrático y economista Luis Murillo en Nicaragua se debe cambiar el criterio que se usa para decidir sobre el ajuste del salario mínimo, porque los parámetros usados en una economía en crecimiento no deben ser los mismos en una en recesión.

Además Murillo, que al igual que Avendaño creen que el ajuste era necesario, advirtió que cuando hay variante de salarios el efecto inmediato se sentirá en los precios del mercado, que es lo que se estaría con un ajuste de 2.63 por ciento que no cubrirá ni la inflación ni la devaluación.

La solución es política, no económica

Funides insistió en que si el origen del deterioro del poder adquisitivo se debió a un aumento drástico en la carga impositiva en los precios a los consumidores, para hacer frente a una caída de ingresos del Estado como consecuencia de una crisis política, entonces la solución debe ser política no con una de carácter económica que no alivia el deterioro de la calidad de vida de todos los trabajadores.

“Las pérdidas en el poder adquisitivo se están produciendo porque estamos en medio de una recesión y no podés combatir una recesión con un aumento en salario mínimo, no es la herramienta adecuada, hay otros mecanismos que se tienen que usar para combatir la recesión”, insiste Funides.

“El mercado laboral va a responder a esta medida, las empresas van a tomar sus decisiones sobre el empleo. No podés espera que un aumento del salario mínimo vaya a reparar el contexto desfavorable que existe en este momento tanto para el trabajador, las empresas y obviamente para los nicaragüenses” si el origen es político.

Economía Crisis en Nicaragua Mitrab salario mínimo archivo

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