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La psicóloga Estrella Lovo, del Observatorio contra el Acoso Callejero, considera que las situaciones que han enfrentado estas y otras mujeres en el país se deben a la impunidad que hay, la desinformación, así como la poca visibilización de los factores de riesgo que tienen las personas de todas las edades. LA PRENSA/Cortesía

A una la amenazaron con una navaja, a otra la hirieron con un clavo y a otra le tocaron la vulva: mujeres relatan la violencia y los abusos que sufren en Managua

En la última semana, Laura Rodríguez, Luz Belén Briones y Maria Gabriela Urbina fueron víctimas de ataques. Se armaron de valor y decidieron denunciarlo en redes sociales

Mientras Laura Rodríguez esperaba un bus, dos sujetos intentaron robarle y la lesionaron con un clavo. Cuando María Gabriela Urbina viajaba en taxi, un hombre se subió, la tocó y la amenazó para robarle. A Luz Belén Briones un hombre le tocó la vulva y las nalgas cuando se subía a un bus. Como ellas, hay más mujeres que han sido víctimas del acoso sexual callejero y la violencia machista. Algunas callan, pero otras deciden denunciarlo públicamente. 

María Gabriela Urbina, 26 años

“Cuando él saca la navaja yo le digo que no me toque, que le voy a dar lo que yo ando. Él me queda viendo de una manera super morbosa y me empieza a decir: No, vos cállate”, esa fue la amenaza que recibió María Gabriela Urbina, 26 años, quien fue víctima el pasado domingo 2 de febrero del ataque de un hombre que además de intentar robarle, la manoseó. Urbina dice que regresaba a su casa ubicada en Villa San Jacinto, en Managua. Eran casi las 9:00 de la noche y decidió no llamar a su taxista de confianza, pues consideró que estaba cerca y viajaba con una amiga. “El taxista pasó dejando a mi mejor amiga en la (colonia) 14 de septiembre y después agarró la calle de Rubenia, para venirme a dejar a mí”, cuenta. 

Mientras el taxista esperaba la luz verde en unos semáforos del sector de Jardines de Veracruz, la mujer relata que un hombre se subió al vehículo, en los asientos traseros donde ella iba, la empezó a tocar y la amenazó con una navaja. Asustada y con temor, Urbina le pidió al hombre que no le hiciera nada, que no la tocara, que le iba a entregar lo que andaba.  “Cuando me estaba tocando, yo traté de forcejear. El taxista se metió y le logró bajar el brazo que tenía la navaja y le logró dar dos golpes, yo igual le metí un golpe. Logró abrir (la puerta) y se bajó corriendo, en lo que él se va bajando, yo todavía le logro meter una patada, cae como de rodillas y se fue corriendo”, cuenta la mujer que denunció su ataque en las redes sociales.

El hombre que la atacó lo describe de tez morena, de aproximadamente 1.70 metros de altura con el pelo chirizo, ojos achinados y vellos en la quijada. “Me dijo un montón de obscenidades cuando me estaba tocando, me dijo que me callara. Me dijo: Vos te vas a bajar conmigo y me tocó  los pechos y me quiso meter las manos en mi partes íntimas, pero no lo dejé”, agrega. 

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Tras el ataque, el taxista llevó a Urbina hasta su casa. “Yo siento que no hay seguridad en las calles, no vas a ver a un policía, nadie que te puede ayudar”. “Tenemos que caminar prácticamente como locas, viendo para todos lados porque en cualquier momento, pasa cualquier cosa”. “Donde sea y como sea, estamos en peligro”, expresa. 

Así le quedó el cuello de María Gabriela tras la agresión que sufrió. LA PRENSA/Cortesía

Laura Rodríguez, 30 años

Un hora antes de que Urbina sufriera el ataque y lo denunciara en las redes sociales, Laura Rodríguez enfrentó una situación similar, pues fue víctima de un intento de robo en el sector de Acahualinca. Estaba en una parada de buses cuando se le acercó una muchacha pidiéndole ayuda porque un hombre la venía siguiendo.

“Yo, tratando de mantener la calma, agradeciendo que no estaba con mi hija, le dije que se calmara y que entre las dos podíamos solucionar el caso, que entre las dos podíamos con el hombre. En lo que yo volteó a ver para dónde venía el hombre, ella se hizo detrás de mí y me ensartó un clavo en el costado derecho, poco debajo de las costillas”, relata Rodríguez.

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Tras sacarse el clavo, la mujer se percató que el hombre, que en realidad pretendía robarle, estaba cerca. “Como yo soy maestra, andaba materiales de manualidades y andaba ese cuter y de hecho lo andaba muy a la mano porque recién había cortado unas bolsas. Lo saqué y empecé a dar refilones al aire, a ella le di en el brazo y me soltó. El hombre lo tenía justo encima y le rayé el pecho (…) Así me los pude quitar de encima”, cuenta.

Corrió una cuadra hasta que halló un taxi y se subió. “Solo andaba 15 córdobas para ese entonces. De hecho el taxista me trajo gratis a la casa, le conté lo que me pasó”, dice la mujer, quien fue a un centro de salud a que le limpiaran la herida y la vacunaran contra el tétano.

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La zona es bastante transitada por Rodríguez y nunca había experimentado una situación similar, sin embargo, ese día a las 7:02 de la noche no corrió con la misma suerte. “Mi primera reacción es que podemos esperar con el tipo de presidente que tenemos. Está desalojando La Modelo, soltando a los verdaderos delincuentes para meter presos a personas trabajadoras. Es triste que hasta las mismas mujeres se estén prestando a esto, a agredir a otras mujeres”, finaliza.

Luz Belén Briones Castillo, 20 años

La joven esperaba un bus junto a una amiga para regresar a su casa cuando un hombre le tocó la vulva y las nalgas en la parada de buses de la Universidad Centroamericana (UCA). El sujeto, según cuenta, las había perseguido desde el portón de la salida de la universidad hasta la parada. Su amiga se percató de la situación y se apartaron del hombre. 

“Yo no me había fijado en el hombre, fue como que lo ignoré completamente, pero mi amiga me apartó y me dijo: “ese hombre viene para donde nosotras”, pero pasó, nosotras nos quedamos esperando que llegara la ruta, estábamos platicando”, dice Briones. Minutos después, cuenta, el hombre se sentó cerca de donde estaban.

Cuando estaban en el tumulto de gente que quería subirse a la unidad de transporte, ella sintió “que alguien me mete una mano dentro de las piernas, como de la vulva hacia el trasero. Yo siento que alguien pasa la mano así, pero como había mucha gente, en el momento yo pensé que había sido mi amiga que me había empujado o algo. Yo la volteó a ver y le digo: “¿me tocaste?”, entonces ella me dice: “no, no te he tocado”. 

Fue entonces cuando vio al hombre pasando a su lado riéndose. “En ese momento me di cuenta que había sido él el que me había tocado”, relata la joven. 

Tras el ataque, Briones se subió al bus y sintió impotencia, quería llorar, pero no lograba. “Estaba como en shock. Todavía no asimilaba la situación. Ya cuando llegué a mi casa pude desahogarme más tranquila”. El hombre, según lo describe, era blanco, cabello castaño medio claro, de aproximadamente 1.60 metros.

“Es bastante injusto que nosotras las mujeres, jóvenes, niñas, tengamos que vivir esto porque no pasa lo mismo cuando un hombre es el que anda por la calle, tranquilo. Nosotras siempre tenemos que andar alerta (…) Deberíamos tener libre movilización sin estar pensando que cuando salimos tal vez no vamos a llegar en la noche en nuestras casas. No solo corremos el peligro de que nos roben o nos maten, porque antes de matarnos nos van a violar y nos van a torturar”, reclama Briones. 

Toman medidas

Las mujeres han tomado precauciones o continúan las que ya tenían tras el ataque del que fueron víctimas: Laura Rodríguez camina un lapicero para defenderse y no duda en actuar si vive otra situación de peligro.

La psicóloga Estrella Lovo, del Observatorio contra el Acoso Callejero, considera que las situaciones que han enfrentado estas y otras mujeres en el país se deben a la impunidad que hay, la desinformación, así como la poca visibilización de los factores de riesgo que tienen las personas de todas las edades. “Es una cuestión de ponernos alertas todos y todas, de reconocer la responsabilidad que tenemos como sociedad”, agrega.

Lovo reconoce que los nicaragüenses nos enfrentamos a un contexto violento. “Es real que hay falta de oportunidad en relación a espacios seguros a nivel macro, pero también es y debe ser considerado una respuesta necesaria desde las comunidades, desde las familias en la protección no solo individual, sino colectiva”.

Sobre las denuncias que realizaron las mujeres en redes sociales, Lovo asegura que les puede permitir a las demás mujeres y hombres crear conciencia, establecer lugares de riesgo, “visibilizar los focos donde puede ser un peligro y tomar acciones”, dice. También menciona sobre la importancia de nombrar los delitos con el término correcto.

Taxista amenaza a mujeres con violarlas, en Estelí

La situación de inseguridad para las mujeres se vive en todo el país. Este martes 04 de febrero, dos jóvenes denunciaron que el conductor del taxi en el que iban, junto a dos pasajeros más, las amenazaron con violarlas. Ambas reaccionaron inmediatamente y realizaron una videollamada a sus familiares para informarles lo que estaban viviendo.

El conductor del taxi ya había tomado otra ruta de la indicada por las víctimas, pero al ver la reacción de las mujeres, el taxista las dejó abandonadas en una calle de la ciudad de Estelí. 

Una de las jóvenes relató que, por el contexto que se vive en el país donde se han registrado otros casos de violaciones y asesinatos de jóvenes por parte de conductores de taxis, fue que decidió hacer la llamada.

La víctima describió al cadete como un tipo joven con tatuajes, moreno y que vestía camisola. A la vez dijo que pondría formal acusación en la delegación policial de Estelí, aunque reconoció que no lograron determinar el vehículo, porque estaban muy nerviosas y tenían miedo. 

Durante el mes de enero de 2020, se han reportado casos de robos, violaciones, acoso y abuso sexual, desapariciones y femicidios. El régimen de Daniel Ortega no ha tomado acciones para frenar la violencia que afecta en gran mayoría las mujeres en todo el país y continúa desplegando a decenas de oficiales de la Policía Orteguista en las rotondas y otros puntos.  

Inseguridad ciudadana en incremento

A criterio de la experta en seguridad pública, Elvira Cuadra, “la inseguridad ciudadana se ha incrementado desde el 2018 hasta la fecha en todo el país” y hace énfasis en los delitos comunes, entre ellos, los asaltos que han incrementado. Sobre los grupos vulnerables en este contexto de inseguridad, Cuadra explica que todos están expuestos, “pero hay ciertos grupos que son particularmente vulnerables, las mujeres se encuentran entre ellas, igual que las niñas y niños”.

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