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Leyman Benavides tras su victoria anoche en Panamá. LA PRENSA/CORTESÍA.

Leyman Benavides aplasta a la Araña Ortega y se convierte en el primer campeón Gold nicaragüense de la AMB

Leyman Benavides se impuso por decisión unánime. Los jueces marcaron 117-110, 117-110 y 118-109

Leyman Benavides ladró con vehemencia en Panamá. Su meta era salir del escalafón de los anónimos. Tan solo hace dos años ni él sabía que estaría postrado a las puertas de ser campeón mundial. Este viernes aplastó a Carlos “la arañita” Ortega en el festival de KO a Las Drogas ganando el cetro Gold de la AMB. Más volumen de golpeo, mejor técnica, mayor capacidad de asimilación, movimientos de cintura y una gran combinación de puños a los costados combinados al rostro le abrió el camino para su futuro por decisión unánime (117-110, 117-110 y 118-109). Conocido como “el Fénix” acaba de darle un nuevo giro a su carrera. El muchacho que superó un problema agudo en los riñones y que se dedica a ser ayudante de un recorrido escolar cuando no boxea, consiguió algo impensable: triunfar por aplastamiento en el país canalero.

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Ortega y Benavides tenían historias similares. No nacieron con la bendición de ser estrellas en el pugilismo. Ambos tenían una carrera de altibajos con seis derrotas cada uno, pero resucitaron para escalar en las clasificaciones de los organismos. Así que la pelea en la Arena Roberto Durán era una moneda al aire. Se internaron en la jaula. La Arañita buscando el cuerpo a la corta distancia y el Fénix tratando de aprovechar su extensión de brazos. “Voy a abrumarlo. Iré hacia delante para que se quede sin opciones desde temprano”, había indicado Benavides antes de partir. Cumplió su palabra, temprano le estalló la ceja, la herida en el rostro del canalero parecía la falla de San Andrés, sangraba constantemente y eso era la gasolina que alimentaba el fuego interior del nicaragüense.

Cuando el panameño hacía caer a Leyman a pelear en corto el muchacho del barrio Hialeah en Managua hacía uso de los upper cuts, era la primera línea de ataque a esa distancia. Su entrenador Sergio Quintana lo mandó a desgastar a Ortega. Benavides demostró asimilación recibiendo la izquierda en seco en varias ocasiones, pero el daño que él provocaba era mayor. Hacía jadear a los costados del cuerpo al oponente. Le estaba quitando vida, sus ganchos estaban siendo efectivos. Ya en el décimo asalto de la pelea no había mucho por discutir. Había un guerrero imponente sin tanta belleza boxística pero con mucha destrucción a su paso. Lo correcto era detener el combate, por el exceso de castigo para el local, no obstante, los panameños creen en el golpe de suerte y a eso apostaba. No apareció la sorpresa como a Lesther Fuentes cuando tenía en la bolsa el título mundial y el panameño Mauricio Martínez lo noqueó con una mano derecha salida de la tumba. Benavides firmó su propio futuro desde que madrugaba todos los días corriendo por las calles de Managua y entregándose por más de dos meses al gimnasio como si tuviera horario de oficinista.

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Benavides pasó a se de ser un púgil de reparto a uno principal. Hace dos años calló a todos cuando derrotó a Wilfredo Méndez, ahora campeón mundial, y volvió a golpear la mesa en Panamá. Este Fénix se está forjando su propio destino.

Deportes Leyman Benavides Pinolero Boxing archivo

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