“Había llegado la hora de demostrar, era nuestro objetivo número uno desde inicio de año, nos preparamos para ello”, fueron las palabras de Jacobo Castillo, capitán del equipo campeón de futbol en el torneo AASCA 2020, celebrado en Tegucigalpa, Honduras, la pasada semana. Y es que alcanzar el primer puesto en una competencia internacional nunca es fácil, ni para profesionales, lo cual demuestra el valor de lo logrado por los muchachos del Colegio San Agustín.
En el campeonato AASCA (Asociación de Colegios Americanos de Centroamérica) participaron nueve colegios de diferentes países de Centroamérica, divididos en tres grupos. Los nicaragüenses debieron clasificar primeros entre los suyos para llegar a las semifinales, fase que superaron sin problema doblegando a Panamá y así llegar al ansiado encuentro.
“La final fue un juego duro, además parejo, estábamos arriba 1-0 y en último minuto nos empataron”, nos cuenta el capitán Castillo. El decisivo partido era ante la Escuela Freedom de San Pedro Sula. Todo se decidiría en la tanda de penaltis, lo que para muchos es una lotería. Rodrigo Mántica, delantero del equipo pinolero, nos compartía el nivel de ansiedad con el cual afrontaron el momento decisivo: “Nunca nos va bien en tanda de penaltis, pero confiamos en nuestras capacidades y el ánimo que nos llegaba desde las gradas por parte del equipo femenino junto a nuestros padres de familia”.
Mántica, subcapitán del equipo del Colegio San Agustín, fue quien anotó el penalti que haría tocar el cielo a los juveniles, quienes ya habían alcanzado la gloria centroamericana en 2016, cuando ganaron el mismo torneo, siendo Nicaragua sede. “Compromiso en los entrenamientos, gimnasio y una buena dieta, además de la unión del equipo, fueron las claves para alzarnos con el primer lugar del torneo”, contaron ambos capitanes.
El equipo femenino
La categoría femenina también tendría lo suyo. Las juveniles entre 15 y 18 años, llegaban a Honduras como campeonas de la última liga colegial nacional, a finales del 2019. Sin embargo Cayetana Cifuentes y Paulina Solórzano, capitana y subcapitana, sabían la magnitud del desafío en tierras catrachas, gracias a sus cinco años consecutivos participando en dicho certamen.
Divididas en dos grupos de cuatro, las muchachas debían lograr los primeros dos puestos para avanzar a semifinales. A pesar de iniciar con el pie izquierdo, cayendo por la mínima ante las que finalizarían levantando el trofeo. Las nicas ganarían sus dos siguientes encuentros para conseguir su pase a la siguiente fase; las cual las emparejaría contra el Colegio Balboa de Panamá, donde caerían ante las canaleras.
“Eran muy buenas, controlaron el partido y nosotras cometimos errores que nos terminaron costando goles”, explicó Solórzano, portera del equipo.
La disputa del bronce llegó ante el Colegio Panamericano de Costa Rica, partido que se decidió también desde los once pasos. “Estábamos nerviosas, además de cansadas, sin embargo estuvimos cerca”, dijo Cifuentes, centro campista del equipo. Ambas capitanas recibieron reconocimientos individuales al final del torneo. Cayetana fue reconocida la jugadora más valiosa y su compañera Paulina recibió el premio revelación, ambas dentro de su equipo nicaragüense.