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Equivocada iniciativa opositora

Para que la esperanza de terminar pacíficamente con nuestra crisis sociopolítica mediante elecciones libres sea una realidad, debemos hacer todos los esfuerzos posibles para lograr la unidad opositora total, comprendiendo que el triunfo de la oposición en las próximas elecciones conducirá a un gobierno de características transitorias, pluripartidista e ideológicamente variado, con el común denominador y principal objetivo de restaurar el Estado de Derecho, la democracia, la independencia de los poderes del Estado, la libertad y la vigencia de todos los derechos humanos.

 No es momento para pretender que el partido o ideología de nuestra preferencia tome el poder o encabece el futuro gobierno. Ni mucho menos que las aspiraciones de liderazgo, o ser candidato a presidente, diputado, etc., sean la principal motivación, por legítimo que sea —porque legítimo es— tener aspiraciones. Pero está en juego algo más importante para el accionar político. 

 Ya tendremos cinco años para que los viejos partidos se renueven, reorganicen, unifiquen o desaparezcan. También para que surjan nuevos partidos o entre varios presenten nuevas opciones. Para que algunos liderazgos maduren y surjan nuevos. Pero, ahora no es el momento. Anteponer estas cosas a la unidad no es patriótico.

 La unidad de toda la oposición en una sola opción política es necesaria para ganar las próximas elecciones. Implica tolerancia, madurez, sacrificios y patriotismo. Sobre todo, amor a Nicaragua.  No sabemos qué se va a lograr en cuanto a las reformas electorales. Sin garantías de elecciones libres la oposición no deberá participar en ellas; pero, asumiendo que se van a lograr suficientes garantías, no sabemos si otras cosas deseables serán posibles de cambiar por ahora.

 Actualmente la ley no contempla una segunda vuelta. En las elecciones presidenciales gana simplemente el que obtenga más votos con cualquier porcentaje. Es posible que eso pueda cambiar, pero no es seguro. Por factores como este es necesaria la total unidad opositora. También porque el adversario es poderoso, tiene recursos de todo tipo y ya está haciendo lo posible para ganar. Incluso, intentar influir en la división opositora y planificar llamados a la abstención: dos armas fulminantes para acabar con nuestra esperanza.

 El Comunicado Conjunto sobre las reformas electorales, del 7 de febrero, firmado por la Alianza Cívica, CxL, PRD, Grupo Pro Reforma Electoral, PLC, Yátama, Cosep y UNAB, es una buena señal de que la unidad hacia una Concertación Nacional va por buen camino. Es lamentable la usencia de firmas del Partido Conservador y del Movimiento Campesino (aunque este último ratificó después su línea de unidad sin exclusiones).

Se ha estado anunciando la intención de formar una “Alianza de Centro Derecha” que, supuestamente, incluiría a los partidos liberales y conservadores, la empresa privada y los campesinos. ¡Equivocada iniciativa! Atenta contra la unidad que ya está lográndose con buenos avances y hasta ahora no pasa de ser una iniciativa de algunos dirigentes conservadores. Argumentan que la Alianza Cívica y la UNAB están llenas de sandinistas no orteguistas, principalmente del MRS. Eso es cierto; pero no justifica dividir la oposición. 

 La forma de impedir que un solo sector se aproveche para ponerse a la cabeza y dirigir el próximo gobierno, es participando en la gran Concertación (o Coalición) Nacional. Así, cada agrupación sería una entre tantas que formarían el nuevo gobierno democrático de transición. 

El autor es abogado y analista político.

Opinión Crisis en Nicaragua iniciativa opositora archivo
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