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Nicaragua, partidos políticos, CxL

El lento camino hacia la unidad

La historia del desenlace electoral de 1990, 1996 y 2001 nos enseña el camino y el resultado de las lecciones del 2006 nos muestra el camino que no se debe volver a recorrer

Como la gran mayoría de los nicaragüenses, soy un ferviente creyente que solo por medio de elecciones libres, transparentes y observadas, una alianza opositora amplia e incluyente, que aglutinará al 90 por ciento de la oposición nicaragüense podrá derrotar a Ortega y su partido sandinista en el 2021.

La historia del desenlace electoral de 1990, 1996 y 2001 nos enseña el camino y el resultado de las lecciones del 2006 nos muestra el camino que no se debe volver a recorrer. En este capítulo triste de nuestro breve respiro democrático, Ortega se alzó con el triunfo con apenas un 38 por ciento de los votos, mientras las dos corrientes liberales y los sandinistas renovados obtuvieron el 62 por ciento.

Como es bien sabido que los pueblos que no aprenden del pasado están condenados a repetirlo, vale la pena recordar que los votos por partido y candidato según el CSE fueron distribuidos así: Daniel Ortega Saavedra, FSLN 854,316 votos, equivalentes a 38.07 por ciento del total de votos válidos; Eduardo Montealegre, Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) 650,879 votos o sea un 29 por ciento; José Rizo, Partido Liberal Constitucionalista (PLC) 588,304 votos, equivalentes al 26.21 por ciento, y Edmundo Jarquín, Movimiento Renovador Sandinista (MRS) 144,596 o un 6.44 por ciento.

Este ultimo ejercicio matemático y la realidad que se impuso en las tres elecciones anteriores, donde prevaleció el fenómeno del “voto útil”, o sea la conciencia del elector antisandinista de no desperdiciar su voto votando en casillas “opositoras” pero que no tenían la más mínima posibilidad de triunfo, es lo que debe guiar nuestros pasos en los próximos comicios. Y si esa unidad se llega a concretar, ineludiblemente Ortega perderá el poder y tendrá que entregarlo, como le dijo Vidaurre a Jaime Bayly, porque con el nivel de observación internacional y toda el agua que ha pasado debajo del puente desde abril del 2018, no tendrá otras opciones, a como no las tuvo en 1990.

De Ortega podemos esperar que va a tratar de atomizar a la oposición, pero depende del sentido común de los que somos realmente opositores, si permitimos que eso suceda y no formamos un bloque o alianza opositora que marque un norte inequívoco para el “voto útil”.

Al final, el “voto útil” debe concentrarse alrededor de una casilla de un partido organizado y de reconocida e inequívoca trayectoria opositora; alrededor de un candidato, que con su carisma y visión sepa devolverle la esperanza al pueblo nicaragüense. Se han dado los primeros pasos positivos para forjar esa unidad, que no se debe forzar con fechas perentorias y camisas de fuerza. Se trata de los comunicados firmados recientemente por 4 partidos políticos y organizaciones civiles en donde se plasman las condiciones mínimas de reformas electorales para aceptar el reto.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

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