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Relevo generacional

La participación política de la juventud contra la dictadura, a partir de abril del 2018, ha maximizado el liderazgo de los jóvenes porque han pagado las más altas cuotas de cárcel, sacrificios y martirio. Algunos lo llaman relevo generacional y reclaman exclusividad juvenil de liderazgo.

Hay jóvenes que critican a los “viejos”, por haber permitido la catástrofe de país que heredaron. También los “viejos” de hoy, cuando eran jóvenes, criticaban a sus mayores por el país que recibían. Desafortunadamente para las dos generaciones la rebelión se convirtió en única opción. El esfuerzo para sentar las bases de un país mejor, sigue estando en el limbo.

Juventud se asocia con fuerza, valor y generosidad, pero no necesariamente con conocimiento, experiencia, honestidad y sabiduría. Eran jóvenes los sandinistas que tomaron el poder absoluto en 1979 y dejaron a Nicaragua en escombros después de acabar con los recursos, el capital humano y el destino de un país. También son jóvenes los paramilitares y sicarios del régimen que torturan y asesinan a otros jóvenes.

Algunos “viejos” de hoy, lucharon contra las dictaduras somocista y sandinista y siguen haciéndolo contra la tiranía actual, con valor e integridad. Igualmente eran “viejos” Violeta Chamorro y Enrique Bolaños, las únicas referencias democráticas en nuestra historia reciente. Por lo tanto es un disparate hablar de relevo generacional con monopolio juvenil de liderazgo. El liderazgo no depende la edad. Está asociado a la capacidad de hombres y mujeres que puedan motivar e inspirar a los demás con el ejemplo. De los líderes deberíamos exigir al menos tres elementos fundamentales: honradez a toda prueba a lo largo de su vida; valor para tomar decisiones en situaciones difíciles, e inteligencia y cultura para conocer los problemas del país que quieren dirigir.

Nicaragua necesita cambiar radicalmente y eso va más allá del cambio de nombres y edades en la conducción del Estado. La idea básica y profunda que tenemos que aceptar es que el país pertenece a todos los nicaragüenses y eso nos obliga a impedir que se convierta en patrimonio de políticos corruptos. Debemos insistir en un Proyecto de Nación que no se limite a documentos bien redactados, sino a compromisos graníticos, normativas severas y sanciones ejemplares para los violadores de los acuerdos y la confianza depositada en ellos. Jóvenes y “viejos” tienen un compromiso común: perfeccionar el pacto social y la justicia; terminar con la profunda y perniciosa desigualdad modificando las estructuras económicas y sociales; priorizar una revolución educativa que resalte los principios cívicos y morales hoy desaparecidos. En suma, refundar al país. Eso no lo pueden hacer los jóvenes sin los “viejos”, ni viceversa, pero es imprescindible excluir a políticos corruptos de todas las edades.

El autor es escritor y exdiplomático.

Opinión Crisis en Nicaragua relevo generacional unidad archivo
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