14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¿Habrá otro 25 de febrero?

Las elecciones del 25 de febrero de 1990 han sido uno de los hechos políticos más relevantes en la historia de Nicaragua, con trascendencia internacional.

Por su significación y consecuencias aquella elección fue un acontecimiento histórico. Guardando las diferencias, fue como el derrocamiento del somocismo y el triunfo de la revolución sandinista armada del 19 de julio de 1979; como la instauración de la dictadura de Anastasio Somoza García después del asesinato de Sandino ocurrido en 1934; como la restauración conservadora en 1909 y el triunfo de la revolución liberal en 1893.

Según los historiadores, un acontecimiento histórico es aquel evento que por su importancia y trascendencia queda registrado en la historia nacional, inclusive internacional.

Tal fue el caso de las elecciones del 25 de febrero de 1990, que no significaron solo la derrota electoral de Daniel Ortega y el partido FSLN, y la victoria en las urnas de doña Violeta Barrios de Chamorro y la Unión Nacional Opositora (UNO). Aquel hecho épico también representó el fin de la guerra civil causada por la revolución sandinista, y del enfrentamiento de Estados Unidos y la Unión Soviética en la Guerra Fría teniendo como escenario geopolítico el territorio de Nicaragua.

Además, las elecciones del 25 de febrero de 1990 fueron las primeras en las que una dictadura de orientación comunista y un partido totalitario arriesgaron el poder en elecciones y fueron derrotados y forzados a entregarlo pacíficamente. Aquel acontecimiento, inédito hasta entonces, repercutió en la lucha global de la democracia contra el totalitarismo en cualquiera de las diversas formas que ha adquirido para imponerse, sojuzgar a los pueblos y mantenerse en el poder.

Por razones que no es del caso comentar ahora, en Nicaragua la dictadura de signo totalitario se volvió a imponer en 2007, ya no por medio de la lucha armada sino por el mecanismo electoral, pero con el mismo dictador Daniel Ortega a la cabeza. La diferencia es que la dictadura ya no es de nueve comandantes sandinistas, sino bicéfala y familiar, de una pareja matrimonial que se apoya en un sórdido entramado de corrupción y represión.

Sin duda que las circunstancias actuales son distintas en muchos aspectos a las de 1990. Pero la dictadura en el fondo es la misma, pues todos los regímenes dictatoriales son básicamente iguales.

Por otra parte, aunque se dice que la historia solo se repite en forma de farsa o comedia, ¿por qué si la dictadura se ha podido repetir en Nicaragua, no se podría repetir también un fenómeno electoral liberador como el de 1990?

La verdad es que si hace 30 años se pudo vencer electoralmente a la dictadura sandinista, vale la pena intentarlo de nuevo en las actuales circunstancias. Para lo cual es indispensable comenzar por la formación de una amplia alianza parecida a la UNO de 1990. Una Coalición como la que será presentada formalmente hoy, en el trigésimo aniversario de la épica electoral del 25 de febrero de 1990.

Editorial 25 de febrero Crisis en Nicaragua UNO archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí