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¿Elecciones o fraude electoral?

Todos los nicaragüenses dentro y fuera del país estamos claros que ir a elecciones con Daniel Ortega a la cabeza del gobierno es un riesgo extremo que podría ser fatal para la lucha cívica. Los antecedentes nos dicen que tanto Venezuela como Bolivia se sometieron a esas elecciones y el fraude declaró ganador a los dictadores. Maduro que sigue ahí aferrado con uñas y dientes y Evo Morales que gracias a Dios huyó, si no allí estuviera dando más problemas a su gente. Como sabemos Ortega es más parecido a Maduro y seguramente seguirá su ejemplo, así que es necesario reflexionar al respecto.

Al parecer no aprendemos de la experiencia. Durante más de cuarenta años el sandinismo ha usado las mismas estrategias para mantener el control, usando cortinas de humo mientras prepara sus armas para obtener lo que quiere cueste lo que cueste. Mientras mantiene la atención en las luchas intestinas de la oposición, se prepara para mantener el control del Consejo Supremo Electoral. Sé que algunos políticos le restan importancia a las descaradas anomalías que existen en el padrón electoral, a la cedulación y sobre todo a la corrupción dentro del Consejo Supremo Electoral, aduciendo que en 1990 se enfrentaron y ganaron. Sin embargo, en el presente los avances tecnológicos aunados al trabajo de filigrana que ha realizado la izquierda a nivel mundial, durante todo este tiempo para perfeccionar el fraude, no deja duda que exponerse a ello sería demasiado riesgoso y como decimos en mi pueblo: “El que se quema con leche hasta la cuajada sopla”.

Un sueño en voz alta podría ser la formación de una Junta Temporal Electoral, que deje en suspenso el Poder y la Ley Electoral actual que todos sabemos es rechazado por la población. Esta Junta Temporal estaría vigente hasta la toma de posesión de las próximas autoridades electas por voto popular. Entre las funciones más importantes de dicha junta estaría la elaboración de un plan sencillo y sobre todo seguro para las elecciones.

Elaboración de un Reglamento Electoral que será la ley que rige el proceso electoral, que defina los derechos y las obligaciones de los electores así como las reglas a seguir por las organizaciones políticas a participar, además de armar la estructura electoral a nivel nacional, departamental, municipal, comarcal y de barrio, sin contaminación partidaria, además de asegurarse de la observación nacional e internacional. Y por último, aunque podría ser lo más importante, que proporcionen un documento supletorio a todos los ciudadanos nicaragüenses dentro y fuera del país, que será el único válido para votar.

Es un sueño, porque la mayoría de quienes se oponen a la dictadura están haciendo el juego al dictador en vez de pensar por sí mismos, aceptando que los errores se pagan con creces y que las nuevas generaciones esperan una nueva Nicaragua.

La autora es periodista, reside en Estados Unidos.

Opinión elecciones fraude electoral archivo
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