El 25 de febrero de 1990 las fuerzas democráticas nucleadas en la Unión Nacional Opositora (UNO), resultaron vencedoras en los comicios electorales contra el Frente Sandinista. 30 años más tarde se ha lanzado la Coalición Nacional.
La Coalición tiene como objetivo llevar a Nicaragua a la transición de la dictadura a la democracia, pero también de construir un país con libertad, justicia, seguridad, estabilidad, crecimiento económico y reducción de la pobreza. En fin se trata de sentar las bases de una república para todos sin exclusión alguna. La Coalición es un organismo cívico, cuyos miembros son portadores de legitimidad, luego de los acontecimientos del 18 de abril. Los partidos que se unan a ella, gozarán de ese beneficio al apostar por la unidad.
Formar una coalición es una tarea gigantesca, que se construye paciente y laboriosamente; no debemos desanimarnos ante las dificultades y los tropiezos que puedan darse, lo importante es haber dado el primer paso, y necesitará su tiempo de maduración. Los procesos unitarios son complejos, debido a la pluralidad de los sectores que participan, la diversidad de pensamientos, las formas organizativas a establecerse y los mecanismos de funcionamiento; por lo cual este esfuerzo debe verse en varias etapas: ya se ha iniciado con su conformación, le seguirán el fortalecimiento organizacional y programático y su consolidación como fuerza opositora.
En cada una de estas etapas hay muchas interrogantes que se irán definiendo sobre la marcha, dados los intereses particulares de quienes la componen, los cuales sería bueno se subordinen al interés general de la nación. Por la naturaleza democrática de la Coalición es normal que haya consensos, disensos y hasta rupturas, esto se vuelve más crítico cuando su nacimiento se produce en medio de una dictadura que tratará de dividirla, fragmentarla y ahogarla.
Ortega es un estratega militar entrenado para la guerra, vive de la guerra y no puede sobrevivir sin ella, ha hecho del partido sandinista un aparato militar, que junto con las fuerzas de seguridad se constituyen en comandos multiusos dispuestos a todo. Para él no hay adversarios, solo enemigos a ser neutralizados, si representan un peligro a su poder.
La unidad orgánica y proactiva es la condición para derrotar a este régimen, los discursos excluyentes y vanguardistas solo le favorecen. En tal sentido, se hace necesario que la Coalición impulse su fortalecimiento organizacional en los territorios. Integrarnos activamente y con determinación en sus diferentes expresiones que la conforman es un imperativo, si queremos alcanzar nuestra anhelada libertad.
Los retos de la Coalición son titánicos porque debe prevalecer en medio de la guerra desatada por Ortega y conducirnos a la paz y a la democracia.
El autor es Sociólogo