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Aquí estamos

Algunas personas esperaban que LA PRENSA, al menos en su versión en papel, no llegaría a su 94 aniversario. Muchas más temían, con toda razón, que eso pasara. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo impusieron durante 75 semanas un bloqueo implacable al suministro de materias primas con el propósito de matar por asfixia a este Diario que nació el 2 de marzo de 1926.

Para sobrevivir durante ese año y medio de bloqueo, LA PRENSA hizo, como se dice popularmente, “de tripas corazón”. Se redujo ostensiblemente el número de páginas. Cuando se acabaron las reservas de papel periódico se comenzaron a usar otros tipos de papel, y cuando ya no quedó más de nada en las reservas propias, se buscó en el mercado local, de resma en resma. A tal punto que se dejó de usar la Rotativa, y LA PRENSA pasó a imprimirse en imprenta plana, un proceso más lento, caro y engorroso.

Lo más doloroso, sin embargo, fue la obligada reducción del personal ante la imposibilidad de poder cubrir esos puestos con la mengua de los ingresos que devino de la crisis económica general del país, y de la asfixia particular que impuso sobre este Diario el régimen de Ortega.

Pero la crisis también aceleró el proceso de transformación de este Diario en el salto de su versión impresa a lo digital. La posibilidad de que cualquier día ya no hubiese más papel hizo que a lo interno de esta casa nos preparáramos para sobrevivir en el mundo digital. Por eso es que en el peor momento de la crisis dije con seguridad que este Diario iba a llegar a los 100 años, a pesar de sus enemigos.

O sea, LA PRENSA no solo es la “República de Papel” como dijo hace 46 años Pablo Antonio Cuadra en el artículo con que se abre la edición especial que publicamos hoy, sino que también está lista para ser la “República Digital” porque no es el papel el que la define sino, principalmente, el concepto de “República”, con todo lo que eso significa en términos de libertades y democracia.

La agresión de los Ortega Murillo es una más de la larga lista de agresiones que ha sufrido LA PRENSA desde sus mismos inicios. Ha sobrevivido a todas ellas. Aquí estamos. Pero no solo ha sobrevivido a sus enemigos, sino también a sus propios tiempos. Cuando ha tenido que cambiar, ha cambiado, conservando sí la esencia de esos valores con los que nació. Tan es así, que para este aniversario hemos publicado editoriales escritos hace 70 años, o artículos de hace medio siglo que parece fueron escritos para hoy.

Si LA PRENSA ha llegado hasta estos 94 años, longevidad que ningún otro medio de comunicación ha tenido en la historia de Nicaragua, es porque ha sabido adaptarse a los tiempos. Ya sucedió en 1948, cuando Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, tras regresar de México, asumió la codirección del Diario, y tomó distancia del modelo de periódico del Partido Conservador con que se le reconocía. Enfrentó a la dictadura somocista, apoyó a la naciente revolución pero, igualmente se desmarcó temprano cuando vio el derrotero marxista autoritario que tomaba.
Incluso enfrentó una “toma desde adentro”, cuando un grupo de trabajadores y algunos directivos simpatizantes del proyecto sandinista quisieron imponerle un rol de propaganda en apoyo a la revolución que le era totalmente ajeno a los principios morales y cristianos que siempre hemos mantenido y defendido. El resultado fue la división. De ahí salió El Nuevo Diario, con su periodismo de apoyo a la revolución, y quedó LA PRENSA, denunciando los abusos y defendiendo las libertades públicas.

En 1990, la que hasta ese momento era la presidenta de su Junta Directiva, doña Violeta Barrios de Chamorro, se convierte en Presidenta de la República, y se plantea un dilema a este Diario cuya esencia es informar con veracidad, fiscalizar el poder y defender las libertades ciudadanas. Se decidió ser independiente. Era la República funcionando.
No es que se denuncien las arbitrariedades del régimen de los Ortega Murillo por cálculo político o definición ideológica. No. Es porque en su esencia está denunciar los abusos e injusticias de cualquier tipo, y exigir un comportamiento democrático y transparente de sus gobernantes.

A pesar de algunos, y para celebración de muchos, aquí estamos. Porque LA PRENSA es sus lectores. Lo dijo mi hermano Pedro Joaquín Chamorro Cardenal hace 74 años: “No obedece consignas de nadie”. Podrá dejar de ser papel un día, pero no dejará de ser República.

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