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Venadito entre tu huerta

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: El tren de la unidad parece ir arrancando, pero no podemos negar que encuentra piedritas en el camino y que puede descarrilarse. Ojalá que no. ¿Será posible que solamente cuando estamos en grave peligro como en tiempos de los filibusteros de Walter, seamos capaces de unirnos para enfrentar juntos el peligro? ¿Acaso nuestros enconos y resentimientos son aún más grandes que aquellos de los timbucos y calandracas que lograron unir al siempre rebelde Máximo Jerez con el sosegado presidente don Tomás Martínez, liberal el primero, conservador el segundo, que parecían irreconciliables?

Actualmente la Alianza Cívica y la Unidad Azul y Blanco están haciendo esfuerzos para hacer una Coalición que pueda llevarnos a todos hacia una verdadera unidad pensando únicamente en la meta común: elecciones libres para derrocar al presidente Ortega, cuyas muertes y daños se han vuelto insoportables.

Quién sabe qué sino fatal nos impide unirnos y terminar con ese afán de nunca estar de acuerdo y estorbar todo intento de unidad. Se puede no estar de acuerdo, lo cual está en la naturaleza humana, pero cualquier pequeño desacuerdo no debe llevarnos a situaciones que puedan perjudicar grandemente la lucha por la libertad en nuestra nación. Algunos de los argumentos que se escuchan no son lo suficientemente valederos como para estorbar la marcha de la unidad opositora. “Que yo me salgo porque ahí está fulano que en los ochenta fue furibundo sandinista”, “Que yo quiero una unidad de gente democrática que no tenga cola que pisarle”. Esas son tonterías frente a la tragedia que vivimos, frente a las docenas de muertos cada mes en la Costa Caribe, frente a la persecución permanente de tanto guardia mara en las calles persiguiendo a quienes ya fueron excarcelados o a otros que quieren llevar de nuevo al Chipote.

Queridos compatriotas: La unidad no es para niños irreflexivos, ni es para gentes mezquinas, ni para aquellos que viven empeñados en escudriñar los defectos de los demás y no tienen tiempo de pensar en el dolor de las madres como las de Alvarito Conrado y tantas otras que sufren la ausencia de sus hijos asesinados por la dictadura. La unidad es para gente generosa y cristiana, para gente patriota que no teniendo armas de guerra ni intenciones de violencias armadas, quiere sentarse a forjar un plan unitario con sus compatriotas. La unidad es para almas grandes, para gentes con vocación de próceres de la patria, para gentes desinteresadas que no quieren que el país siga siendo caja chica de los gobiernos de turno. Simplemente queremos un cambio que nos coloque entre las naciones mas prósperas y honorables del mundo. ¿Será esto mucho pedir?

El autor es empresario radial, fue candidato a la Presidencia de Nicaragua

Opinión Crisis en Nicaragua Venadito entre tu huerta archivo
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