14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Estados Unidos: premio y presiones

La estudiante nicaragüense Amaya Coppens Zamora, ha sido honrada con el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje que otorga el Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) y fue establecido en 2007 por Condoleezza Rice, secretaria de Estado en el gobierno de George Bush hijo, para celebrar el Día Internacional de la Mujer.

Amaya, activista estudiantil y de la resistencia cívica a la dictadura de Nicaragua, recibió el premio junto a otras 11 mujeres de distintos países del mundo, de manos de la primera dama de los EE.UU., Melania Trump, quien dijo que se les entregaba esa distinción por su valor y sus “logros extraordinarios”.

Los logros y méritos de Amaya son ampliamente conocidos y admirados en Nicaragua e internacionalmente. Ella es una de las mujeres más corajudas y representativas de los estudiantes, la juventud, las mujeres y toda la ciudadanía nicaragüense que ha luchado y sigue luchando hasta el sacrificio por la recuperación de la libertad y la reconstrucción de la democracia. La misma Amaya, después de recibir el Premio en Washington, dijo que “es un reconocimiento para la lucha del pueblo nicaragüense, que a pesar de la represión sigue encontrando maneras de resistir”.

Pero también, aunque Amaya no lo dijera, el honroso premio que ella ha recibido personalmente es un reconocimiento a su madre, la señora Tamara Zamora, y a su padre, Federico Coppens, quienes la han respaldado abnegadamente en su lucha y ellos mismos han bregado sin descanso por la libertad de su hija en las dos ocasiones en que ha sido presa política de la dictadura, desde abril de 2018.

De manera significativa, al mismo tiempo que Amaya Coppens recibía el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, lo cual representa el respaldo del Gobierno de EE.UU. a la lucha del pueblo nicaragüense por la democracia, los senadores Ted Cruz, del Partido Republicano y Robert Menéndez, del Partido Demócrata, presentaron un proyecto de resolución del Senado para que pida al presidente Donald Trump que se apliquen plenamente a la dictadura de Daniel Ortega las sanciones establecidas en la Ley Nica Act.

Además, un día después el gobierno estadounidense dictó sanciones a la Policía Orteguista, y a tres de sus principales comisionados que se han destacado en la brutal represión de la dictadura contra los ciudadanos nicaragüenses que protestan pacíficamente.

Ortega y sus altos funcionarios de Relaciones Exteriores se han quejado internacionalmente de las sanciones y han pedido apoyo para que se las quiten. Pero Ortega no necesita ayuda de nadie para evitarlas. Las sanciones no son por capricho de ningún gobierno extranjero sino para persuadirlo a que cese la represión, que respete los derechos humanos, restablezca las libertades de los nicaragüenses y haga una reforma electoral sustantiva, como demanda la oposición, a fin de que las próximas elecciones en Nicaragua puedan ser libres, limpias y observadas nacional e internacionalmente.

Eso es lo único que debe hacer Ortega para que no haya más sanciones a su régimen y que no le sean aplicadas las que ya están aprobadas.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí