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Víctimas y victimarios

El victimario es aquella persona que le inflige un daño o perjuicio a otra, quien pasa a ser por oposición la víctima de la acción. Viene del latín victimarius, como se llamaba a los sirvientes de los antiguos sacerdotes gentiles, que encendía el fuego, ataba las víctimas al ara y las sujetaba en el caso del sacrificio.

Todos tenemos un ciclo de vida, nacemos y morimos, en el ínterin podemos llegar a ser víctimas sin que para eso tenga que ver nuestra voluntad, pero también podemos convertirnos en victimarios, en lo que sí definitivamente la voluntad y la conciencia juegan un papel importante. Me pregunto si esa conciencia profunda e íntima de cada quien es igual para todos o unos tienen menos o más. Intuyo que es igual, el ser humano es un ser de una enorme grandeza, con capacidad para reflexionar aquello que es correcto en relación con el obrar. Todos nacemos con una conciencia moral que muestra la rectitud ética del ser humano que a través del juicio racional es capaz de discernir aquella acción buena de aquella que no lo es.

Frente a este juego de la vida, de bandidos y ladrones, de víctimas y victimarios, sin temor a equivocarme puedo afirmar que desde nuestra infancia, cuando jugábamos a ser héroes y chavalos de las películas, todos elegimos y preferimos el papel de víctimas, pero no sin hacerle frente al victimario para que pague por sus fechorías. Ahora, dejando atrás nuestros sueños de chavalos, viviendo nuestra realidad, nos damos cuenta que nuestra única arma en contra del victimario, son las leyes y sobre todo la probidad, rectitud e imparcialidad de quienes la aplican, que son los únicos que pueden resarcirnos en nuestros derechos y dar a cada quien lo que le corresponda. Si esto nos falla, si las leyes no te protegen sino que por el contrario son los victimarios los que están protegidos contra ti porque la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces sí que está fallando nuestro contrato social, dejándonos sin alternativa y nuestra sociedad condenada.

Lo más importante de una sociedad es la justicia y desde luego quienes la administran, no concibo una justicia parcializada ni tampoco concibo que quienes la administren no lo hagan sin aquella íntima convicción de su conciencia a través del juicio racional de lo que está fallando es lo justo, sin que nadie o nada, más que su íntima reflexión, ni una proterva mano influya en su justa decisión; pues actuar en contrario es actuar en contra de su conciencia, que estoy seguro como todos somos y nacemos iguales, perturbará sus sueños, degradando con su actitud su propia grandeza humana. Convirtiéndose en un ser bajo que infringe un daño a alguien sin este merecerlo y además que confió y puso su vida, su libertad y sus bienes en manos de alguien que le inspiraba confianza por la toga e investidura que le envestía y de quien nunca esperó que lo convertiría en la víctima de su acción corrupta y antiética.

Prefiero seguir en mi vida con mis juegos de chavalos y seguir siendo víctima, pero combatiendo a los victimarios.

El autor es abogado, expresidente de AmCham

Opinión víctimas archivo
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