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Una semana impactante

La semana pasada dos acontecimientos sacudieron al mundo. Uno el colapso del precio del crudo. El otro —la peste del Covid-19— remonta a comienzos del año, pero hasta la semana pasada nos percatamos del riesgo mundial que implica.

En cuanto al petróleo, la Arabia Saudita decidió aumentar en un millón de barriles por día su producción del oro negro en represalia por no haber podido acordar con Rusia una reducción del bombeo de petróleo para forzar un alza en su precio mundial. Como consecuencia, su precio bajó de US$45 por barril el lunes a US$31 el viernes.

Con relación al Covid-19, a su inicio muchos creían que era una suerte de gripe “en esteroides¨ limitada al Lejano Oriente. También culpaban a los medios de exagerar sus consecuencias. ¡Se equivocaron! El Covid-19 se regó a 115 países. En Europa, Italia se convirtió en un foco magno; en el medio oriente Irán también, hasta el punto que su gobierno está construyendo extensas fosas para enterrar a los fallecidos. Y en Estados Unidos hay brotes en prácticamente todo el país.

Varias características del Covid-19 son preocupantes. Es tres veces más contagiosa que la gripe, hasta veinte veces más mortal y se propaga con más rapidez. En Italia, por ejemplo, había aproximadamente 15,100 casos el viernes, 11,250 de estos se detectaron en la última semana. En Irán había 10,100 casos, 6,600 de ellos desde la última semana. Y en Estados Unidos el número de casos es todavía bajo, 1,600. Pero está creciendo exponencialmente y el médico del Congreso estima que podría afectar hasta 150 millones personas.

La semana pasada la Organización Mundial de Salud declaró a la Covid-19 una pandemia, y diferentes países han tomado medidas duras para amortiguar su efecto. Estados Unidos, Guatemala y El Salvador, por ejemplo, han impuesto barreras a vuelos de ciertos países extranjeros. En Europa se ha prohibido que asistan espectadores a partidos de futbol. Estados Unidos canceló el campeonato nacional de baloncesto universitario al igual que los juegos de la NBA y de la liga profesional de hockey de hielo. Y las ligas mayores han cancelados sus juegos de pretemporada. En un plano más espiritual, muchos estados han cerrado sus iglesias y los Caballeros de Malta cancelaron su peregrinación anual a Lourdes.

La Covid-19 y el colapso del petróleo han desestabilizado a la economía mundial y podrían resultar en una recesión global en 2020. Lo vimos en la Bolsa de Nueva York que perdió el 20 % de su valor la semana pasada. ¡Esto representa una pérdida igual a US$11 trillones!

¿Qué efectos podría sentir Nicaragua? La caída del petróleo debería de beneficiarnos, en la medida que esta bonanza se traspase a los consumidores. Por otro lado, una recesión mundial podría golpear nuestras exportaciones y remesas y dañar aún más a nuestra averiada economía. Y cuando se den casos de la Covid-19 acá —y eso no tardará en ocurrir— podría ser devastador. Recordemos que somos un país pobre con una infraestructura de salud pequeña y frágil.

El autor fue director del Banco Mundial

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