Accidente
La teoría que más fuerza ha cobrado es la que plantea que el nuevo coronavirus pudo escapar del Laboratorio Nacional de Bioseguridad de China. Se trata de su único laboratorio nivel 4, en el que se realizan experimentos con microorganismos altamente patógenos y de fácil transmisión. Empezó a funcionar en enero de 2018 y se halla precisamente en Wuhan, la ciudad epicentro de la pandemia. Un estudio publicado el pasado 17 de marzo en la prestigiosa revista científica Nature afirma, sin embargo, que no existen razones para creer que el virus fue confeccionado o manipulado a propósito.
Pruebas de 2015
En noviembre de 2015 la Rai (Radiotelevisione Italiana) presentó un reportaje sobre un experimento de laboratorio realizado ese año por científicos chinos para crear un coronavirus quimérico y estudiarlo. El experimento fue real: se injertó “una proteína de superficie tomada de murciélagos en un virus que causa SARS derivado de ratones”, creando un “supervirus” capaz de afectar a los humanos. Para muchos amantes de las teorías conspirativas, el nuevo coronavirus nació ahí, como arma bioterrorista de China. Sin embargo, varios científicos italianos han afirmado que ese virus nada tiene que ver con el coronavirus actual, que es “100 por ciento natural”.
“Arma biológica” de EE.UU.
El 12 de marzo de 2020 Lijian Zhao, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, expresó esto en Twitter: “¿Podría ser el Ejército de los EE.UU. el que trajo la epidemia a Wuhan? ¡Sé transparente! ¡Estados Unidos nos debe una explicación!”. La acusación provocó una protesta del Departamento de Estado de EE.UU. y fue retomada por medios propagandistas de sus enemigos habituales: Irán, China y Rusia. Esta hipótesis también se estrelló con los estudios científicos que afirman que el virus no fue fabricado. Además, actualmente Estados Unidos es el nuevo epicentro de la pandemia de Covid-19.
Plan malévolo de Bill Gates
Circula también la teoría de que Bill Gates, el magnate de la informática, creó y patentó el coronavirus a través del laboratorio británico Pirbright Institute. Su objetivo habría sido obtener dinero de la venta de vacunas o, bien, perjudicar a Donald Trump de cara a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Falso. Lo que él financió fue la investigación de un virus que afecta a pequeños rumiantes. También se le ha vinculado con el Covid-19 porque en 2015 predijo con una lógica abrumadora que vendría una pandemia peor que la del ébola y que la humanidad no estaba lista para enfrentarla.
Sopa de murciélago
Se dice que el nuevo coronavirus se originó en una sopa de murciélago consumida en China; pero aunque los murciélagos están ciertamente implicados en la pandemia no hay evidencia de que la transmisión fue alimentaria, sino por contacto entre animales y humanos. De hecho, se cree que este virus saltó de los murciélagos a una especie animal aún no identificada que luego se lo pasó a los humanos. En la actualidad el principal sospechoso es el pangolín, el solitario mamífero más traficado del mundo, una especie en peligro crítico de extinción.
Otras “teorías”
Entre las innumerables teorías conspirativas sobre el origen del Covid-19 también se encuentran estas: es un “invento” de los medios para causar pánico; es una creación de las farmacéuticas para vender vacunas; está ocurriendo porque “los años bisiestos son malos” o porque este año termina en número 20; es una profecía de Nostradamus; es una conspiración china para dominar al mundo.